¿POR QUÉ CONTAR ESTRELLAS...?
¿Por qué contar estrellas por la noche
si puedes disfrutar del universo...?
Es fácil la respuesta, no lo dudes
si sigues los dictados del deseo.
Eterna paradoja la del hombre
que busca entre las llamas ese fuego,
la lengua del amor irreverente
que lleve sus cenizas hacia el cielo.
Se busca en las estrellas el suspiro,
el néctar y la luz para los ciegos,
la sombra que nos cubra de la noche
y el agua y el susurro del sediento.
Se busca la ilusión y fantasía,
y el paso del cometa de los sueños,
la nota discordante de los niños
que viven en su mundo de embeleso.
Por eso la razón se queda corta
y busca en las estrellas todo aquello,
la vida con su chispa de alegría
que rompa los embalses del silencio.
Contamos las estrellas una a una
y apenas recordamos sus reflejos,
aquellos que nos dejan en los ojos
esquirlas de retales y recuerdos.
Razones poderosas del poeta,
migajas que se quedan en sus versos,
quizás como las tiernas mariposas
que acercan la alegría con su vuelo.
Por eso la respuesta es evidente
y anima ese mirar al firmamento,
busquemos en su bruma la hermosura
y luego descansemos en el lecho.
¿...Por qué contar estrellas por la noche
-pensaba aquel poeta muy risueño-,
si tengo la diadema de tu alma
que llega hasta mis labios con tus besos...?
Rafael Sánchez Ortega ©
18/04/15
si puedes disfrutar del universo...?
Es fácil la respuesta, no lo dudes
si sigues los dictados del deseo.
Eterna paradoja la del hombre
que busca entre las llamas ese fuego,
la lengua del amor irreverente
que lleve sus cenizas hacia el cielo.
Se busca en las estrellas el suspiro,
el néctar y la luz para los ciegos,
la sombra que nos cubra de la noche
y el agua y el susurro del sediento.
Se busca la ilusión y fantasía,
y el paso del cometa de los sueños,
la nota discordante de los niños
que viven en su mundo de embeleso.
Por eso la razón se queda corta
y busca en las estrellas todo aquello,
la vida con su chispa de alegría
que rompa los embalses del silencio.
Contamos las estrellas una a una
y apenas recordamos sus reflejos,
aquellos que nos dejan en los ojos
esquirlas de retales y recuerdos.
Razones poderosas del poeta,
migajas que se quedan en sus versos,
quizás como las tiernas mariposas
que acercan la alegría con su vuelo.
Por eso la respuesta es evidente
y anima ese mirar al firmamento,
busquemos en su bruma la hermosura
y luego descansemos en el lecho.
¿...Por qué contar estrellas por la noche
-pensaba aquel poeta muy risueño-,
si tengo la diadema de tu alma
que llega hasta mis labios con tus besos...?
Rafael Sánchez Ortega ©
18/04/15
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