QUIZÁS LOS CAMPANARIOS...
Quizás los campanarios
se llenen de palomas
y puede que las plazas
se vistan con las hojas,
alfombras placenteras,
campanas primorosas,
que alegran los sentidos
al paso de las horas.
Las nubes soñolientas
se mezclan con las olas,
formando un horizonte
de mitos que transforman,
los días y las noches,
los sueños y las formas,
las risas placenteras
con llantos de la alondra.
Es fruto del otoño,
la música y la nota,
que escapa de los ojos
y labios que se rozan,
se besan y se buscan,
traspasan esa boca,
de labios infantiles
y muecas muy redondas.
Los barcas ya descansan
y apoyan bien su proa,
calientan las cubiertas,
dilatan las estopas,
las brumas se diluyen
y quedan por la popa,
los miedos y galernas
aceptan la derrota.
El cuadro es sugerente,
la vida es lo que importa,
un día y otro día
se pasan y deshojan,
se pliegan al destino,
se marcan y se cortan
y así se va el otoño
con grises y con sombras.
Atrás, los campanarios,
altivos bien se mojan,
con lluvias de los cielos
cual besos y sin rosas,
el campo soñoliento
se encoge entre sus formas,
"la tierra de los niños
que quieren ser palomas".
Rafael Sánchez Ortega ©
26/11/14
se llenen de palomas
y puede que las plazas
se vistan con las hojas,
alfombras placenteras,
campanas primorosas,
que alegran los sentidos
al paso de las horas.
Las nubes soñolientas
se mezclan con las olas,
formando un horizonte
de mitos que transforman,
los días y las noches,
los sueños y las formas,
las risas placenteras
con llantos de la alondra.
Es fruto del otoño,
la música y la nota,
que escapa de los ojos
y labios que se rozan,
se besan y se buscan,
traspasan esa boca,
de labios infantiles
y muecas muy redondas.
Los barcas ya descansan
y apoyan bien su proa,
calientan las cubiertas,
dilatan las estopas,
las brumas se diluyen
y quedan por la popa,
los miedos y galernas
aceptan la derrota.
El cuadro es sugerente,
la vida es lo que importa,
un día y otro día
se pasan y deshojan,
se pliegan al destino,
se marcan y se cortan
y así se va el otoño
con grises y con sombras.
Atrás, los campanarios,
altivos bien se mojan,
con lluvias de los cielos
cual besos y sin rosas,
el campo soñoliento
se encoge entre sus formas,
"la tierra de los niños
que quieren ser palomas".
Rafael Sánchez Ortega ©
26/11/14
HA LLEGADO EL OTOÑO...
Ha llegado el otoño
y se encoge la tierra,
con la lluvia del cielo
y jirones de niebla.
Es así, cada año,
y comienza la vuelta,
de los días sin nombre
que la mente recuerda.
Y es allí, junto al fuego,
donde prende la yesca,
donde avivan las llamas
y se estiran sus lenguas.
Porque entonces, las manos,
temblorosas que esperan,
se abrirán a ese fuego
y al calor de la hoguera.
Ha llegado el otoño
con la bruma y la niebla,
y la suave llovizna
que no acaba ni cesa.
Son los meses sombríos
de profundas tristezas,
de nostalgias que surgen
y recuerdos que llegan.
Porque un manto de sombras
oscurece con fuerza,
este mundo de sueños
y de risas traviesas.
Ya se encienden las luces
y se ven las estrellas,
más allá de los cielos
que suspiran y besan.
"...Ha llegado el otoño
y preciso que vengas,
con tu voz y sonrisa
primavera traviesa..."
Rafael Sánchez Ortega ©
25/11/14
y se encoge la tierra,
con la lluvia del cielo
y jirones de niebla.
Es así, cada año,
y comienza la vuelta,
de los días sin nombre
que la mente recuerda.
Y es allí, junto al fuego,
donde prende la yesca,
donde avivan las llamas
y se estiran sus lenguas.
Porque entonces, las manos,
temblorosas que esperan,
se abrirán a ese fuego
y al calor de la hoguera.
Ha llegado el otoño
con la bruma y la niebla,
y la suave llovizna
que no acaba ni cesa.
Son los meses sombríos
de profundas tristezas,
de nostalgias que surgen
y recuerdos que llegan.
Porque un manto de sombras
oscurece con fuerza,
este mundo de sueños
y de risas traviesas.
Ya se encienden las luces
y se ven las estrellas,
más allá de los cielos
que suspiran y besan.
"...Ha llegado el otoño
y preciso que vengas,
con tu voz y sonrisa
primavera traviesa..."
Rafael Sánchez Ortega ©
25/11/14
CUANDO FALTEN SONRISAS...
Cuando falten sonrisas en el mundo
buscaré por la noche a las estrellas,
y tendré la sonrisa de los cielos
y la brisa que llegue y me estremezca.
Supliré las canciones de unos labios
por el dulce rumor de las mareas,
y tendré el aroma inconfundible
del salitre que moja las arenas.
Cuando sienta sonrisas apagadas
y murmullos de gritos y peleas,
trataré de encontrar las ilusiones
de aquel niño elevando su cometa.
Lloraré, como lloran los cobardes,
restañando las lágrimas traviesas,
para ir hasta el mundo de los sueños
donde el niño y el hombre van de fiesta.
Cuando vea sonrisas agridulces
en los labios temblando de miseria,
trataré de llevarles mi palabra
con la paz y esperanza que desean.
Porque son esas manos temblorosas
las que piden limosna por las puertas,
las que buscan las rosas sin espinos
y también la caricia verdadera.
Cuando sienta sonrisas sin preguntas
sentiré que está cerca la respuesta,
el camino que lleva hasta los cielos
a través de los versos y poemas.
Es posible que llore nuevamente,
y mis ojos se cierren por la pena,
y hasta escuche canciones en las ramas
de gorriones y rimas que se alejan.
Porque es fácil perder las ilusiones
y también la sonrisa más sincera,
pero nunca abandones la alegría,
soñador de otros mundos, con tus letras.
Rafael Sánchez Ortega ©
24/11/14
buscaré por la noche a las estrellas,
y tendré la sonrisa de los cielos
y la brisa que llegue y me estremezca.
Supliré las canciones de unos labios
por el dulce rumor de las mareas,
y tendré el aroma inconfundible
del salitre que moja las arenas.
Cuando sienta sonrisas apagadas
y murmullos de gritos y peleas,
trataré de encontrar las ilusiones
de aquel niño elevando su cometa.
Lloraré, como lloran los cobardes,
restañando las lágrimas traviesas,
para ir hasta el mundo de los sueños
donde el niño y el hombre van de fiesta.
Cuando vea sonrisas agridulces
en los labios temblando de miseria,
trataré de llevarles mi palabra
con la paz y esperanza que desean.
Porque son esas manos temblorosas
las que piden limosna por las puertas,
las que buscan las rosas sin espinos
y también la caricia verdadera.
Cuando sienta sonrisas sin preguntas
sentiré que está cerca la respuesta,
el camino que lleva hasta los cielos
a través de los versos y poemas.
Es posible que llore nuevamente,
y mis ojos se cierren por la pena,
y hasta escuche canciones en las ramas
de gorriones y rimas que se alejan.
Porque es fácil perder las ilusiones
y también la sonrisa más sincera,
pero nunca abandones la alegría,
soñador de otros mundos, con tus letras.
Rafael Sánchez Ortega ©
24/11/14
SUPERO LAS BARRERAS Y EL DESTINO...
Supero las barreras y el destino
que impiden que me acerque hasta tu lado,
conservo tanto polvo del camino
que llego soñoliento y muy cansado.
Deseo que el nordeste vespertino
alivie los recuerdos y el pasado,
separe los rosales del espino
y entienda este presente comenzado.
"...Los sueños de una nueva primavera,
la página feliz de un nuevo día,
la copa que yo bebo lentamente..."
(Ya sé que la locura y la quimera,
desbordan la ilusión y la alegría,
y dejan calenturas en la mente)
Rafael Sánchez Ortega ©
23/11/14
que impiden que me acerque hasta tu lado,
conservo tanto polvo del camino
que llego soñoliento y muy cansado.
Deseo que el nordeste vespertino
alivie los recuerdos y el pasado,
separe los rosales del espino
y entienda este presente comenzado.
"...Los sueños de una nueva primavera,
la página feliz de un nuevo día,
la copa que yo bebo lentamente..."
(Ya sé que la locura y la quimera,
desbordan la ilusión y la alegría,
y dejan calenturas en la mente)
Rafael Sánchez Ortega ©
23/11/14
QUIZÁS...
Quizás, por eso mismo que ahora piensas
sonrío y me estremezco dulcemente.
Es fácil que hasta sobren las palabras
y basta con el soplo del nordeste.
Quizás la quintaesencia de la vida
ahogue las plegarias de los fieles,
y puede que los rezos tan queridos
se queden a los pies de los cipreses.
Es fácil que perduren los pecados
nacidos en el alba, desde oriente,
y sigan enraizados en los hombres,
surgiendo día a día, como siempre.
Ignoro los designios de los dioses
y busco mi destino entre la gente,
la tierra con el lodo y la ceniza
cubierta por el manto de la nieve.
Allí se manifiestan realidades
que surgen de una forma diferente,
las horas de los días y las noches
nos dejan malheridos y con fiebres.
Existe una esperanza colectiva
que alberga la cordura del demente,
un rayo de ilusión entre los cardos,
corona de utopía a tantas sienes.
Quizás por eso mismo me rebelo
y nacen estos versos en mi frente,
producto de una extraña calentura
preludio del tormento y de la muerte.
