ME DUELE COMPROBAR QUE LAS ESTRELLAS...
Me duele comprobar que las estrellas
se quedan compungidas y en silencio,
es fácil que no piensen en el mundo
ni en dimes y en diretes del momento.
Más puede que enmudezcan doloridas
y aguanten el timón de tanto miedo,
son naves por los mares del destino
que rompen la quietud del firmamento.
Yo observo su silencio en la ribera,
y grito todo aquello en lo que pienso,
maldigo a las miserias y a la vida
que llevan sin querer hasta los celos.
No sé si las estrellas han llorado,
ni sé si dejan lágrimas los ciegos,
mas sé que los rosales dan las rosas
y en ellos hay espinos con sus versos.
Me duele comprobar que los poemas
son fuente de dolor y de tormento,
las letras primorosas se retuercen
y llegan a los ojos de los cuerdos.
Existen golondrinas en otoño
y robles con sus troncos muy espesos,
el bosque con las brumas y la niebla
se pierde entre las rimas y el misterio.
Ignoro si las hadas han salido
en busca de los niños de los cuentos,
y llevan en sus labios alegría
y el canto que desean los pequeños.
Los niños solo quieren carantoñas,
migajas del amor, con sentimientos,
que vengan de queridos corazones
y sean verdaderos y sinceros.
Me duele comprobar que algunos hombres
se pierden divagando con los sueños,
que llevan al vacío de las almas,
y buscan las estrellas sin saberlo.
Rafael Sánchez Ortega ©
13/11/14
se quedan compungidas y en silencio,
es fácil que no piensen en el mundo
ni en dimes y en diretes del momento.
Más puede que enmudezcan doloridas
y aguanten el timón de tanto miedo,
son naves por los mares del destino
que rompen la quietud del firmamento.
Yo observo su silencio en la ribera,
y grito todo aquello en lo que pienso,
maldigo a las miserias y a la vida
que llevan sin querer hasta los celos.
No sé si las estrellas han llorado,
ni sé si dejan lágrimas los ciegos,
mas sé que los rosales dan las rosas
y en ellos hay espinos con sus versos.
Me duele comprobar que los poemas
son fuente de dolor y de tormento,
las letras primorosas se retuercen
y llegan a los ojos de los cuerdos.
Existen golondrinas en otoño
y robles con sus troncos muy espesos,
el bosque con las brumas y la niebla
se pierde entre las rimas y el misterio.
Ignoro si las hadas han salido
en busca de los niños de los cuentos,
y llevan en sus labios alegría
y el canto que desean los pequeños.
Los niños solo quieren carantoñas,
migajas del amor, con sentimientos,
que vengan de queridos corazones
y sean verdaderos y sinceros.
Me duele comprobar que algunos hombres
se pierden divagando con los sueños,
que llevan al vacío de las almas,
y buscan las estrellas sin saberlo.
Rafael Sánchez Ortega ©
13/11/14
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