CREÍA QUE EL AMOR ESTABA MUERTO...
Creía que el amor estaba muerto
y es algo que florece en las esquinas,
que surge sin verbenas ni alharacas
y asoma en cada instante de la vida.
Se muestra cual florida primavera
que vuelve nuevamente renacida,
y toma los suspiros de las almas
cambiando sus temblores por sonrisas.
Es algo misterioso y fascinante,
un trozo de ilusión y una cerilla,
la magia que transforma los sentidos
del hombre que ha cerrado su hornacina.
Yo pienso que el amor está muy cerca
y llega a nuestro lado con la brisa,
nos besa y acaricia dulcemente
y luego nos alegra día a día.
Pero algo se confunde en el mensaje
y aviva los rescoldos de la envidia,
quizás porque los hombres, tan humanos
prefieran conformarse con mentiras.
Se miente por amor, sin darse cuenta,
y se hace por buscar una caricia,
quizás en ese juego de palabras
que todos los amantes necesitan.
Entonces se renuevan las pasiones
y brotan nuevamente margaritas,
las mismas que aceleran los latidos
de senos virginales que suspiran.
Bebemos el amor de otra manera,
quizás con esa gracia y esa chispa,
aquella rescatada de la infancia
y en niños que brillaban sus pupilas.
"...Creía que el amor estaba muerto
y debo confesar que me mentía,
tal vez para ocultar lo que ahora siente,
un pobre corazón a la deriva..."
Rafael Sánchez Ortega ©
02/02/14
y es algo que florece en las esquinas,
que surge sin verbenas ni alharacas
y asoma en cada instante de la vida.
Se muestra cual florida primavera
que vuelve nuevamente renacida,
y toma los suspiros de las almas
cambiando sus temblores por sonrisas.
Es algo misterioso y fascinante,
un trozo de ilusión y una cerilla,
la magia que transforma los sentidos
del hombre que ha cerrado su hornacina.
Yo pienso que el amor está muy cerca
y llega a nuestro lado con la brisa,
nos besa y acaricia dulcemente
y luego nos alegra día a día.
Pero algo se confunde en el mensaje
y aviva los rescoldos de la envidia,
quizás porque los hombres, tan humanos
prefieran conformarse con mentiras.
Se miente por amor, sin darse cuenta,
y se hace por buscar una caricia,
quizás en ese juego de palabras
que todos los amantes necesitan.
Entonces se renuevan las pasiones
y brotan nuevamente margaritas,
las mismas que aceleran los latidos
de senos virginales que suspiran.
Bebemos el amor de otra manera,
quizás con esa gracia y esa chispa,
aquella rescatada de la infancia
y en niños que brillaban sus pupilas.
"...Creía que el amor estaba muerto
y debo confesar que me mentía,
tal vez para ocultar lo que ahora siente,
un pobre corazón a la deriva..."
Rafael Sánchez Ortega ©
02/02/14
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