La muerte del espíritu sin nombre,
que escapa de las almas más alegres,
y vaga por senderos y cañadas
que llevan a los túneles y andenes.
Es fácil recurrir a los recuerdos
tratando de excusarse, en los vaivenes,
que surgen a lo largo de la vida
y amargan nuestra risa brevemente.
Rafael Sánchez Ortega ©
23/11/14
sonrío y me estremezco dulcemente.
Es fácil que hasta sobren las palabras
y basta con el soplo del nordeste.
Quizás la quintaesencia de la vida
ahogue las plegarias de los fieles,
y puede que los rezos tan queridos
se queden a los pies de los cipreses.
Es fácil que perduren los pecados
nacidos en el alba, desde oriente,
y sigan enraizados en los hombres,
surgiendo día a día, como siempre.
Ignoro los designios de los dioses
y busco mi destino entre la gente,
la tierra con el lodo y la ceniza
cubierta por el manto de la nieve.
Allí se manifiestan realidades
que surgen de una forma diferente,
las horas de los días y las noches
nos dejan malheridos y con fiebres.
Existe una esperanza colectiva
que alberga la cordura del demente,
un rayo de ilusión entre los cardos,
corona de utopía a tantas sienes.
Quizás por eso mismo me rebelo
y nacen estos versos en mi frente,
producto de una extraña calentura
preludio del tormento y de la muerte.
La muerte del espíritu sin nombre,
que escapa de las almas más alegres,
y vaga por senderos y cañadas
que llevan a los túneles y andenes.
Es fácil recurrir a los recuerdos
tratando de excusarse, en los vaivenes,
que surgen a lo largo de la vida
y amargan nuestra risa brevemente.
Rafael Sánchez Ortega ©
23/11/14
YO SÉ BIEN...
Yo sé bien que los árboles hablan
y susurran palabras de noche,
y hasta emiten suspiros velados
más allá, de las diez y las doce.
Y las sombras extienden su manto,
y susurran con ellas las voces,
de ese tul que oscurece los cielos
y que luego una estrella lo rompe.
Yo quisiera tener la batuta
del artista genial y de bronce,
con los astros arriba cantando,
y las olas del mar al redoble.
Bella orquesta de luz y gemidos,
con violines que sacan acordes,
y pianos sutiles de seda
que hasta Dios, y sus sueños, esconden.
Yo percibo la gracia sublime
de la magia que sale del bosque,
y se eleva a los cielos inmensos
con la brisa que llega del norte.
Es un rezo de amor a la vida
y es un canto de paz a los hombres,
una dulce plegaria a los muertos
de las ramas y troncos tan nobles.
Yo persigo la risa en tus labios,
cenicienta de lindos colores,
la que habitas en mí, y en mi pecho,
conduciendo estos pasos tan torpes.
Sin tu ayuda mis versos humildes
no tendrían sentido ni flores,
ni esa gracia sutil de tus ojos
trazarían mis manos veloces.
"...Es por eso que siento el susurro
y el candor de los árboles nobles,
esas voces que dicen "te quiero"
y en silencio musitan tu nombre..."
Rafael Sánchez Ortega ©
22/11/14
y susurran palabras de noche,
y hasta emiten suspiros velados
más allá, de las diez y las doce.
Y las sombras extienden su manto,
y susurran con ellas las voces,
de ese tul que oscurece los cielos
y que luego una estrella lo rompe.
Yo quisiera tener la batuta
del artista genial y de bronce,
con los astros arriba cantando,
y las olas del mar al redoble.
Bella orquesta de luz y gemidos,
con violines que sacan acordes,
y pianos sutiles de seda
que hasta Dios, y sus sueños, esconden.
Yo percibo la gracia sublime
de la magia que sale del bosque,
y se eleva a los cielos inmensos
con la brisa que llega del norte.
Es un rezo de amor a la vida
y es un canto de paz a los hombres,
una dulce plegaria a los muertos
de las ramas y troncos tan nobles.
Yo persigo la risa en tus labios,
cenicienta de lindos colores,
la que habitas en mí, y en mi pecho,
conduciendo estos pasos tan torpes.
Sin tu ayuda mis versos humildes
no tendrían sentido ni flores,
ni esa gracia sutil de tus ojos
trazarían mis manos veloces.
"...Es por eso que siento el susurro
y el candor de los árboles nobles,
esas voces que dicen "te quiero"
y en silencio musitan tu nombre..."
Rafael Sánchez Ortega ©
22/11/14
QUIERO...
Quiero contar los lunares
que tienes en tus espaldas,
y acariciarte los brazos,
las mejillas y tu cara.
Quiero sentir a tus dedos
recorrerme, sin palabras,
desde mi cuello a mis manos,
y mis caderas y nalgas.
Quiero llevarte al Olimpo
y traspasar las entradas,
que dan lugar a tus senos
y que palpitan y claman.
Quiero escuchar tus latidos
mientras paciente me abrazas,
y vas trazando senderos
por los canales del alma.
Quiero que grites conmigo,
y de mis manos no salgas,
cuando separe los muslos
para saciarte tus ansias.
Quiero que muerdas mis labios
y que me queme la lava,
de ese volcán que, en tus manos,
nace, palpita y estalla.
Quiero que sientas la gloria
y que no pienses en nada,
cuando te embriaguen mis besos
hasta alcanzar tus entrañas.
Quiero escalar las colinas
y coronar la batalla,
de la pasión y el deseo
que de los cuerpos emana.
"...Quiero mirarte a los ojos
y contemplar tu mirada,
para dormirme contigo
y despertarnos al alba..."
Rafael Sánchez Ortega ©
21/11/14
que tienes en tus espaldas,
y acariciarte los brazos,
las mejillas y tu cara.
Quiero sentir a tus dedos
recorrerme, sin palabras,
desde mi cuello a mis manos,
y mis caderas y nalgas.
Quiero llevarte al Olimpo
y traspasar las entradas,
que dan lugar a tus senos
y que palpitan y claman.
Quiero escuchar tus latidos
mientras paciente me abrazas,
y vas trazando senderos
por los canales del alma.
Quiero que grites conmigo,
y de mis manos no salgas,
cuando separe los muslos
para saciarte tus ansias.
Quiero que muerdas mis labios
y que me queme la lava,
de ese volcán que, en tus manos,
nace, palpita y estalla.
Quiero que sientas la gloria
y que no pienses en nada,
cuando te embriaguen mis besos
hasta alcanzar tus entrañas.
Quiero escalar las colinas
y coronar la batalla,
de la pasión y el deseo
que de los cuerpos emana.
"...Quiero mirarte a los ojos
y contemplar tu mirada,
para dormirme contigo
y despertarnos al alba..."
Rafael Sánchez Ortega ©
21/11/14
RECUERDO QUE HACE TIEMPO...
Recuerdo, que hace tiempo,
yo pude disfrutar de un viejo acordeón,
que con su música, y la paz, tan relajante,
que emitía, me embriagaba.
La música sonaba en el pasillo y el andén
que llevaba a la parada de los metros,
y lo hacía con pasión y sin descanso,
dejando melodías quinceañeras
y un dulce bamboleo de la mente
en la distancia.
De pronto distinguí, porque escuché,
que otro violín le acompañaba
dejando suaves notas en el aire
que llegaban al oído.
Era un dúo incomparable el que formaban
y trazaban en la mente y en los sueños,
con relieves y arabescos,
de una música sin nombre,
los perfectos instrumentos,
y unas manos que arrancaban de los mismos
mil suspiros y gemidos, entregándome sus sueños
y caricias.
No podía resistirme a tanto encanto
y temblaron mis pupilas complacidas.
Soñé con pajaritas de cristal
que creaban unas manos inocentes,
con preciosas mariposas de colores
que volaban sin descanso por mi vientre,
con las rimas y gorriones de la infancia
que escapaban de unos versos y un poema,
con resacas de una playa solitaria
que aguantaba los envites de las olas muy furiosas,
con las fuentes cantarinas de la aldea
que tomaban, sin descanso, unas lágrimas del cielo,
con el bosque solitario de los robles
y los elfos y las hadas que pisaban sus alfombras tan doradas,
con el tierno amanecer de las mañanas en el monte
y ese manto de rocío que cubría las praderas,
con la nieve que adornaba los tejados
y la forma caprichosa de la luz y del carámbano de hielo,
con la mano que pedía una limosna
en la puerta de una iglesia,
con el barco que rompía el horizonte
y lo hacía estremecerse en un segundo,
con el beso que se daban las estrellas
mientras yo las contemplaba con envidia,
con el junco tembloroso de la orilla
que vibraba como un niño abandonado,
con las olas que llegaban a la playa
y que, en ella, se estiraban y dormían,
con la calma y el susurro de la tierra
y el silencio sepulcral del campo santo,
con tus ojos y mis ojos que miraban a lo lejos
y buscaban ese mundo de ilusión y de utopía,
con tus manos y mis manos que se hacían mil novillos
y trazaban lo imposible,
con tus labios y mis labios, temblorosos e impacientes,
que jugaban a ser niños,
con tu abrazo y con mi abrazo, irreverente y tan nervioso,
siempre lleno de pasión y sentimientos
que querían ser eternos...
Y te amé, mi corazón, amé a ese mar
y a su tic-tac,
a ese latir apresurado que venía con las olas y resacas,
a ese mundo de emociones contrapuestas,
a ese encanto tan sublime de una música olvidada
y perdida en los andenes y pasillos.
Y perdí, sin darme cuenta, aquel vagón
del viejo metro que debía trasladarme
a la rutina del trabajo y de mi vida
para ir hasta tus brazos.
