PERSIGUES CABALLITOS DE COLORES...
Persigues caballitos de colores
y algunas azucenas de cristal,
la vida te fatiga, y te preguntas
por dónde va tu rumbo y libertad.
Es fácil deslizarse en un trineo
que lleve zapatillas y zig-zag,
sus huellas sinuosas te enamoran
y sueñas como un nuevo Peter Pan.
No sabes de batallas ni de guerras
ni quieres compromisos de luchar,
si acaso tu batalla está en el alma
que grita y se rebela con la edad.
Tampoco Campanilla está a tu lado,
pues duerme en su retiro tan fugaz,
ajena a los delirios y tus sueños
que buscan la resaca de la mar.
Persigues unos versos seductores
que rompan la armonía, y el tic-tac,
del pecho que suspira dulcemente
y ansía de tus besos para amar.
Es fácil componer unos poemas
cubiertos de ternura en general,
sus versos se componen de palabras
con nada en sus entrañas de verdad.
No saben que sus letras son leídas
con ojos y pupilas, sin dudar,
creyendo que responden a promesas
los versos con espinas del rosal.
Tampoco se percatan los poetas
de ser los impulsores de alcanzar,
aquella quintaesencia que seduce
y embriaga los sentidos al final.
"...Persigues día a día, con tus versos,
un dulce paraíso en que jugar,
aquel donde dos niños se reúnen
y escapan del presente, tan fugaz..."
Rafael Sánchez Ortega ©
04/11/15
y algunas azucenas de cristal,
la vida te fatiga, y te preguntas
por dónde va tu rumbo y libertad.
Es fácil deslizarse en un trineo
que lleve zapatillas y zig-zag,
sus huellas sinuosas te enamoran
y sueñas como un nuevo Peter Pan.
No sabes de batallas ni de guerras
ni quieres compromisos de luchar,
si acaso tu batalla está en el alma
que grita y se rebela con la edad.
Tampoco Campanilla está a tu lado,
pues duerme en su retiro tan fugaz,
ajena a los delirios y tus sueños
que buscan la resaca de la mar.
Persigues unos versos seductores
que rompan la armonía, y el tic-tac,
del pecho que suspira dulcemente
y ansía de tus besos para amar.
Es fácil componer unos poemas
cubiertos de ternura en general,
sus versos se componen de palabras
con nada en sus entrañas de verdad.
No saben que sus letras son leídas
con ojos y pupilas, sin dudar,
creyendo que responden a promesas
los versos con espinas del rosal.
Tampoco se percatan los poetas
de ser los impulsores de alcanzar,
aquella quintaesencia que seduce
y embriaga los sentidos al final.
"...Persigues día a día, con tus versos,
un dulce paraíso en que jugar,
aquel donde dos niños se reúnen
y escapan del presente, tan fugaz..."
Rafael Sánchez Ortega ©
04/11/15
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