¡BUENOS DÍAS...!
¡Buenos días!, -me dijiste,
¡buenos días!, -respondí;
un saludo en la mañana
con cariño muy afín.
Dos palabras solamente,
y un encanto juvenil,
dos sonrisas en las almas
con sus pechos por latir.
Filigranas de los sueños,
palomitas de maíz
que florecen en los labios
como rimas sin pulir.
Porque todo es poesía
en el mundo tan sutil,
poesía son tus ojos
y ese fondo que es de añil.
Poesía son los bailes
con el vals de emperatriz,
y aquel lago de los cisnes
con su estampa tan gentil.
Chirimías y recuerdos
entre el griego y el latín;
hay abrazos y suspiros
en un mundo tan hostil.
Hoy las nubes blanquecinas
nos saludan, porque sí,
nos repiten: "buenos días"
y un adiós un tanto gris.
Poesía son las guerras,
no me canso en repetir,
las trincheras y la sangre,
y el disparo del fusil.
Poesía son los campos
removidos de raíz,
los arados y los hombres
que trabajan el país.
Y también los marineros
con sus cuerdas de violín,
y ese arpegio que en la pesca
hace al hombre más feliz.
¡Buenos días!, -yo le digo
a tu pelo de rubí,
a tus manos y a tus dedos,
que me intentan seducir.
"¡Buenos días, mi princesa!,
buenos días para ti",
aquí tienes mi poema
y estos versos de marfil".
"¡Buenos días, mi poeta!,
con tus versos para mí,
sabes bien cuanto te aprecio
y te leo hasta dormir".
Rafael Sánchez Ortega ©
12/11/14
¡buenos días!, -respondí;
un saludo en la mañana
con cariño muy afín.
Dos palabras solamente,
y un encanto juvenil,
dos sonrisas en las almas
con sus pechos por latir.
Filigranas de los sueños,
palomitas de maíz
que florecen en los labios
como rimas sin pulir.
Porque todo es poesía
en el mundo tan sutil,
poesía son tus ojos
y ese fondo que es de añil.
Poesía son los bailes
con el vals de emperatriz,
y aquel lago de los cisnes
con su estampa tan gentil.
Chirimías y recuerdos
entre el griego y el latín;
hay abrazos y suspiros
en un mundo tan hostil.
Hoy las nubes blanquecinas
nos saludan, porque sí,
nos repiten: "buenos días"
y un adiós un tanto gris.
Poesía son las guerras,
no me canso en repetir,
las trincheras y la sangre,
y el disparo del fusil.
Poesía son los campos
removidos de raíz,
los arados y los hombres
que trabajan el país.
Y también los marineros
con sus cuerdas de violín,
y ese arpegio que en la pesca
hace al hombre más feliz.
¡Buenos días!, -yo le digo
a tu pelo de rubí,
a tus manos y a tus dedos,
que me intentan seducir.
"¡Buenos días, mi princesa!,
buenos días para ti",
aquí tienes mi poema
y estos versos de marfil".
"¡Buenos días, mi poeta!,
con tus versos para mí,
sabes bien cuanto te aprecio
y te leo hasta dormir".
Rafael Sánchez Ortega ©
12/11/14
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