UN POEMA PERDIDO...
Un poema perdido
se ha quedado olvidado
y no sé donde está
ni tampoco sus pasos.
Olvidé su destino
y su vuelo temprano,
eran alas sin nombre
por encima los campos.
Como un dulce cometa
de colores variados,
así fueron los versos
por el mundo a contarlos.
Y llegaron a pueblos,
a ciudades y barrios,
y hasta aldeas remotas
con silencios dorados.
Y ese nuevo poema,
el de trazos extraños,
se marchó sin saberlo
y voló de mi lado.
Ahora busco sus letras
y los versos rimados,
pues no sé su argumento
ni el color de sus labios.
He revuelto cajones,
papeleras y sacos,
he mirado en esquinas
sin ningún resultado.
Al final es el cielo,
con su gris tan amargo,
quien me llama y me dice
dónde está mi regalo.
El poema silente,
el de versos preclaros,
un suspiro del alma
a tus labios amados.
Así son esos versos
que perdí no sé cuando,
y no importa el destino
que le dieron mis manos.
Ahora sé que el mensaje
a tu pecho ha llegado,
porque claman tus venas
por el verso añorado.
Por la voz que susurra
de ese niño que hablo,
que perdió la inocencia
una tarde de mayo.
"...Un poema perdido
se marchó de mi lado,
y lloraron mis ojos
al poder rescatarlo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
31/03/15
se ha quedado olvidado
y no sé donde está
ni tampoco sus pasos.
Olvidé su destino
y su vuelo temprano,
eran alas sin nombre
por encima los campos.
Como un dulce cometa
de colores variados,
así fueron los versos
por el mundo a contarlos.
Y llegaron a pueblos,
a ciudades y barrios,
y hasta aldeas remotas
con silencios dorados.
Y ese nuevo poema,
el de trazos extraños,
se marchó sin saberlo
y voló de mi lado.
Ahora busco sus letras
y los versos rimados,
pues no sé su argumento
ni el color de sus labios.
He revuelto cajones,
papeleras y sacos,
he mirado en esquinas
sin ningún resultado.
Al final es el cielo,
con su gris tan amargo,
quien me llama y me dice
dónde está mi regalo.
El poema silente,
el de versos preclaros,
un suspiro del alma
a tus labios amados.
Así son esos versos
que perdí no sé cuando,
y no importa el destino
que le dieron mis manos.
Ahora sé que el mensaje
a tu pecho ha llegado,
porque claman tus venas
por el verso añorado.
Por la voz que susurra
de ese niño que hablo,
que perdió la inocencia
una tarde de mayo.
"...Un poema perdido
se marchó de mi lado,
y lloraron mis ojos
al poder rescatarlo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
31/03/15
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