ESCUCHO SILBAR AL VIENTO...
Escucho silbar al viento
su lamento por la calle,
y mi cuerpo se estremece
cuando suena en los cristales.
Son las ráfagas del norte,
con sus lluvias abundantes,
las que vienen con el viento
y nos llenan de saudades.
Viejos días de la infancia,
de recuerdos maternales,
arrimados en los fuegos
al calor de los hogares.
Eran años de penumbra
y tener necesidades,
con faroles y candiles
y durmiendo en los pajares.
Los tejados de las casas,
malheridos en compates,
ofrecían mil goteras
por la noche sin cansarse.
Eran tiempos de carreras,
de barreños y orinales,
intentando poner orden
a un diluvio con sus ayes.
El concierto de la lluvia,
las goteras tan reales,
contrastaban en un dúo
con el rezo de las madres.
Viejos tiempos que nos llegan
con nostalgias puntuales,
con el viento como centro
que acelera nuestra sangre.
Hay ventanas que vacilan,
unas tejas que se parten,
chimeneas que se corren
y hasta aleros suplicantes.
Soy testigo, en el presente,
de este viento y de su cante,
y sin duda me estremezco
porque sé de sus combates.
Hace tiempo yo era un niño,
y le he visto reclinarme,
a ese viento furibundo,
mal criado y tan salvaje.
Y por eso le respeto,
porque debo respetarle,
aunque ya no me estremezcan
sus silbidos ancestrales.
"...Escucho silbar al viento
con pasiones y con hambre,
y mi cuerpo se estremece
con recuerdos familiares..."
Rafael Sánchez Ortega ©
31/10/12
su lamento por la calle,
y mi cuerpo se estremece
cuando suena en los cristales.
Son las ráfagas del norte,
con sus lluvias abundantes,
las que vienen con el viento
y nos llenan de saudades.
Viejos días de la infancia,
de recuerdos maternales,
arrimados en los fuegos
al calor de los hogares.
Eran años de penumbra
y tener necesidades,
con faroles y candiles
y durmiendo en los pajares.
Los tejados de las casas,
malheridos en compates,
ofrecían mil goteras
por la noche sin cansarse.
Eran tiempos de carreras,
de barreños y orinales,
intentando poner orden
a un diluvio con sus ayes.
El concierto de la lluvia,
las goteras tan reales,
contrastaban en un dúo
con el rezo de las madres.
Viejos tiempos que nos llegan
con nostalgias puntuales,
con el viento como centro
que acelera nuestra sangre.
Hay ventanas que vacilan,
unas tejas que se parten,
chimeneas que se corren
y hasta aleros suplicantes.
Soy testigo, en el presente,
de este viento y de su cante,
y sin duda me estremezco
porque sé de sus combates.
Hace tiempo yo era un niño,
y le he visto reclinarme,
a ese viento furibundo,
mal criado y tan salvaje.
Y por eso le respeto,
porque debo respetarle,
aunque ya no me estremezcan
sus silbidos ancestrales.
"...Escucho silbar al viento
con pasiones y con hambre,
y mi cuerpo se estremece
con recuerdos familiares..."
Rafael Sánchez Ortega ©
31/10/12
HOY TE VI, CON TU PASO CANSADO...
Hoy te vi, con tu paso cansado,
caminar por el parque en la tarde.
Un bastón te temblaba en la mano
con su punta buscando la calle.
Mantenías la firme silueta
que atrapaba la vista al instante,
y también la firmeza en el rostro
con arrugas surcando sus valles.
Una sombra nublaba tus ojos
por la rama del árbol del parque,
que dejaba tu vista cansada
sin la luz que llegara a alumbrarte.
Pero pronto volvió tu sonrisa
y también el vigor tan amable,
al llegar hasta el banco de siempre
y sin prisas en él te sentaste.
Parecías un dulce Quijote
descansando después de su viaje,
que buscaba el silencio y reposo
bajo robles y augustos pinares.
Unos niños jugaban muy cerca
y corrían saltando con arte,
persiguiendo supuestas ardillas
y princesas, tal vez, irreales.
Tú mirabas la paz de esa estampa
tan preciosa, tan linda y tan suave,
y soñabas también, con ser niño,
y luchar con molinos gigantes.
Y corrías sin prisa, en tus sueños,
por colinas altivas y valles,
entre olivos y encinas de antaño
y dorados y tiernos trigales.
Y llegabas al fin de los mismos,
despertando tus ojos sin nadie,
que estuviera tus ojos velando
y sus manos, las tuyas, tomase.
Sin quererlo sentías tristeza
y un enorme dolor tu semblante,
a la vez que una lágrima amarga
un suspiro dejaba en el aire.
Te quedaban las bellas palomas,
que venían a ti, tan tenaces,
a buscar esas migas sin nombre
que tu mano ofrecía expectante.
Y les dabas el pan prometido,
con candor soñador de un romance,
recordando, quizás con nostalgia,
viejos tiempos de amor excitantes.
"...Hoy te vi, con tu paso cansado,
escritor de poemas y frases,
con la pluma temblando en la mano
y su tinta esculpiendo tu sangre..."
Rafael Sánchez Ortega ©
30/10/12
caminar por el parque en la tarde.
Un bastón te temblaba en la mano
con su punta buscando la calle.
Mantenías la firme silueta
que atrapaba la vista al instante,
y también la firmeza en el rostro
con arrugas surcando sus valles.
Una sombra nublaba tus ojos
por la rama del árbol del parque,
que dejaba tu vista cansada
sin la luz que llegara a alumbrarte.
