LAS PALABRAS SE HAN QUEDADO...
Las palabras se han quedado
silenciosas y sumisas,
en el pecho jadeante
y en los labios que latían.
Tantos besos ignorados
retenían las caricias,
las pasiones y deseos
de las almas intranquilas.
Unas nubes envidiosas
daban sombra a las mejillas,
y lloraban quedamente
sus pestañas tan bonitas.
Por el arco de la iglesia
ascendían las hormigas,
procesión sin telarañas
en el tiempo retenidas.
Yo sentí tu cuerpo amado
y noté lo que pedía,
con el roce de mis labios
a los tuyos sin envidia.
Porque luego respondiste
y rozaste mi barbilla,
con tus dedos tan hermosos
que lograron mi sonrisa.
Ya sobraban las palabras
y también las fantasías,
en dos mundos diferentes
que se unían en la vida.
Fue por eso que, de pronto,
caminamos muy deprisa,
a un camino renovado
de ilusión en la campiña.
Y sonaron las campanas
y nacieron margaritas,
y volvieron primaveras
a las almas tan sencillas.
Es la magia de los bosques
de los años y los días,
que se mezcla, en los deseos,
con ardientes campanillas.
Nacen sueños sin pensarlo
y hay estrellas que titilan,
y se juntan en los cielos
los cometas con ardillas.
Siento envidia de la infancia
que se aleja y se termina,
pues quisiera retenerla
para siempre en mi cuartilla.
"...Las palabras se han quedado
nuevamente sorprendidas,
y guardaron el silencio
de gritar que te quería..."
Rafael Sánchez Ortega ©
31/01/14
silenciosas y sumisas,
en el pecho jadeante
y en los labios que latían.
Tantos besos ignorados
retenían las caricias,
las pasiones y deseos
de las almas intranquilas.
Unas nubes envidiosas
daban sombra a las mejillas,
y lloraban quedamente
sus pestañas tan bonitas.
Por el arco de la iglesia
ascendían las hormigas,
procesión sin telarañas
en el tiempo retenidas.
Yo sentí tu cuerpo amado
y noté lo que pedía,
con el roce de mis labios
a los tuyos sin envidia.
Porque luego respondiste
y rozaste mi barbilla,
con tus dedos tan hermosos
que lograron mi sonrisa.
Ya sobraban las palabras
y también las fantasías,
en dos mundos diferentes
que se unían en la vida.
Fue por eso que, de pronto,
caminamos muy deprisa,
a un camino renovado
de ilusión en la campiña.
Y sonaron las campanas
y nacieron margaritas,
y volvieron primaveras
a las almas tan sencillas.
Es la magia de los bosques
de los años y los días,
que se mezcla, en los deseos,
con ardientes campanillas.
Nacen sueños sin pensarlo
y hay estrellas que titilan,
y se juntan en los cielos
los cometas con ardillas.
Siento envidia de la infancia
que se aleja y se termina,
pues quisiera retenerla
para siempre en mi cuartilla.
"...Las palabras se han quedado
nuevamente sorprendidas,
y guardaron el silencio
de gritar que te quería..."
Rafael Sánchez Ortega ©
31/01/14
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