HAY LÁGRIMAS QUE LLEGAN DESDE EL CIELO...
Hay lágrimas que llegan desde el cielo
y lágrimas que dejan las estrellas,
en ambas recibimos los suspiros
que envían del Olimpo los poetas.
El mundo de las musas renovadas,
allí donde renacen las leyendas,
el sitio donde el viento se contagia
de olores de rosales y azaleas.
Los niños las contemplan asombrados
abiertas sus pupilas tan traviesas,
con mezcla de ilusión y fantasía
trazada con candor en su inocencia.
Hay gotas cristalinas que resbalan
y bajan por el cuello como perlas,
se pierden en la senda intransitable
del seno que se oculta tras la prenda.
Un gato que camina por la calle
pasea con tranquila indiferencia,
ajeno a la cortina de la lluvia
y al agua que se forma en la calleja.
Un hombre va deprisa hacia el trabajo
soltando palabrotas algo oscenas,
no lleva cazadora ni paraguas,
tan solo lleva puesta su chaqueta.
El agua continúa su descenso.
No sabe de alegrías y tristezas,
el cielo las mandó con un mensaje
y ellas, en sus gotas, lo liberan.
Miremos a la lluvia con agrado,
pensemos en abrazos y promesas,
sintamos el bautismo de sus besos
que mojan nuestros labios con presteza.
"...Hay lágrimas que vienen desde el cielo
y hay otras que destilan los poemas,
en ambas rescatamos los latidos
del sueño que conduce a las estrellas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
05/11/12
y lágrimas que dejan las estrellas,
en ambas recibimos los suspiros
que envían del Olimpo los poetas.
El mundo de las musas renovadas,
allí donde renacen las leyendas,
el sitio donde el viento se contagia
de olores de rosales y azaleas.
Los niños las contemplan asombrados
abiertas sus pupilas tan traviesas,
con mezcla de ilusión y fantasía
trazada con candor en su inocencia.
Hay gotas cristalinas que resbalan
y bajan por el cuello como perlas,
se pierden en la senda intransitable
del seno que se oculta tras la prenda.
Un gato que camina por la calle
pasea con tranquila indiferencia,
ajeno a la cortina de la lluvia
y al agua que se forma en la calleja.
Un hombre va deprisa hacia el trabajo
soltando palabrotas algo oscenas,
no lleva cazadora ni paraguas,
tan solo lleva puesta su chaqueta.
El agua continúa su descenso.
No sabe de alegrías y tristezas,
el cielo las mandó con un mensaje
y ellas, en sus gotas, lo liberan.
Miremos a la lluvia con agrado,
pensemos en abrazos y promesas,
sintamos el bautismo de sus besos
que mojan nuestros labios con presteza.
"...Hay lágrimas que vienen desde el cielo
y hay otras que destilan los poemas,
en ambas rescatamos los latidos
del sueño que conduce a las estrellas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
05/11/12
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