HE PASADO UNA NOCHE EN SILENCIO...
He pasado una noche en silencio
y he mordido mis uñas despacio,
me faltaba tu amor y cariño
y también el sabor de tus labios.
Pero tuve que hacer filigranas
y mis ojos quedaron en blanco,
sin poder encontrar tus pupilas,
y los versos tan dulces y claros.
Esos versos que tanto he leído
con la gracia sutil y ese encanto,
que me dejan tus ojos azules
cuando miran los míos despacio.
Yo no sé los suspiros surgidos,
ni los otros con tintes robados,
que buscaron tus labios de fresa
para en ellos beber sin recato.
He pasado una noche en silencio
y he sentido el rumor de tu mano,
que llegaba a la mía, sin prisa,
y tomaba mis dedos templados.
Los llevaba temblando a tu seno
a sentir ese ardiente sagrario,
donde un pecho se excita y palpita
cuando hay otro que exclama "te amo"
Porque el alma precisa cariño
y extender ese puente preciado,
esa escala que suba a los cielos
y le deje el candor de su manto.
Ese verso sin rima ni ritmo,
ese dulce poema encantado,
el que abriga tu pecho en la noche
y me entregan tu voz y tus labios.
"...He pasado una noche en silencio
y he sentido mis ojos cansados,
al mirar como pasan las horas
y no ver de entregarte mi abrazo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
05/11/14
y he mordido mis uñas despacio,
me faltaba tu amor y cariño
y también el sabor de tus labios.
Pero tuve que hacer filigranas
y mis ojos quedaron en blanco,
sin poder encontrar tus pupilas,
y los versos tan dulces y claros.
Esos versos que tanto he leído
con la gracia sutil y ese encanto,
que me dejan tus ojos azules
cuando miran los míos despacio.
Yo no sé los suspiros surgidos,
ni los otros con tintes robados,
que buscaron tus labios de fresa
para en ellos beber sin recato.
He pasado una noche en silencio
y he sentido el rumor de tu mano,
que llegaba a la mía, sin prisa,
y tomaba mis dedos templados.
Los llevaba temblando a tu seno
a sentir ese ardiente sagrario,
donde un pecho se excita y palpita
cuando hay otro que exclama "te amo"
Porque el alma precisa cariño
y extender ese puente preciado,
esa escala que suba a los cielos
y le deje el candor de su manto.
Ese verso sin rima ni ritmo,
ese dulce poema encantado,
el que abriga tu pecho en la noche
y me entregan tu voz y tus labios.
"...He pasado una noche en silencio
y he sentido mis ojos cansados,
al mirar como pasan las horas
y no ver de entregarte mi abrazo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
05/11/14
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