Rafael Sánchez Ortega ©
21/11/14
MARIPOSA ERRANTE...
Mariposa errante
que pasas y llegas,
batiendo tus alas
cual linda princesa.
No sabes de envidias,
tal vez de quimeras,
si acaso de sueños
y niñas traviesas.
Tú buscas las flores,
las dulces violetas,
las rosas tempranas
y el lirio que tiembla.
Y bailan tus alas
el vals que deseas,
la brisa te ayuda
con música eterna.
Mariposa errante
no seas coqueta,
ni seas liviana
llamando a la puerta.
Recorre despacio
el mundo y la tierra,
dejando sonrisas
por calles y sendas.
Embriaga a los hombres
y a niños acecha,
llevando con gracia
tu hermosa presencia.
No atrapes de día
la luz de la estrella,
ni vayas a bosque
buscando sirenas.
Mariposa errante
que vienes y dejas
la gracia divina
de tus alas tiernas.
Yo quiero el encanto,
y el embrujo que llevas,
y quiero tus besos
sutiles, de cerca.
Y quiero ir contigo
muy lejos, sin velas,
por mares bravíos
y verdes praderas.
Quizás algún día
yo alcance la estrella,
y lleve mis versos
a un nuevo poema.
"...Mariposa errante
que llegas y aneas,
mis sueños de plata
por toda respuesta..."
Rafael Sánchez Ortega ©
20/11/14
que pasas y llegas,
batiendo tus alas
cual linda princesa.
No sabes de envidias,
tal vez de quimeras,
si acaso de sueños
y niñas traviesas.
Tú buscas las flores,
las dulces violetas,
las rosas tempranas
y el lirio que tiembla.
Y bailan tus alas
el vals que deseas,
la brisa te ayuda
con música eterna.
Mariposa errante
no seas coqueta,
ni seas liviana
llamando a la puerta.
Recorre despacio
el mundo y la tierra,
dejando sonrisas
por calles y sendas.
Embriaga a los hombres
y a niños acecha,
llevando con gracia
tu hermosa presencia.
No atrapes de día
la luz de la estrella,
ni vayas a bosque
buscando sirenas.
Mariposa errante
que vienes y dejas
la gracia divina
de tus alas tiernas.
Yo quiero el encanto,
y el embrujo que llevas,
y quiero tus besos
sutiles, de cerca.
Y quiero ir contigo
muy lejos, sin velas,
por mares bravíos
y verdes praderas.
Quizás algún día
yo alcance la estrella,
y lleve mis versos
a un nuevo poema.
"...Mariposa errante
que llegas y aneas,
mis sueños de plata
por toda respuesta..."
Rafael Sánchez Ortega ©
20/11/14
DOS GAVIOTAS Y UN TEJADO...
Dos gaviotas y un tejado
me llamaron la atención,
allí estaban vigilantes
como reinas bajo el sol.
Dos gaviotas muy altivas
paseando con candor,
por las tejas de unas casas,
por alero y canalón.
Viejos sueños de la infancia
retenidos con primor,
en las almas y en los pechos
con suspiros y canción.
Así son las fantasías
de los niños sin reloj,
de los hombres y poetas
que se asoman al balcón.
Dos gaviotas primorosas,
viejos sueños y un tambor,
unas olas y una barca,
marineros en acción.
Hay salitre en los recuerdos,
hay rocío y un adiós,
unas nubes con dibujos
dejan besos y una flor.
Sin embargo, las gaviotas,
silenciosas en su voz,
se pasean altaneras
mientras grita el corazón.
No hacen caso de las gentes,
ellas quieren el rumor,
la caricia de las olas
y los besos del farol.
"...Dos gaviotas silenciosas,
un tejado para dos,
yo las miro, las saludo
y sonrío con humor..."
Rafael Sánchez Ortega ©
19/11/14
me llamaron la atención,
allí estaban vigilantes
como reinas bajo el sol.
Dos gaviotas muy altivas
paseando con candor,
por las tejas de unas casas,
por alero y canalón.
Viejos sueños de la infancia
retenidos con primor,
en las almas y en los pechos
con suspiros y canción.
Así son las fantasías
de los niños sin reloj,
de los hombres y poetas
que se asoman al balcón.
Dos gaviotas primorosas,
viejos sueños y un tambor,
unas olas y una barca,
marineros en acción.
Hay salitre en los recuerdos,
hay rocío y un adiós,
unas nubes con dibujos
dejan besos y una flor.
Sin embargo, las gaviotas,
silenciosas en su voz,
se pasean altaneras
mientras grita el corazón.
No hacen caso de las gentes,
ellas quieren el rumor,
la caricia de las olas
y los besos del farol.
"...Dos gaviotas silenciosas,
un tejado para dos,
yo las miro, las saludo
y sonrío con humor..."
Rafael Sánchez Ortega ©
19/11/14
HE MIRADO LA LUNA...
He mirado la luna
a través de tus ojos,
y he sentido sus rayos
como un beso y un soplo.
Ese beso furtivo
que es así como un robo,
que se mece y se anea
y se postra de hinojos.
Y es el soplo divino
que llegó silencioso,
tras la mano de nieve
que se alzó de los lodos.
Hoy la tierra sonríe
y yo miro curioso,
esa luna traviesa
y los ojos que adoro.
Porque quiero una estrella
y un suspiro redondo.
un cometa y su rima
con los versos de otoño.
Y es así mi deseo
que hasta miro ese pozo,
donde un cielo sin nombre
hoy se alza orgulloso.
Con la eterna negrura
de las noches de agosto,
yo recuerdo las rosas
del jardín misterioso.
Donde duerme la luna
y se baña su rostro,
en la tierna fontana
con su encanto sonoro.
Yo te busco y te sigo
a través del arroyo,
y en las lindas pupilas
de tus ojos preciosos.
"...He mirado la luna
con ternura y asombro,
y he besado sus labios,
corazón tan remoto..."
Rafael Sánchez Ortega ©
18/11/14
a través de tus ojos,
y he sentido sus rayos
como un beso y un soplo.
Ese beso furtivo
que es así como un robo,
que se mece y se anea
y se postra de hinojos.
Y es el soplo divino
que llegó silencioso,
tras la mano de nieve
que se alzó de los lodos.
Hoy la tierra sonríe
y yo miro curioso,
esa luna traviesa
y los ojos que adoro.
Porque quiero una estrella
y un suspiro redondo.
un cometa y su rima
con los versos de otoño.
Y es así mi deseo
que hasta miro ese pozo,
donde un cielo sin nombre
hoy se alza orgulloso.
Con la eterna negrura
de las noches de agosto,
yo recuerdo las rosas
del jardín misterioso.
Donde duerme la luna
y se baña su rostro,
en la tierna fontana
con su encanto sonoro.
Yo te busco y te sigo
a través del arroyo,
y en las lindas pupilas
de tus ojos preciosos.
"...He mirado la luna
con ternura y asombro,
y he besado sus labios,
corazón tan remoto..."
Rafael Sánchez Ortega ©
18/11/14
CRISTALES PARA UN ALMA DIFERENTE...
Cristales para un alma transparente,
reflejos de un pasado sin igual,
yo quiero esos suspiros retenidos
y el soplo de la brisa junto al mar.
Las algas aparecen por la playa
y dejan el aroma de la sal,
perfumes sugerentes de un otoño
que sigue su camino sin parar.
No sé si las sirenas han dormido
después de la resaca y temporal,
tampoco si los barcos hoy descansan
y duermen en la eterna bajamar.
Es fácil que tu mires a lo lejos
y busques la "bolita de cristal",
aquella de los sueños infantiles,
trazados con destreza singular.
Cristales que se forman en el pelo
y forman figuritas de fanal,
son pétalos de rosa desmigados
que tienen un encanto peculiar.
Yo busco los abrazos de las nubes
y quiero las quimeras del coral,
las dulces fantasías de los niños
que llevan a sus ojos a soñar.
Se buscan marineros de agua dulce
que tengan la mirada del zagal,
que corran y caminen por las olas
y entonen los poemas del juglar.
Se añoran los recuerdos cristalinos
surgidos del espacio celestial,
los mismos que cruzaron los gorriones
rimando con sus alas al volar.
"...Cristales que se forman en el pelo
y sueños que hay detrás del ventanal,
preludio de una música sin nombre,
y acordes, con caricias, para amar..."
Rafael Sánchez Ortega ©
17/11/14
reflejos de un pasado sin igual,
yo quiero esos suspiros retenidos
y el soplo de la brisa junto al mar.
Las algas aparecen por la playa
y dejan el aroma de la sal,
perfumes sugerentes de un otoño
que sigue su camino sin parar.
No sé si las sirenas han dormido
después de la resaca y temporal,
tampoco si los barcos hoy descansan
y duermen en la eterna bajamar.
Es fácil que tu mires a lo lejos
y busques la "bolita de cristal",
aquella de los sueños infantiles,
trazados con destreza singular.
Cristales que se forman en el pelo
y forman figuritas de fanal,
son pétalos de rosa desmigados
que tienen un encanto peculiar.
Yo busco los abrazos de las nubes
y quiero las quimeras del coral,
las dulces fantasías de los niños
que llevan a sus ojos a soñar.
Se buscan marineros de agua dulce
que tengan la mirada del zagal,
que corran y caminen por las olas
y entonen los poemas del juglar.
Se añoran los recuerdos cristalinos
surgidos del espacio celestial,
los mismos que cruzaron los gorriones
rimando con sus alas al volar.
"...Cristales que se forman en el pelo
y sueños que hay detrás del ventanal,
preludio de una música sin nombre,
y acordes, con caricias, para amar..."
