HOY TE VI...
Hoy te vi, cenicienta revoltosa,
y no estabas limpiando los cristales,
ni sacando las bolsas de basura,
ni esperando pareja para el baile,
Estabas en mitad de la alameda
contemplando ventanas y balcones,
y quizás con los sueños infantiles
persiguiendo las hadas de los bosques.
Desprendía belleza tu figura
y un olor de violetas y azahares;
en tus labios bailaba una sonrisa
y en tus ojos, sombríos, mil saudades.
Pero tú te fijaste en mi latido
y acudiste a mi lado, sin razones,
a buscar el rescoldo de unos besos
y de un tiempo perdido entre los hombres.
Hoy te vi, cenicienta de mi vida,
con tus ojos castaños inmortales,
y te vi con las pecas de tu rostro
pronunciando mi nombre por la calle.
Estabas, como siempre, tan hermosa,
que te vi nuevamente en otra noche,
en aquellos instantes, que recuerdo,
en un baile divino, hasta las doce.
Y después te esfumaste entre la nada
tras dejar un zapato para nadie,
el que yo recogí, pacientemente
y guardé con mis sueños en el aire.
Te busqué por los campos y senderos
y busqué como buscan los quijotes,
pero tú te alejaste de mi vida
recelando de amores y pasiones.
"...Hoy te vi, cenicienta tan hermosa,
y temblaron de nuevo los cristales,
se rompieron los muros de mi alma
para ir a tu lado en un instante..."
Rafael Sánchez Ortega ©
17/02/14
y no estabas limpiando los cristales,
ni sacando las bolsas de basura,
ni esperando pareja para el baile,
Estabas en mitad de la alameda
contemplando ventanas y balcones,
y quizás con los sueños infantiles
persiguiendo las hadas de los bosques.
Desprendía belleza tu figura
y un olor de violetas y azahares;
en tus labios bailaba una sonrisa
y en tus ojos, sombríos, mil saudades.
Pero tú te fijaste en mi latido
y acudiste a mi lado, sin razones,
a buscar el rescoldo de unos besos
y de un tiempo perdido entre los hombres.
Hoy te vi, cenicienta de mi vida,
con tus ojos castaños inmortales,
y te vi con las pecas de tu rostro
pronunciando mi nombre por la calle.
Estabas, como siempre, tan hermosa,
que te vi nuevamente en otra noche,
en aquellos instantes, que recuerdo,
en un baile divino, hasta las doce.
Y después te esfumaste entre la nada
tras dejar un zapato para nadie,
el que yo recogí, pacientemente
y guardé con mis sueños en el aire.
Te busqué por los campos y senderos
y busqué como buscan los quijotes,
pero tú te alejaste de mi vida
recelando de amores y pasiones.
"...Hoy te vi, cenicienta tan hermosa,
y temblaron de nuevo los cristales,
se rompieron los muros de mi alma
para ir a tu lado en un instante..."
Rafael Sánchez Ortega ©
17/02/14
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