MÁS ALLÁ DE LA VIDA...
Más allá de la vida está la luz,
la eterna interrogante que nos ciega,
los puntos suspensivos que dejamos,
a veces, cuando faltan las respuestas.
Pero la luz que buscan los sentidos
es esa llave, libre y siempre eterna,
la que libere brumas y pasiones
de finas telarañas y de nieblas.
Es esa rosa fresca y perfumada
que asoma en los jardines muy traviesa,
llenando de alegría nuestros pechos
por medio de su aroma y de su esencia.
Porque la luz que viene con la rosa
es un pequeño faro que destella,
es el latido alado de los niños
con el fervor del ángel que los vela.
Más allá de la vida está la paz
y el sueño de la linda cenicienta,
las ansias de alcanzar lo que no tiene
para llegar muy pronto hasta la meta.
Pero la paz buscada y que nos falta
es como el manto añil de las estrellas,
es la cubierta gris del firmamento
que cubre los senderos y la tierra.
Es esa capa blanca del rocío
que muestra en las mañanas su belleza,
haciendo que tiriten nuestras almas
y emitan oraciones muy diversas.
Porque la paz que viene en el rocío
es sensación de calma tan eterna,
que eleva los sentidos a los cielos
y deja entre los mismos sus esencias.
Más allá de la vida está el amor,
-reclaman los agnósticos con pena-,
los signos y utopías de un pasado
clamado por tantísimos poetas.
Pero el amor ansiado desde siempre,
es ese cáliz fino y sin reserva,
es la alegría misma de la vida
que cambia y que recorre por las venas.
Es el torrente libre y desbocado,
en esos versos puros, sin cadenas,
que surgen de las almas al cuaderno
cual flores de una nueva primavera.
Porque el amor sincero, y sin palabras,
es el que dá y se ofrece sin reservas,
como una clara y linda melodía
que llega y que adormece con su entrega.
"...Más allá de la vida está la luz,
la paz tras las batallas incruentas,
las nota del amor con mil suspiros
para abrazar, sin fin, con mis poemas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
02/11/12
la eterna interrogante que nos ciega,
los puntos suspensivos que dejamos,
a veces, cuando faltan las respuestas.
Pero la luz que buscan los sentidos
es esa llave, libre y siempre eterna,
la que libere brumas y pasiones
de finas telarañas y de nieblas.
Es esa rosa fresca y perfumada
que asoma en los jardines muy traviesa,
llenando de alegría nuestros pechos
por medio de su aroma y de su esencia.
Porque la luz que viene con la rosa
es un pequeño faro que destella,
es el latido alado de los niños
con el fervor del ángel que los vela.
Más allá de la vida está la paz
y el sueño de la linda cenicienta,
las ansias de alcanzar lo que no tiene
para llegar muy pronto hasta la meta.
Pero la paz buscada y que nos falta
es como el manto añil de las estrellas,
es la cubierta gris del firmamento
que cubre los senderos y la tierra.
Es esa capa blanca del rocío
que muestra en las mañanas su belleza,
haciendo que tiriten nuestras almas
y emitan oraciones muy diversas.
Porque la paz que viene en el rocío
es sensación de calma tan eterna,
que eleva los sentidos a los cielos
y deja entre los mismos sus esencias.
Más allá de la vida está el amor,
-reclaman los agnósticos con pena-,
los signos y utopías de un pasado
clamado por tantísimos poetas.
Pero el amor ansiado desde siempre,
es ese cáliz fino y sin reserva,
es la alegría misma de la vida
que cambia y que recorre por las venas.
Es el torrente libre y desbocado,
en esos versos puros, sin cadenas,
que surgen de las almas al cuaderno
cual flores de una nueva primavera.
Porque el amor sincero, y sin palabras,
es el que dá y se ofrece sin reservas,
como una clara y linda melodía
que llega y que adormece con su entrega.
"...Más allá de la vida está la luz,
la paz tras las batallas incruentas,
las nota del amor con mil suspiros
para abrazar, sin fin, con mis poemas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
02/11/12
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