Rafael Sánchez Ortega ©
17/11/14
ESPERO QUE EL DESCANSO...
Espero que el descanso
me ofrezca una sonrisa,
alivie mis temores
y venga un nuevo día.
Las letras atrasadas
ya están en sus casillas,
y esperan los lectores
que acudan a la cita.
Leyendas y relatos,
se juntan y palpitan,
se ofrecen a los ojos
del alma que suspira.
Y yo quedo tranquilo
después de esta vigilia,
por fin junté las letras
en una romería.
Diez cuadros extasiados
con uno de propina,
diez vientos, sin nordeste,
en busca de la brisa.
Y allí quedaron sueltos
los versos y las rimas,
los cuentos muy sensibles
con otros de sonrisas.
Formando carruseles
de forma divertida,
un mundo de palabras
y eterna fantasía.
Se admite el "sin sentido"
del alma que lo pida,
también el bricolaje
de plumas y de tintas.
"...Espero que el descanso
me lleve hasta la orilla,
de playas y de puertos
que ansíen poesía..."
Rafael Sánchez Ortega ©
16/11/14
me ofrezca una sonrisa,
alivie mis temores
y venga un nuevo día.
Las letras atrasadas
ya están en sus casillas,
y esperan los lectores
que acudan a la cita.
Leyendas y relatos,
se juntan y palpitan,
se ofrecen a los ojos
del alma que suspira.
Y yo quedo tranquilo
después de esta vigilia,
por fin junté las letras
en una romería.
Diez cuadros extasiados
con uno de propina,
diez vientos, sin nordeste,
en busca de la brisa.
Y allí quedaron sueltos
los versos y las rimas,
los cuentos muy sensibles
con otros de sonrisas.
Formando carruseles
de forma divertida,
un mundo de palabras
y eterna fantasía.
Se admite el "sin sentido"
del alma que lo pida,
también el bricolaje
de plumas y de tintas.
"...Espero que el descanso
me lleve hasta la orilla,
de playas y de puertos
que ansíen poesía..."
Rafael Sánchez Ortega ©
16/11/14
YO BUSCO...
Yo busco una metáfora sin nombre,
la rosa en esa punta de un espino,
la eterna sensación de la alegría,
del hombre con sonrisa de domingo.
Yo quiero que la música encantada
se escape con pasión de los vinilos,
y llegue hasta las almas tan sedientas
que esperan la caricia de sus trinos.
Yo busco por las calles las palabras,
aquellas que olvidaron los mendigos,
las frases del saludo y ¡buenos días!,
dejadas por las aves a los lirios.
Yo quiero ser el hombre que en sus letras
renueve un universo sin castillos,
y busque entre las piedras centenarias
aquellas que marcaron el destino.
Yo busco tras las olas horizontes
y restos de veleros y navíos,
los mismos que escaparon de los cuentos
que hablaban de piratas y marinos.
Yo quiero ser la sombra, que en el día,
mitigue el sofocón del sol altivo,
y lleve a las mejillas el saludo,
la brisa del nordeste tan salino.
Yo busco el santuario de las flores,
la rosa de brillante colorido,
el pétalo especial de la violeta
y el roce del jazmín en tus oídos.
Yo quiero construir un mundo nuevo
igual para los pobres y los ricos,
un mundo sin fronteras ni tabúes
y lleno de ilusión para los niños.
"...Senderos de metáforas sin nombre
buscadas a través de tantos siglos,
por hombres soñadores y poetas,
que hicieron con su andar, tantos caminos..."
Rafael Sánchez Ortega ©
15/11/14
la rosa en esa punta de un espino,
la eterna sensación de la alegría,
del hombre con sonrisa de domingo.
Yo quiero que la música encantada
se escape con pasión de los vinilos,
y llegue hasta las almas tan sedientas
que esperan la caricia de sus trinos.
Yo busco por las calles las palabras,
aquellas que olvidaron los mendigos,
las frases del saludo y ¡buenos días!,
dejadas por las aves a los lirios.
Yo quiero ser el hombre que en sus letras
renueve un universo sin castillos,
y busque entre las piedras centenarias
aquellas que marcaron el destino.
Yo busco tras las olas horizontes
y restos de veleros y navíos,
los mismos que escaparon de los cuentos
que hablaban de piratas y marinos.
Yo quiero ser la sombra, que en el día,
mitigue el sofocón del sol altivo,
y lleve a las mejillas el saludo,
la brisa del nordeste tan salino.
Yo busco el santuario de las flores,
la rosa de brillante colorido,
el pétalo especial de la violeta
y el roce del jazmín en tus oídos.
Yo quiero construir un mundo nuevo
igual para los pobres y los ricos,
un mundo sin fronteras ni tabúes
y lleno de ilusión para los niños.
"...Senderos de metáforas sin nombre
buscadas a través de tantos siglos,
por hombres soñadores y poetas,
que hicieron con su andar, tantos caminos..."
Rafael Sánchez Ortega ©
15/11/14
DE UN DÍA PARA OTRO...
De un día para otro las flores se marchitan
se vuelven mariposas y emprenden a volar,
se posan en el suelo con gracia y con soltura,
se duermen silenciosas y empiezan a soñar.
De un día para otro las lágrimas se secan,
se tornan girasoles que buscan un final,
son perlas desprendidas de un rostro entristecido
que busca en la distancia reflejos de cristal.
De un día para otro se apagan las sonrisas,
las caras se enmudecen y buscan la verdad,
no sé donde se ha ido la dulce mariposa
aquella que en mi pecho, gritaba libertad.
De un día para otro te fuiste para siempre,
marchando de mi lado sin capa ni antifaz,
quizás las margaritas quedaron olvidadas
los dedos en el aire sin pétalo y disfraz.
De un día para otro sentí como una flecha
cruzaba por mi pecho clavándose hasta atrás,
no sé si fue la noche, las sombras misteriosas,
palabras sin sentido que hicieron lo demás.
De un día para otro te fuiste de mi vida,
dejándome galernas y flecos de huracán,
no sé si habrá otro día, un rostro y una cara,
ni labios que a mis labios los busquen con afán.
De un día para otro la vida se me esfuma,
es viento y es susurro que vuela al más allá,
no veo ya tus ojos, ni tengo ya tus manos,
¿qué importa que los sueños no sean el maná?
Rafael Sánchez Ortega ©
14/11/14
se vuelven mariposas y emprenden a volar,
se posan en el suelo con gracia y con soltura,
se duermen silenciosas y empiezan a soñar.
De un día para otro las lágrimas se secan,
se tornan girasoles que buscan un final,
son perlas desprendidas de un rostro entristecido
que busca en la distancia reflejos de cristal.
De un día para otro se apagan las sonrisas,
las caras se enmudecen y buscan la verdad,
no sé donde se ha ido la dulce mariposa
aquella que en mi pecho, gritaba libertad.
De un día para otro te fuiste para siempre,
marchando de mi lado sin capa ni antifaz,
quizás las margaritas quedaron olvidadas
los dedos en el aire sin pétalo y disfraz.
De un día para otro sentí como una flecha
cruzaba por mi pecho clavándose hasta atrás,
no sé si fue la noche, las sombras misteriosas,
palabras sin sentido que hicieron lo demás.
De un día para otro te fuiste de mi vida,
dejándome galernas y flecos de huracán,
no sé si habrá otro día, un rostro y una cara,
ni labios que a mis labios los busquen con afán.
De un día para otro la vida se me esfuma,
es viento y es susurro que vuela al más allá,
no veo ya tus ojos, ni tengo ya tus manos,
¿qué importa que los sueños no sean el maná?
Rafael Sánchez Ortega ©
14/11/14
ME DUELE COMPROBAR QUE LAS ESTRELLAS...
Me duele comprobar que las estrellas
se quedan compungidas y en silencio,
es fácil que no piensen en el mundo
ni en dimes y en diretes del momento.
Más puede que enmudezcan doloridas
y aguanten el timón de tanto miedo,
son naves por los mares del destino
que rompen la quietud del firmamento.
Yo observo su silencio en la ribera,
y grito todo aquello en lo que pienso,
maldigo a las miserias y a la vida
que llevan sin querer hasta los celos.
No sé si las estrellas han llorado,
ni sé si dejan lágrimas los ciegos,
mas sé que los rosales dan las rosas
y en ellos hay espinos con sus versos.
Me duele comprobar que los poemas
son fuente de dolor y de tormento,
las letras primorosas se retuercen
y llegan a los ojos de los cuerdos.
Existen golondrinas en otoño
y robles con sus troncos muy espesos,
el bosque con las brumas y la niebla
se pierde entre las rimas y el misterio.
Ignoro si las hadas han salido
en busca de los niños de los cuentos,
y llevan en sus labios alegría
y el canto que desean los pequeños.
Los niños solo quieren carantoñas,
migajas del amor, con sentimientos,
que vengan de queridos corazones
y sean verdaderos y sinceros.
Me duele comprobar que algunos hombres
se pierden divagando con los sueños,
que llevan al vacío de las almas,
y buscan las estrellas sin saberlo.
Rafael Sánchez Ortega ©
13/11/14
se quedan compungidas y en silencio,
es fácil que no piensen en el mundo
ni en dimes y en diretes del momento.
Más puede que enmudezcan doloridas
y aguanten el timón de tanto miedo,
son naves por los mares del destino
que rompen la quietud del firmamento.
Yo observo su silencio en la ribera,
y grito todo aquello en lo que pienso,
maldigo a las miserias y a la vida
que llevan sin querer hasta los celos.
