TENGO MIEDO QUE TUS MANOS...


Tengo miedo que tus manos
se confundan con el viento
y acaricien, sin reparo,
los candiles de los puertos.

Porque entonces, vida mía,
en tus manos veo el miedo,
y una rosa inalcanzable
que se funde entre mis dedos.

Una bruma entre las jaras
nos ofrece mil reflejos,
en la entrega de unas manos
a otras manos su recuerdo.

Hay castillos en el aire
con estrellas por el suelo,
y hay amantes que se besan
y acarician con denuedo.

Tengo miedo que en tus manos
envejezca sin saberlo,
una rosa marchitada
y te quedes con sus pétalos.

Porque entonces, niña mía,
serán libres los infiernos,
con locuras a los hombres
y con fiebre a los sedientos.

Una espiga transformada
cuelga ya de tu cabello,
y un suspiro, como cera,
se desliza hasta tu pecho.

Hay jazmines en el alma,
cormoranes al acecho,
y unos labios que susurran
y comparten mil deseos.

Tengo miedo que tus manos
sean solo un simple sueño,
una mezcla de locura
de mi mente y pensamiento.

Porque entonces, niña amada,
dejaría de ser cuerdo,
viviría en las tinieblas
con la rosa y el silencio.

Una bruma blanquecina
viene a mi, sin yo quererlo,
y un azote de resaca
se detiene en el cuaderno.

Hay salitre entre la pluma
confundida en el tintero,
y una rosa palpitando
quiere el sueño de mis versos.

"...Tengo miedo que mis manos
se deslicen por tus senos
y tus labios temblorosos
sientan miedo de mis besos..."

Rafael Sánchez Ortega ©
02/12/11

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