VEO SOMBRAS...
Veo sombra en los balcones
y una luz en la ventana,
siento miedo, no lo niego,
del vacío que me abraza.
Hay pasiones con negrura
que rezuman en las almas,
y hay tibieza en los suspirosos
que pronuncian las palabras.
Y esos gritos tan oscuros,
esas lágrimas veladas,
son el eco que ha quedado
polvoriento y en la nada.
Hay secretos que se esconden
y rumores que se escapan,
como gotas del rocío
esparcidas por la escarcha.
Veo sombras tras tus ojos
y una nube de nostalgia,
que perdura en tu pupila
como lágrima en el alba.
Yo no sé si las galernas
han rozado tus pestañas,
y si el lirio de los ríos
ha doblado sus espaldas.
Sólo sé lo que ahora veo
y es muy claro lo que falta,
la alegría de tus ojos
y ese canto en tu garganta.
Esa dulce melodía
con que ayer me regalabas,
y ese gesto de tus manos
saludando en la mañana.
Veo sombras retenidas
en la alcoba siempre clara,
y aquel vano, con su puerta,
que estremece traspasarla.
Un rumor corre en la calle,
como oveja descarriada,
relatando tu partida
hacia tierras muy lejanas.
Yo no sé si será cierto,
lo que cuentan y que hablan,
pero sé que estoy confuso
pues no escucho a la cigarra.
Esa voz tan melodiosa,
ese timbre de gitana,
ese son que estremecía
y animaba las jornadas.
"...Veo sombras sin sentido
y ligeras telarañas,
tengo miedo, lo confieso,
de perder tu voz amada..."
Rafael Sánchez Ortega ©
20/11/13
y una luz en la ventana,
siento miedo, no lo niego,
del vacío que me abraza.
Hay pasiones con negrura
que rezuman en las almas,
y hay tibieza en los suspirosos
que pronuncian las palabras.
Y esos gritos tan oscuros,
esas lágrimas veladas,
son el eco que ha quedado
polvoriento y en la nada.
Hay secretos que se esconden
y rumores que se escapan,
como gotas del rocío
esparcidas por la escarcha.
Veo sombras tras tus ojos
y una nube de nostalgia,
que perdura en tu pupila
como lágrima en el alba.
Yo no sé si las galernas
han rozado tus pestañas,
y si el lirio de los ríos
ha doblado sus espaldas.
Sólo sé lo que ahora veo
y es muy claro lo que falta,
la alegría de tus ojos
y ese canto en tu garganta.
Esa dulce melodía
con que ayer me regalabas,
y ese gesto de tus manos
saludando en la mañana.
Veo sombras retenidas
en la alcoba siempre clara,
y aquel vano, con su puerta,
que estremece traspasarla.
Un rumor corre en la calle,
como oveja descarriada,
relatando tu partida
hacia tierras muy lejanas.
Yo no sé si será cierto,
lo que cuentan y que hablan,
pero sé que estoy confuso
pues no escucho a la cigarra.
Esa voz tan melodiosa,
ese timbre de gitana,
ese son que estremecía
y animaba las jornadas.
"...Veo sombras sin sentido
y ligeras telarañas,
tengo miedo, lo confieso,
de perder tu voz amada..."
Rafael Sánchez Ortega ©
20/11/13
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