No sé si las estrellas han llorado,
ni sé si dejan lágrimas los ciegos,
mas sé que los rosales dan las rosas
y en ellos hay espinos con sus versos.
Me duele comprobar que los poemas
son fuente de dolor y de tormento,
las letras primorosas se retuercen
y llegan a los ojos de los cuerdos.
Existen golondrinas en otoño
y robles con sus troncos muy espesos,
el bosque con las brumas y la niebla
se pierde entre las rimas y el misterio.
Ignoro si las hadas han salido
en busca de los niños de los cuentos,
y llevan en sus labios alegría
y el canto que desean los pequeños.
Los niños solo quieren carantoñas,
migajas del amor, con sentimientos,
que vengan de queridos corazones
y sean verdaderos y sinceros.
Me duele comprobar que algunos hombres
se pierden divagando con los sueños,
que llevan al vacío de las almas,
y buscan las estrellas sin saberlo.
Rafael Sánchez Ortega ©
13/11/14
¡BUENOS DÍAS...!
¡Buenos días!, -me dijiste,
¡buenos días!, -respondí;
un saludo en la mañana
con cariño muy afín.
Dos palabras solamente,
y un encanto juvenil,
dos sonrisas en las almas
con sus pechos por latir.
Filigranas de los sueños,
palomitas de maíz
que florecen en los labios
como rimas sin pulir.
Porque todo es poesía
en el mundo tan sutil,
poesía son tus ojos
y ese fondo que es de añil.
Poesía son los bailes
con el vals de emperatriz,
y aquel lago de los cisnes
con su estampa tan gentil.
Chirimías y recuerdos
entre el griego y el latín;
hay abrazos y suspiros
en un mundo tan hostil.
Hoy las nubes blanquecinas
nos saludan, porque sí,
nos repiten: "buenos días"
y un adiós un tanto gris.
Poesía son las guerras,
no me canso en repetir,
las trincheras y la sangre,
y el disparo del fusil.
Poesía son los campos
removidos de raíz,
los arados y los hombres
que trabajan el país.
Y también los marineros
con sus cuerdas de violín,
y ese arpegio que en la pesca
hace al hombre más feliz.
¡Buenos días!, -yo le digo
a tu pelo de rubí,
a tus manos y a tus dedos,
que me intentan seducir.
"¡Buenos días, mi princesa!,
buenos días para ti",
aquí tienes mi poema
y estos versos de marfil".
"¡Buenos días, mi poeta!,
con tus versos para mí,
sabes bien cuanto te aprecio
y te leo hasta dormir".
Rafael Sánchez Ortega ©
12/11/14
¡buenos días!, -respondí;
un saludo en la mañana
con cariño muy afín.
Dos palabras solamente,
y un encanto juvenil,
dos sonrisas en las almas
con sus pechos por latir.
Filigranas de los sueños,
palomitas de maíz
que florecen en los labios
como rimas sin pulir.
Porque todo es poesía
en el mundo tan sutil,
poesía son tus ojos
y ese fondo que es de añil.
Poesía son los bailes
con el vals de emperatriz,
y aquel lago de los cisnes
con su estampa tan gentil.
Chirimías y recuerdos
entre el griego y el latín;
hay abrazos y suspiros
en un mundo tan hostil.
Hoy las nubes blanquecinas
nos saludan, porque sí,
nos repiten: "buenos días"
y un adiós un tanto gris.
Poesía son las guerras,
no me canso en repetir,
las trincheras y la sangre,
y el disparo del fusil.
Poesía son los campos
removidos de raíz,
los arados y los hombres
que trabajan el país.
Y también los marineros
con sus cuerdas de violín,
y ese arpegio que en la pesca
hace al hombre más feliz.
¡Buenos días!, -yo le digo
a tu pelo de rubí,
a tus manos y a tus dedos,
que me intentan seducir.
"¡Buenos días, mi princesa!,
buenos días para ti",
aquí tienes mi poema
y estos versos de marfil".
"¡Buenos días, mi poeta!,
con tus versos para mí,
sabes bien cuanto te aprecio
y te leo hasta dormir".
Rafael Sánchez Ortega ©
12/11/14
CON ESOS OJITOS LINDOS...
Con esos ojitos lindos
que ocultas bajo las gafas
vas repartiendo caricias
y canciones para el alma.
Vas ofreciendo, sin duda,
el abrazo en la distancia,
y el suspiro ilusionado
de tus labios que me llaman.
Que me dicen muchas cosas,
todas ellas, "sin palabras",
y me llevan a tus brazos
a buscarte entre la nada.
No hay testigos ni saudades
de otros tiempos y otras playas,
ni resacas y recuerdos
que salpiquen esta estampa.
Porque tú eres poesía,
y eres luz en la mañana,
la alegría de mis ojos
que amanecen con el alba.
Y eres ola de los mares,
remolino, con las algas,
terremoto de mi pecho
que persigue tu mirada.
Sigues siendo poesía
y ese verso que me falta,
la alegría de la noche
y la paz en la mañana.
Y es por eso que te digo
y susurro, como el agua,
que te quiero y que te amo
como "el río a la montaña".
"...A esos ojitos lindos,
tan traviesos que me abrazan,
yo los beso muy despacio
mientras entono una nana..."
Rafael Sánchez Ortega ©
11/11/14
que ocultas bajo las gafas
vas repartiendo caricias
y canciones para el alma.
Vas ofreciendo, sin duda,
el abrazo en la distancia,
y el suspiro ilusionado
de tus labios que me llaman.
Que me dicen muchas cosas,
todas ellas, "sin palabras",
y me llevan a tus brazos
a buscarte entre la nada.
No hay testigos ni saudades
de otros tiempos y otras playas,
ni resacas y recuerdos
que salpiquen esta estampa.
Porque tú eres poesía,
y eres luz en la mañana,
la alegría de mis ojos
que amanecen con el alba.
Y eres ola de los mares,
remolino, con las algas,
terremoto de mi pecho
que persigue tu mirada.
Sigues siendo poesía
y ese verso que me falta,
la alegría de la noche
y la paz en la mañana.
Y es por eso que te digo
y susurro, como el agua,
que te quiero y que te amo
como "el río a la montaña".
"...A esos ojitos lindos,
tan traviesos que me abrazan,
yo los beso muy despacio
mientras entono una nana..."
Rafael Sánchez Ortega ©
11/11/14
AÚN ME DUELE ESE CÁLIZ DE LA VIDA...
Aún me duele ese cáliz de la vida
que apuré de otros labios dulcemente
y recuerdo la tarde en que mi mente
se nubló para siempre entristecida.
Tengo aquí las secuelas, y la herida
del espino clavado cruelmente,
por la rosa soñada y diferente
que creí que era el fruto de la huida.
Un suspiro se escapa de mi pecho
y va a ti, corazón enamorado,
que le esperas con lágrimas saladas.
Quiero ser ese hombre, que en el lecho,
sea el niño, paciente y entregado,
que renueve tus brasas apagadas.
Rafael Sánchez Ortega ©
10/11/14
ME EXTRAÑA QUE LAS OLAS...
Me extraña que las olas no sigan sus dictados,
se muestren temerosas, vencidas bajo el manto
de un cielo azul celeste que ofrece mil abrazos;
desnudas y con miedo, las olas de que hablo,
ya van contra las rocas, rompiendo sin descanso.
Parecen mariposas que vuelan paso a paso,
marchando sin destino, a puertos nada claros,
su paso balbuceante, asombra al más cuitado,
que mira como pasan las olas de este cuadro,
imágenes sagradas de mares olvidados,
de playas misteriosas y tardes con ocasos,
suspiros que destilan las brisas y los faros,
nordestes de otros tiempos rozando los costados.
Parecen marionetas que muevan muchas manos,
galernas incipientes, preludios de un verano,
dormidas margaritas, que yacen por los prados.
Yo miro y las contemplo oculto bajo un árbol,
un pino silencioso, me presta su regazo,
y allí, bajo su sombra, las miro con descaro,
las miro y las remiro, desnudas avanzando,
sus rizos cantarinos espumas van dejando,
jirones de la niebla, que ofrecen mil retratos,
colinas sinuosas, que avanzan boca abajo,
perfiles y relieves de mares y de barcos.
Yo sueño en esta tarde y miro mis zapatos,
con puntas ya gastadas que piden ese cambio,
el cambio de las olas que llegan y reclamo,
la eterna poesía de mares y relatos,
la fuerza y el donaire de cuerdos y borrachos,
la olas tienen todo el reclamo de un teatro.
el cuadro sugerente, las teclas y el piano,
la magia de los bosques, los ríos y meandros,
las hadas y los elfos, que cruzan paso a paso,
y mientras, las sirenas, esperan con sus cantos,
y esperan a las olas, resacas y entusiasmos...
Yo miro simplemente y soy como un extraño,
un verso de una pluma, un niño que callado,
contempla así las olas, quizás desde otro plano,
el plano de los niños que sueñan con los hados
y un mundo diferente de amores inexactos,
con olas que se abrazan y playas junto a lagos,
eternas fantasías de niños delicados,
de almas que suspiran y salen de ese barro,
el barro de la tierra, el lodo del borracho,
quizás porque susurra el hombre enamorado,
que busca entre las olas la magia y el encanto.
Me gusta el sinsentido dejado en este rato,
con olas y poemas, con perros y bastardos,
vestidos de pìnguinos que caen por los barrancos
y aquellos, zalameros, que maullan como gatos.
No sé si he conseguido sonrisas a destajo,
si acaso una mirada lanzada con sarcasmo,
y un grito de protesta de un labio cabizbajo,
diciendo que se calle el loco del que hablo.
