YO SÉ BIEN...
Yo sé bien que los árboles hablan
y susurran palabras de noche,
y hasta emiten suspiros velados
más allá, de las diez y las doce.
Y las sombras extienden su manto,
y susurran con ellas las voces,
de ese tul que oscurece los cielos
y que luego una estrella lo rompe.
Yo quisiera tener la batuta
del artista genial y de bronce,
con los astros arriba cantando,
y las olas del mar al redoble.
Bella orquesta de luz y gemidos,
con violines que sacan acordes,
y pianos sutiles de seda
que hasta Dios, y sus sueños, esconden.
Yo percibo la gracia sublime
de la magia que sale del bosque,
y se eleva a los cielos inmensos
con la brisa que llega del norte.
Es un rezo de amor a la vida
y es un canto de paz a los hombres,
una dulce plegaria a los muertos
de las ramas y troncos tan nobles.
Yo persigo la risa en tus labios,
cenicienta de lindos colores,
la que habitas en mí, y en mi pecho,
conduciendo estos pasos tan torpes.
Sin tu ayuda mis versos humildes
no tendrían sentido ni flores,
ni esa gracia sutil de tus ojos
trazarían mis manos veloces.
"...Es por eso que siento el susurro
y el candor de los árboles nobles,
esas voces que dicen "te quiero"
y en silencio musitan tu nombre..."
Rafael Sánchez Ortega ©
22/11/14
y susurran palabras de noche,
y hasta emiten suspiros velados
más allá, de las diez y las doce.
Y las sombras extienden su manto,
y susurran con ellas las voces,
de ese tul que oscurece los cielos
y que luego una estrella lo rompe.
Yo quisiera tener la batuta
del artista genial y de bronce,
con los astros arriba cantando,
y las olas del mar al redoble.
Bella orquesta de luz y gemidos,
con violines que sacan acordes,
y pianos sutiles de seda
que hasta Dios, y sus sueños, esconden.
Yo percibo la gracia sublime
de la magia que sale del bosque,
y se eleva a los cielos inmensos
con la brisa que llega del norte.
Es un rezo de amor a la vida
y es un canto de paz a los hombres,
una dulce plegaria a los muertos
de las ramas y troncos tan nobles.
Yo persigo la risa en tus labios,
cenicienta de lindos colores,
la que habitas en mí, y en mi pecho,
conduciendo estos pasos tan torpes.
Sin tu ayuda mis versos humildes
no tendrían sentido ni flores,
ni esa gracia sutil de tus ojos
trazarían mis manos veloces.
"...Es por eso que siento el susurro
y el candor de los árboles nobles,
esas voces que dicen "te quiero"
y en silencio musitan tu nombre..."
Rafael Sánchez Ortega ©
22/11/14
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