ME GUSTAN...
Me gustan los rosales y las rosas
y el pelo en que se posan de las hadas,
me gustan los aromas que desprenden
y el tacto de sus pétalos de grana.
Me gustan las caricias de la brisa
que llegan con las olas a la playa,
me gustan con el yodo y el salitre
que dejan a la piel tan erizada.
Me gustan las muchachas que caminan
haciendo filigranas con sus faldas,
me gustan esos pasos tan seguros
que besan las losetas de la plaza.
Me gustan los carteros sonrientes
que vienen con avisos y con cartas,
me gustan cuando suenan los timbrazos
y anuncian la misiva que me mandan.
Me gustan los ancianos, que en los parques,
enjuagan sus ojillos de las lágrimas,
me gustan porque sé, que es el nordeste,
la causa de esos besos que les faltan.
Me gustan los sesudos funcionarios
mirarlos sin parar, cuando trabajan,
me gustan cuando emplean lapiceros
y atentos, nos preguntan qué nos pasa.
Me gustan las historias agridulces
que cuentan peripecias y batallas,
me gustan, si al final de esos relatos,
no hay niños que perdieran lo que aman.
Me gustan las sonrisas y suspiros
que dejan tantos labios y nos matan,
me gustan esos ojos seductores
hablando, en el silencio, su mirada.
"...Me gustan los amores y el cariño
que llegan hasta el fondo de las almas,
me gustan, ¡cómo no!, si son sinceros
y entregan a sus rosas sin palabras..."
Rafael Sánchez Ortega ©
28/11/12
y el pelo en que se posan de las hadas,
me gustan los aromas que desprenden
y el tacto de sus pétalos de grana.
Me gustan las caricias de la brisa
que llegan con las olas a la playa,
me gustan con el yodo y el salitre
que dejan a la piel tan erizada.
Me gustan las muchachas que caminan
haciendo filigranas con sus faldas,
me gustan esos pasos tan seguros
que besan las losetas de la plaza.
Me gustan los carteros sonrientes
que vienen con avisos y con cartas,
me gustan cuando suenan los timbrazos
y anuncian la misiva que me mandan.
Me gustan los ancianos, que en los parques,
enjuagan sus ojillos de las lágrimas,
me gustan porque sé, que es el nordeste,
la causa de esos besos que les faltan.
Me gustan los sesudos funcionarios
mirarlos sin parar, cuando trabajan,
me gustan cuando emplean lapiceros
y atentos, nos preguntan qué nos pasa.
Me gustan las historias agridulces
que cuentan peripecias y batallas,
me gustan, si al final de esos relatos,
no hay niños que perdieran lo que aman.
Me gustan las sonrisas y suspiros
que dejan tantos labios y nos matan,
me gustan esos ojos seductores
hablando, en el silencio, su mirada.
"...Me gustan los amores y el cariño
que llegan hasta el fondo de las almas,
me gustan, ¡cómo no!, si son sinceros
y entregan a sus rosas sin palabras..."
Rafael Sánchez Ortega ©
28/11/12
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