Así que me retiro y salgo de este cuarto,
eterno "sin sentido" con olas y con trastos.
Rafael Sánchez Ortega ©
06/11/14
se muestren temerosas, vencidas bajo el manto
de un cielo azul celeste que ofrece mil abrazos;
desnudas y con miedo, las olas de que hablo,
ya van contra las rocas, rompiendo sin descanso.
Parecen mariposas que vuelan paso a paso,
marchando sin destino, a puertos nada claros,
su paso balbuceante, asombra al más cuitado,
que mira como pasan las olas de este cuadro,
imágenes sagradas de mares olvidados,
de playas misteriosas y tardes con ocasos,
suspiros que destilan las brisas y los faros,
nordestes de otros tiempos rozando los costados.
Parecen marionetas que muevan muchas manos,
galernas incipientes, preludios de un verano,
dormidas margaritas, que yacen por los prados.
Yo miro y las contemplo oculto bajo un árbol,
un pino silencioso, me presta su regazo,
y allí, bajo su sombra, las miro con descaro,
las miro y las remiro, desnudas avanzando,
sus rizos cantarinos espumas van dejando,
jirones de la niebla, que ofrecen mil retratos,
colinas sinuosas, que avanzan boca abajo,
perfiles y relieves de mares y de barcos.
Yo sueño en esta tarde y miro mis zapatos,
con puntas ya gastadas que piden ese cambio,
el cambio de las olas que llegan y reclamo,
la eterna poesía de mares y relatos,
la fuerza y el donaire de cuerdos y borrachos,
la olas tienen todo el reclamo de un teatro.
el cuadro sugerente, las teclas y el piano,
la magia de los bosques, los ríos y meandros,
las hadas y los elfos, que cruzan paso a paso,
y mientras, las sirenas, esperan con sus cantos,
y esperan a las olas, resacas y entusiasmos...
Yo miro simplemente y soy como un extraño,
un verso de una pluma, un niño que callado,
contempla así las olas, quizás desde otro plano,
el plano de los niños que sueñan con los hados
y un mundo diferente de amores inexactos,
con olas que se abrazan y playas junto a lagos,
eternas fantasías de niños delicados,
de almas que suspiran y salen de ese barro,
el barro de la tierra, el lodo del borracho,
quizás porque susurra el hombre enamorado,
que busca entre las olas la magia y el encanto.
Me gusta el sinsentido dejado en este rato,
con olas y poemas, con perros y bastardos,
vestidos de pìnguinos que caen por los barrancos
y aquellos, zalameros, que maullan como gatos.
No sé si he conseguido sonrisas a destajo,
si acaso una mirada lanzada con sarcasmo,
y un grito de protesta de un labio cabizbajo,
diciendo que se calle el loco del que hablo.
Así que me retiro y salgo de este cuarto,
eterno "sin sentido" con olas y con trastos.
Rafael Sánchez Ortega ©
06/11/14
YACÍA DE COSTADO...
Yacía de costado,
tumbada por la arena,
los restos de una nave
que un día fue trainera.
Un cabo sustentaba
el sueño de la niebla,
y el grito del marino
ahogado en sus cuadernas.
La playa silenciosa
no sabe de estas penas,
ni sabe de susurros
con restos de leyendas.
Quizás tiene el salitre
que dejan las mareas,
quizás viejas canciones
dejadas por sirenas.
Los restos de la nave
pedían hoy clemencia,
quizás una mirada
y un verso en un poema.
Quizás un horizonte
lejano y ya sin huellas,
sin sombras y sin brisas
ni vientos de galernas.
Quizás solo el nordeste
que llega y bambolea,
las algas en la orilla
y el junco en la ribera.
Resquicios, y un pasado,
de imágenes inciertas,
marinos navegando
y esposas en la espera.
Las tablas que yo he visto
formaban esta escena,
con tétrico balance
del hombre y de la pesca.
Fragmentos y recuerdos
del niño que un día fuera,
con muchas sensaciones
vividas que me quedan.
Llamadas en la noche
gritando, puerta a puerta,
el nombre del marino
y el "¡ale!", por respuesta.
Es algo que pervive
y el alma lo recuerda,
fue parte de una vida
que anclada está en la tierra.
El muelle y la Cabaña,
el puerto y la Barquera,
quedaron, para siempre,
grabados a conciencia.
Por eso en esta hora
me vuelvo a la trainera,
la miro allí, en su lecho,
y busco a las estrellas.
¡Oh, nave primorosa
que fuiste tan señera,
doncella de los mares
con proa principesca!
Descansa aquí, en mi puerto,
y olvida ya tus penas,
mis versos hoy te arrullan
y ofrecen un poema.
Rafael Sánchez Ortega ©
08/11/14
tumbada por la arena,
los restos de una nave
que un día fue trainera.
Un cabo sustentaba
el sueño de la niebla,
y el grito del marino
ahogado en sus cuadernas.
La playa silenciosa
no sabe de estas penas,
ni sabe de susurros
con restos de leyendas.
Quizás tiene el salitre
que dejan las mareas,
quizás viejas canciones
dejadas por sirenas.
Los restos de la nave
pedían hoy clemencia,
quizás una mirada
y un verso en un poema.
Quizás un horizonte
lejano y ya sin huellas,
sin sombras y sin brisas
ni vientos de galernas.
Quizás solo el nordeste
que llega y bambolea,
las algas en la orilla
y el junco en la ribera.
Resquicios, y un pasado,
de imágenes inciertas,
marinos navegando
y esposas en la espera.
Las tablas que yo he visto
formaban esta escena,
con tétrico balance
del hombre y de la pesca.
Fragmentos y recuerdos
del niño que un día fuera,
con muchas sensaciones
vividas que me quedan.
Llamadas en la noche
gritando, puerta a puerta,
el nombre del marino
y el "¡ale!", por respuesta.
Es algo que pervive
y el alma lo recuerda,
fue parte de una vida
que anclada está en la tierra.
El muelle y la Cabaña,
el puerto y la Barquera,
quedaron, para siempre,
grabados a conciencia.
Por eso en esta hora
me vuelvo a la trainera,
la miro allí, en su lecho,
y busco a las estrellas.
¡Oh, nave primorosa
que fuiste tan señera,
doncella de los mares
con proa principesca!
Descansa aquí, en mi puerto,
y olvida ya tus penas,
mis versos hoy te arrullan
y ofrecen un poema.
Rafael Sánchez Ortega ©
08/11/14
REPARO CORAZONES...
Reparo corazones ya gastados,
decía aquel poeta a las estrellas,
reparo la sonrisa de los labios
y limpio telañaras y mil penas.
Ignoro los motivos que tenía
el hombre soñador de las mareas,
el niño que buscaba con sus manos
un mundo de emoción entre las letras.
Ignoro si era un hombre enamorado,
un simple trovador de las praderas,
el joven que buscaba mariposas
o el hombre que ha perdido la cabeza.
Por eso me sonrío, ante el recuerdo,
la voz que proclamaba aquella escena,
la mano que ofrecía mil caricias
del hombre soñador con sus poemas.
Reparo corazones solitarios,
decía y repetía en cada puerta,
ventanas que a su paso se cerraban
y sombras que acechaban tras las rejas.
Y el niño soñador e incomprendido
buscaba por los mares las sirenas,
las mismas que dejaron mil canciones
a Ulises, navegando en su trainera.
Los hados y las ninfas se confunden
formando confusión y polvaredas,
neblinas de pasados y recuerdos
con gracia y con ternura en sus esencias.
Pequeños surtidores que regaban
las nubes más oscuras y diversas,
llenando de emoción y de misterio
las almas soñadoras tan inquietas.
"...Reparo corazones malheridos,
decía aquel poeta, puerta a puerta,
ya saco los espinos de las rosas
y ofrezco la ilusión que tú deseas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
08/11/14
decía aquel poeta a las estrellas,
reparo la sonrisa de los labios
y limpio telañaras y mil penas.
Ignoro los motivos que tenía
el hombre soñador de las mareas,
el niño que buscaba con sus manos
un mundo de emoción entre las letras.
Ignoro si era un hombre enamorado,
un simple trovador de las praderas,
el joven que buscaba mariposas
o el hombre que ha perdido la cabeza.
Por eso me sonrío, ante el recuerdo,
la voz que proclamaba aquella escena,
la mano que ofrecía mil caricias
del hombre soñador con sus poemas.
Reparo corazones solitarios,
decía y repetía en cada puerta,
ventanas que a su paso se cerraban
y sombras que acechaban tras las rejas.
Y el niño soñador e incomprendido
buscaba por los mares las sirenas,
las mismas que dejaron mil canciones
a Ulises, navegando en su trainera.
Los hados y las ninfas se confunden
formando confusión y polvaredas,
neblinas de pasados y recuerdos
con gracia y con ternura en sus esencias.
Pequeños surtidores que regaban
las nubes más oscuras y diversas,
llenando de emoción y de misterio
las almas soñadoras tan inquietas.
"...Reparo corazones malheridos,
decía aquel poeta, puerta a puerta,
ya saco los espinos de las rosas
y ofrezco la ilusión que tú deseas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
08/11/14
AQUELLA VIEJA CASA...
Aquella vieja casa
y el porche polvoriento,
tenía el gran encanto
que dejan los recuerdos.
Los años transcurridos,
vividos sin remedio,
con hambres y penuria
y nubes a destiempo.
También con margaritas
proclives a los sueños,
y un poco de inocencia
con niños en sus juegos.
Miradas extendidas
buscando el firmamento,
pupilas soñadoras
llorando sin remedio.
Aquella vieja casa
guardaba mil secretos,
de voces y de risas
de miedos y de anhelos.
