COMO NOS DUELE DESPERTAR...
Cómo nos duele despertar de un sueño
y olvidar que, en el mismo, las gaviotas,
aletean temblando por la noche
en la herida de luces y farolas.
Es el llanto fugaz de las estrellas,
el que marca el destino de las horas,
esa frase que surge con tu nombre
en sílabas quebradas de mi boca.
Oración de ternura y fantasía,
la que dictan los labios que te nombran,
es la brisa que surge en la conciencia
y una dulce plegaria entre las sombras.
Se repite el amor constantemente,
deambula por calles y personas,
aunque algunos olviden de que existe
hasta ver su belleza entre las olas.
Porque duele el silencio en la mañana,
la legaña, en los ojos, cual paloma,
que resiste a cedernos el saludo
de este día que empieza y nos asombra.
Cada día es un día diferente
con un sueño y suspiro de las rosas,
un encanto de lirios en el río
y ese vuelo fugaz de las alondras.
Pero duele ese sueño inacabado
que dejó mil sonrisas, como locas,
en la punta afilada de un suspiro
que guardabas mi Amor, bajo tu ropa.
Es por eso que siento la locura
y ante el alba confieso mi derrota,
porque quiero seguir ese letargo
y vivir la pasión que me devora.
¡Cómo nos duele despertar de un sueño
y salir de ese lecho, cual marmota,
con el paso torcido y vacilante,
y el Amor, reclamando tu persona...!
Rafael Sánchez Ortega ©
03/04/15
y olvidar que, en el mismo, las gaviotas,
aletean temblando por la noche
en la herida de luces y farolas.
Es el llanto fugaz de las estrellas,
el que marca el destino de las horas,
esa frase que surge con tu nombre
en sílabas quebradas de mi boca.
Oración de ternura y fantasía,
la que dictan los labios que te nombran,
es la brisa que surge en la conciencia
y una dulce plegaria entre las sombras.
Se repite el amor constantemente,
deambula por calles y personas,
aunque algunos olviden de que existe
hasta ver su belleza entre las olas.
Porque duele el silencio en la mañana,
la legaña, en los ojos, cual paloma,
que resiste a cedernos el saludo
de este día que empieza y nos asombra.
Cada día es un día diferente
con un sueño y suspiro de las rosas,
un encanto de lirios en el río
y ese vuelo fugaz de las alondras.
Pero duele ese sueño inacabado
que dejó mil sonrisas, como locas,
en la punta afilada de un suspiro
que guardabas mi Amor, bajo tu ropa.
Es por eso que siento la locura
y ante el alba confieso mi derrota,
porque quiero seguir ese letargo
y vivir la pasión que me devora.
¡Cómo nos duele despertar de un sueño
y salir de ese lecho, cual marmota,
con el paso torcido y vacilante,
y el Amor, reclamando tu persona...!
Rafael Sánchez Ortega ©
03/04/15
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