UNA MANO LO ATRAPA Y ACARICIA...
II
Una mano lo atrapa y acaricia,
y los dedos recorren sus sentidos,
hay en ellos un tanto de pericia
arrancando suspiros contenidos.
La otra mano lo mira sin codicia
y en el aire dibuja mil sonidos,
es quizás esa nota con malicia
rescatando del pecho los laltidos.
Pero sigue la voz encandilada
susurrando palabras y mensajes.
Es la voz tan hermosa y adorada
que estremece cual brisas y masajes.
Y es la oreja paciente y resignada
quien aguanta resacas y oleajes.
Una mano lo atrapa y acaricia,
y los dedos recorren sus sentidos,
hay en ellos un tanto de pericia
arrancando suspiros contenidos.
La otra mano lo mira sin codicia
y en el aire dibuja mil sonidos,
es quizás esa nota con malicia
rescatando del pecho los laltidos.
Pero sigue la voz encandilada
susurrando palabras y mensajes.
Es la voz tan hermosa y adorada
que estremece cual brisas y masajes.
Y es la oreja paciente y resignada
quien aguanta resacas y oleajes.
Rafael Sánchez Ortega ©
11/11/12
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