De miedos reprimidos
por culpa de los vientos,
tormentas y galernas
llegadas de muy lejos.
Anhelos y suspiros
salidos de los pechos,
susurros encantados
con magia y embeleso.
No sé lo que tenía
la casa que recreo,
quizás la bella estampa
de un cuadro soñoliento.
Aquella vieja casa
es todo lo que tengo,
de un tiempo y un pasado
marchito y ya muy lejos.
Quizás es como el alma
que sale de paseo,
desvanes con hollines
y otoños por los suelos.
Hay puertas con arañas,
baúles semi abiertos,
y libros apilados
que un día se leyeron.
También está la cuna,
la bici y el plumero,
formando así la magia
que tienen los recuerdos.
"...Aquella vieja casa
hoy viene aquí, a mis dedos,
renace en un poema
y vive entre mis versos..."
Rafael Sánchez Ortega ©
06/11/14
y el porche polvoriento,
tenía el gran encanto
que dejan los recuerdos.
Los años transcurridos,
vividos sin remedio,
con hambres y penuria
y nubes a destiempo.
También con margaritas
proclives a los sueños,
y un poco de inocencia
con niños en sus juegos.
Miradas extendidas
buscando el firmamento,
pupilas soñadoras
llorando sin remedio.
Aquella vieja casa
guardaba mil secretos,
de voces y de risas
de miedos y de anhelos.
De miedos reprimidos
por culpa de los vientos,
tormentas y galernas
llegadas de muy lejos.
Anhelos y suspiros
salidos de los pechos,
susurros encantados
con magia y embeleso.
No sé lo que tenía
la casa que recreo,
quizás la bella estampa
de un cuadro soñoliento.
Aquella vieja casa
es todo lo que tengo,
de un tiempo y un pasado
marchito y ya muy lejos.
Quizás es como el alma
que sale de paseo,
desvanes con hollines
y otoños por los suelos.
Hay puertas con arañas,
baúles semi abiertos,
y libros apilados
que un día se leyeron.
También está la cuna,
la bici y el plumero,
formando así la magia
que tienen los recuerdos.
"...Aquella vieja casa
hoy viene aquí, a mis dedos,
renace en un poema
y vive entre mis versos..."
Rafael Sánchez Ortega ©
06/11/14
HE PASADO UNA NOCHE EN SILENCIO...
He pasado una noche en silencio
y he mordido mis uñas despacio,
me faltaba tu amor y cariño
y también el sabor de tus labios.
Pero tuve que hacer filigranas
y mis ojos quedaron en blanco,
sin poder encontrar tus pupilas,
y los versos tan dulces y claros.
Esos versos que tanto he leído
con la gracia sutil y ese encanto,
que me dejan tus ojos azules
cuando miran los míos despacio.
Yo no sé los suspiros surgidos,
ni los otros con tintes robados,
que buscaron tus labios de fresa
para en ellos beber sin recato.
He pasado una noche en silencio
y he sentido el rumor de tu mano,
que llegaba a la mía, sin prisa,
y tomaba mis dedos templados.
Los llevaba temblando a tu seno
a sentir ese ardiente sagrario,
donde un pecho se excita y palpita
cuando hay otro que exclama "te amo"
Porque el alma precisa cariño
y extender ese puente preciado,
esa escala que suba a los cielos
y le deje el candor de su manto.
Ese verso sin rima ni ritmo,
ese dulce poema encantado,
el que abriga tu pecho en la noche
y me entregan tu voz y tus labios.
"...He pasado una noche en silencio
y he sentido mis ojos cansados,
al mirar como pasan las horas
y no ver de entregarte mi abrazo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
05/11/14
y he mordido mis uñas despacio,
me faltaba tu amor y cariño
y también el sabor de tus labios.
Pero tuve que hacer filigranas
y mis ojos quedaron en blanco,
sin poder encontrar tus pupilas,
y los versos tan dulces y claros.
Esos versos que tanto he leído
con la gracia sutil y ese encanto,
que me dejan tus ojos azules
cuando miran los míos despacio.
Yo no sé los suspiros surgidos,
ni los otros con tintes robados,
que buscaron tus labios de fresa
para en ellos beber sin recato.
He pasado una noche en silencio
y he sentido el rumor de tu mano,
que llegaba a la mía, sin prisa,
y tomaba mis dedos templados.
Los llevaba temblando a tu seno
a sentir ese ardiente sagrario,
donde un pecho se excita y palpita
cuando hay otro que exclama "te amo"
Porque el alma precisa cariño
y extender ese puente preciado,
esa escala que suba a los cielos
y le deje el candor de su manto.
Ese verso sin rima ni ritmo,
ese dulce poema encantado,
el que abriga tu pecho en la noche
y me entregan tu voz y tus labios.
"...He pasado una noche en silencio
y he sentido mis ojos cansados,
al mirar como pasan las horas
y no ver de entregarte mi abrazo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
05/11/14
TE BUSCO ENTRE LOS PLIEGUES DE LAS NUBES...
Te busco entre los pliegues de las nubes
y encuentro, en el otoño, tu mirada,
la misma que tenía Blanca Nieves
y ahora me mostraban tus pestañas.
La risa cantarina de tus labios,
la voz tan armoniosa y encantada,
llegaba con la brisa del oeste
quizás acompañada por un arpa.
Tus dedos me rozaban, sin saberlo,
borraban las arrugas de mi cara,
tomaban a mis besos de los labios
y raudos, a los tuyos, les llevaban.
Las aguas de noviembre se pararon,
dejando por las calles muchas charcas,
en ellas no flotaban los barquitos
del niño soñoliento que te amaba.
No sé si los gorriones con sus rimas,
volaron más allá de nuestras almas,
de pronto presentí, que tu cariño,
rompía las barreras y la nada.
Llegaba hasta mi lado impetuoso,
venía como llegan las resacas,
tan lleno de pasión y de deseo,
que hacía que mi sangre se alterara.
Entonces yo soñaba con tu abrazo,
rasgaba el manto gris de la distancia,
sentía los furores de la sangre
corriendo por mis venas desbordada.
Quería acariciarte con mis dedos,
robar tanta ternura que te embarga,
y luego desnudarte lentamente
en medio de un poema sin palabras...
"...Te busco entre los pliegues de las nubes,
a ti, mi cenicienta reencarnada,
te busca, y no lo niego, cada día,
el alma, de este niño, que te ama..."
Rafael Sánchez Ortega ©
04/11/14
y encuentro, en el otoño, tu mirada,
la misma que tenía Blanca Nieves
y ahora me mostraban tus pestañas.
La risa cantarina de tus labios,
la voz tan armoniosa y encantada,
llegaba con la brisa del oeste
quizás acompañada por un arpa.
Tus dedos me rozaban, sin saberlo,
borraban las arrugas de mi cara,
tomaban a mis besos de los labios
y raudos, a los tuyos, les llevaban.
Las aguas de noviembre se pararon,
dejando por las calles muchas charcas,
en ellas no flotaban los barquitos
del niño soñoliento que te amaba.
No sé si los gorriones con sus rimas,
volaron más allá de nuestras almas,
de pronto presentí, que tu cariño,
rompía las barreras y la nada.
Llegaba hasta mi lado impetuoso,
venía como llegan las resacas,
tan lleno de pasión y de deseo,
que hacía que mi sangre se alterara.
Entonces yo soñaba con tu abrazo,
rasgaba el manto gris de la distancia,
sentía los furores de la sangre
corriendo por mis venas desbordada.
Quería acariciarte con mis dedos,
robar tanta ternura que te embarga,
y luego desnudarte lentamente
en medio de un poema sin palabras...
"...Te busco entre los pliegues de las nubes,
a ti, mi cenicienta reencarnada,
te busca, y no lo niego, cada día,
el alma, de este niño, que te ama..."
Rafael Sánchez Ortega ©
04/11/14
NECESITO...
Necesito mi Amor tus caricias
y también ese abrazo sincero,
el que ofrecen tus manos traviesas
y me acercan sin más a tu pecho.
Porque tienen la gracia divina
y el temblor y pasión que deseo,
y me llevan a un mundo distinto
donde todo es más lindo y más bello.
Necesito que busquen mis ojos
esos ojos azules, serenos,
donde leo los tiernos poemas
que la luna dejó con sus besos.
Hoy restaño la lágrima amarga,
que rodó por tu rostro, con miedo,
y mis dedos recorren tu cara
y a tus labios pidiendo silencio.
Necesito tus manos de plata
para ir otra vez al paseo,
a embriagarnos de luz y de sombras,
y a escuchar el rumor de los vientos.
Porque llegan las olas furiosas
a la arena buscando su lecho,
y ese manto sutil y tranquilo
que la playa le ofrece a su ruego.
Necesito sentir tu palabra
y la voz que me diga "te quiero",
porque así sentiré tu sonrisa
y amaré con pasión y deseo.
Sonarán los violines y el arpa
reclamando las llamas y el fuego,
de esa nota que logra el encanto
y produce la magia en tu cuerpo.
"...Necesito mi Amor tus caricias
y el encanto que dejan tus dedos,
al cerrar a mis ojos cansados
y lograr que rescate mis sueños..."
Rafael Sánchez Ortega ©
03/11/14
y también ese abrazo sincero,
el que ofrecen tus manos traviesas
y me acercan sin más a tu pecho.
Porque tienen la gracia divina
y el temblor y pasión que deseo,
y me llevan a un mundo distinto
donde todo es más lindo y más bello.
Necesito que busquen mis ojos
esos ojos azules, serenos,
donde leo los tiernos poemas
que la luna dejó con sus besos.
Hoy restaño la lágrima amarga,
que rodó por tu rostro, con miedo,
y mis dedos recorren tu cara
y a tus labios pidiendo silencio.
Necesito tus manos de plata
para ir otra vez al paseo,
a embriagarnos de luz y de sombras,
y a escuchar el rumor de los vientos.
Porque llegan las olas furiosas
a la arena buscando su lecho,
y ese manto sutil y tranquilo
que la playa le ofrece a su ruego.
Necesito sentir tu palabra
y la voz que me diga "te quiero",
porque así sentiré tu sonrisa
y amaré con pasión y deseo.
Sonarán los violines y el arpa
reclamando las llamas y el fuego,
de esa nota que logra el encanto
y produce la magia en tu cuerpo.
"...Necesito mi Amor tus caricias
y el encanto que dejan tus dedos,
al cerrar a mis ojos cansados
y lograr que rescate mis sueños..."
Rafael Sánchez Ortega ©
03/11/14
SI UN DÍA TE DESPIERTAS Y ESTÁS SOLO...
Si un día te despiertas y estás solo
y buscas ese abrazo que no encuentras,
recuerda que la vida es un suspiro,
un sueño y realidad, de lo que piensas.
Recuerda que amaneces, de mañana,
y puede que esté cerca la presencia,
del cuerpo que te ama tembloroso
y buscas a tu lado en su inocencia.
Es fácil que esté cerca, en la ventana,
mirando el horizonte tan violeta,
que cambia de color cada segundo
tomando ese café que le despeja.
No temas que se aleje de tu lado
sin antes recordarte la promesa,
aquella que dejaste en sus oídos
hablando con la luna y las estrellas.
En ella susurrabas que le amabas,
y así te desnudabas con presteza,
dejabas a tu alma entre sus manos,
temblando y suplicando mil ofrendas.
Recuerda aquel momento tan hermoso
y olvida tantas brumas y tristezas,
rescata la ilusión y la alegría
y siente la dulzura de las fresas.
Si quieres, retrocede en el pasado
y acércate hasta el lecho de violetas,
abraza y acaricia la figura
que anoche te extenuó sin darte cuenta.
No dejes que despierten las legañas
y empiecen las preguntas sin respuesta,
prosigue con tu abrazo de la noche
y sigue con tus sueños y poemas.
"...Si un día te despiertas y estás solo,
no tiembles corazón, tampoco temas,
percibe ese café en el labio amado
y el dulce colacao, que a ti te espera..."
Rafael Sánchez Ortega ©
02/11/14
y buscas ese abrazo que no encuentras,
recuerda que la vida es un suspiro,
un sueño y realidad, de lo que piensas.
Recuerda que amaneces, de mañana,
y puede que esté cerca la presencia,
del cuerpo que te ama tembloroso
y buscas a tu lado en su inocencia.
Es fácil que esté cerca, en la ventana,
mirando el horizonte tan violeta,
que cambia de color cada segundo
tomando ese café que le despeja.
No temas que se aleje de tu lado
sin antes recordarte la promesa,
aquella que dejaste en sus oídos
hablando con la luna y las estrellas.
En ella susurrabas que le amabas,
y así te desnudabas con presteza,
dejabas a tu alma entre sus manos,
temblando y suplicando mil ofrendas.
Recuerda aquel momento tan hermoso
y olvida tantas brumas y tristezas,
rescata la ilusión y la alegría
y siente la dulzura de las fresas.
Si quieres, retrocede en el pasado
y acércate hasta el lecho de violetas,
abraza y acaricia la figura
que anoche te extenuó sin darte cuenta.
No dejes que despierten las legañas
y empiecen las preguntas sin respuesta,
prosigue con tu abrazo de la noche
y sigue con tus sueños y poemas.
"...Si un día te despiertas y estás solo,
no tiembles corazón, tampoco temas,
percibe ese café en el labio amado
y el dulce colacao, que a ti te espera..."
Rafael Sánchez Ortega ©
02/11/14
HA LLEGADO, DE NUEVO, LA LLUVIA...
Ha llegado, de nuevo, la lluvia
a mojar, sin querer, los cristales,
a dejarnos las gotas divinas
con caricias y besos muy suaves.
Buscaré por la noche, en tus ojos,
esa música azul de los ángeles,
y a la vez cerraré mis pupilas
para ir a soñar sin saudades.
Yo no quiero recuerdos extraños
ni caricias prestadas de nadie,
solo quiero mi niña tus labios
y esos besos robados al aire.
Porque quiero tus labios de seda,
los suspiros del pecho que arde,
la sonrisa que asoma a tu boca
y el temblor de tu pecho admirable.
Ha llegado, de nuevo, la lluvia
a calmar el ardor de mi sangre,
a cubrir de frescura las almas
que susurran, despiertan y nacen.
Porque el agua que baja del cielo,
de esa nube tan gris y tan grande,
es aquella que mandan los dioses
como un llanto sutil para el hambre.
Se consuelan así, corazones,
y también muchos pechos cobardes,
pero calman la sed de la tierra
y del niño sediento en la calle.
Porque el niño no sabe de amores,
y tampoco de extraños romances,
solo sabe mirar a los ojos
y buscar otros ojos que hablen.
Que le digan que sí, que la lluvia,
ha empapado al cometa gigante,
con su abrazo gentil de los sueños
en un tierno rincón, con los ángeles.
Rafael Sánchez Ortega ©
01/11/14
a mojar, sin querer, los cristales,
a dejarnos las gotas divinas
con caricias y besos muy suaves.
Buscaré por la noche, en tus ojos,
esa música azul de los ángeles,
y a la vez cerraré mis pupilas
para ir a soñar sin saudades.
Yo no quiero recuerdos extraños
ni caricias prestadas de nadie,
solo quiero mi niña tus labios
y esos besos robados al aire.
Porque quiero tus labios de seda,
los suspiros del pecho que arde,
la sonrisa que asoma a tu boca
y el temblor de tu pecho admirable.
Ha llegado, de nuevo, la lluvia
a calmar el ardor de mi sangre,
a cubrir de frescura las almas
que susurran, despiertan y nacen.
Porque el agua que baja del cielo,
de esa nube tan gris y tan grande,
es aquella que mandan los dioses
como un llanto sutil para el hambre.
Se consuelan así, corazones,
y también muchos pechos cobardes,
pero calman la sed de la tierra
y del niño sediento en la calle.
Porque el niño no sabe de amores,
y tampoco de extraños romances,
solo sabe mirar a los ojos
y buscar otros ojos que hablen.
Que le digan que sí, que la lluvia,
ha empapado al cometa gigante,
con su abrazo gentil de los sueños
en un tierno rincón, con los ángeles.
Rafael Sánchez Ortega ©
01/11/14
ME ACOSAN LAS MENTIRAS DE LOS HOMBRES...
Me acosan las mentiras de los hombres
y quiero ser un niño en la ribera,
un pobre soñador con sus harapos
que mira por la noche a las estrellas.
No entiendo la ceguera de las gentes,
ni veo en sus pupilas lo que encierran,
mentiras que responden a mentiras
y ausencia de verdades tras sus cejas.
Sabía que los hombres son crueles,
que gozan con el mal y las peleas,
que llevan ese estigma entre su sangre
y corre por arterias y por venas.
Entonces el veneno se propaga
y llega hasta las almas cual mareas,
hurgando sin cesar en las heridas
que expulsan tanto pus hasta la tierra.
Me acosan las mentiras de los hombres
que son como loritos, que no piensan,
repiten las mil frases acuñadas
que escuchan a oradores y profetas.
Me duele comprobar que las personas
son hojas que la brisa bambolea,
peleles de un teatro imaginario,
comparsas y perfectas marionetas.
Yo quiero que los hombres sean ellos
y vean de los niños, la inocencia,
aquella que proclaman en sus frentes,
la misma que sus almas bien reflejan.
Los niños que bien saben de verdades,
los niños del amor que tanto sueñan,
los mismos que persiguen mariposas
y vuelan con las sombras del cometa.
"...Me acosan las mentiras de los hombres
y más de las mentiras que se inventan,
los niños no precisan de mentiras,
si acaso de caricias y paciencia..."
Rafael Sánchez Ortega ©
31/10/14
y quiero ser un niño en la ribera,
un pobre soñador con sus harapos
que mira por la noche a las estrellas.
No entiendo la ceguera de las gentes,
ni veo en sus pupilas lo que encierran,
mentiras que responden a mentiras
y ausencia de verdades tras sus cejas.
Sabía que los hombres son crueles,
que gozan con el mal y las peleas,
que llevan ese estigma entre su sangre
y corre por arterias y por venas.
Entonces el veneno se propaga
y llega hasta las almas cual mareas,
hurgando sin cesar en las heridas
que expulsan tanto pus hasta la tierra.
Me acosan las mentiras de los hombres
que son como loritos, que no piensan,
repiten las mil frases acuñadas
que escuchan a oradores y profetas.
Me duele comprobar que las personas
son hojas que la brisa bambolea,
peleles de un teatro imaginario,
comparsas y perfectas marionetas.
Yo quiero que los hombres sean ellos
y vean de los niños, la inocencia,
aquella que proclaman en sus frentes,
la misma que sus almas bien reflejan.
Los niños que bien saben de verdades,
los niños del amor que tanto sueñan,
los mismos que persiguen mariposas
y vuelan con las sombras del cometa.
"...Me acosan las mentiras de los hombres
y más de las mentiras que se inventan,
los niños no precisan de mentiras,
si acaso de caricias y paciencia..."
Rafael Sánchez Ortega ©
31/10/14
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