Pero pronto volvió tu sonrisa
y también el vigor tan amable,
al llegar hasta el banco de siempre
y sin prisas en él te sentaste.
Parecías un dulce Quijote
descansando después de su viaje,
que buscaba el silencio y reposo
bajo robles y augustos pinares.
Unos niños jugaban muy cerca
y corrían saltando con arte,
persiguiendo supuestas ardillas
y princesas, tal vez, irreales.
Tú mirabas la paz de esa estampa
tan preciosa, tan linda y tan suave,
y soñabas también, con ser niño,
y luchar con molinos gigantes.
Y corrías sin prisa, en tus sueños,
por colinas altivas y valles,
entre olivos y encinas de antaño
y dorados y tiernos trigales.
Y llegabas al fin de los mismos,
despertando tus ojos sin nadie,
que estuviera tus ojos velando
y sus manos, las tuyas, tomase.
Sin quererlo sentías tristeza
y un enorme dolor tu semblante,
a la vez que una lágrima amarga
un suspiro dejaba en el aire.
Te quedaban las bellas palomas,
que venían a ti, tan tenaces,
a buscar esas migas sin nombre
que tu mano ofrecía expectante.
Y les dabas el pan prometido,
con candor soñador de un romance,
recordando, quizás con nostalgia,
viejos tiempos de amor excitantes.
"...Hoy te vi, con tu paso cansado,
escritor de poemas y frases,
con la pluma temblando en la mano
y su tinta esculpiendo tu sangre..."
Rafael Sánchez Ortega ©
30/10/12
NACISTE ENTRE LAS AGUAS Y EL SALITRE...
Naciste entre las aguas y el salitre,
eterno soñador de las marismas,
tus ojos soñolientos por la bruma
miraron sin cesar a la bahía.
Las algas te prestaron sus abrazos
en medio de las olas blanquecinas,
los besos que te daba la resaca
calmaban a tu alma enfebrecida.
Tenías muchos años por delante
y un mundo en que buscar, día tras día,
la nave que surcara por los mares
tratando de llevarte hasta tu isla.
Entonces te fijaste en las gaviotas,
coquetas y posadas en la orilla,
buscaban su comida y alimento
ajenas al nordeste y a la brisa.
No sé que te retuvo en ese instante,
volviste paso a paso a la colina,
al sitio donde estaba la atalaya
y al faro que en las noches se encendía.
El faro que ayudaba a los barqueros
volviendo hasta su puerto con neblina,
y el fuego alimentado con los leños
de manos temblorosas de un farista.
Quizás con esa imagen renunciaste
a ser el marinero que querías,
el joven soñador, ilusionado,
marchando hacia la isla de tu vida.
Y así te convertiste en ayudante
del viejo servidor que allí vivía,
farero desde siempre en su atalaya
y anciano servidor de la marina.
"...Naciste entre las aguas y el salitre,
eterno creador de poesías,
tus ojos se han cargado de recuerdos
llevados con candor a las cuartillas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
29/10/12
eterno soñador de las marismas,
tus ojos soñolientos por la bruma
miraron sin cesar a la bahía.
Las algas te prestaron sus abrazos
en medio de las olas blanquecinas,
los besos que te daba la resaca
calmaban a tu alma enfebrecida.
Tenías muchos años por delante
y un mundo en que buscar, día tras día,
la nave que surcara por los mares
tratando de llevarte hasta tu isla.
Entonces te fijaste en las gaviotas,
coquetas y posadas en la orilla,
buscaban su comida y alimento
ajenas al nordeste y a la brisa.
No sé que te retuvo en ese instante,
volviste paso a paso a la colina,
al sitio donde estaba la atalaya
y al faro que en las noches se encendía.
El faro que ayudaba a los barqueros
volviendo hasta su puerto con neblina,
y el fuego alimentado con los leños
de manos temblorosas de un farista.
Quizás con esa imagen renunciaste
a ser el marinero que querías,
el joven soñador, ilusionado,
marchando hacia la isla de tu vida.
Y así te convertiste en ayudante
del viejo servidor que allí vivía,
farero desde siempre en su atalaya
y anciano servidor de la marina.
"...Naciste entre las aguas y el salitre,
eterno creador de poesías,
tus ojos se han cargado de recuerdos
llevados con candor a las cuartillas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
29/10/12
SE ROMPIÓ EN TRES PEDAZOS LA ALEGRÍA...
Se rompió en tres pedazos la alegría
y sus trozos quedaron por el suelo.
Se perdió la ilusión y fantasía
y los sueños volaron hacia el cielo.
Un trocito portaba melodía,
en la nota especial del riachuelo,
que bajaba a mezclarse con la ría
en un dúo cabal de terciopelo.
El segundo trocito malogrado
contenía el abrazo ilusionado
y la voz temblorosa de la brisa.
El tercero tenía la sonrisa,
entregada de forma tan precisa,
por tu labio del mío enamorado.
(...Y perdí la alegría en un momento
conservando sus trozos y un lamento...)
Rafael Sánchez Ortega ©
28/10/12
y sus trozos quedaron por el suelo.
Se perdió la ilusión y fantasía
y los sueños volaron hacia el cielo.
Un trocito portaba melodía,
en la nota especial del riachuelo,
que bajaba a mezclarse con la ría
en un dúo cabal de terciopelo.
El segundo trocito malogrado
contenía el abrazo ilusionado
y la voz temblorosa de la brisa.
El tercero tenía la sonrisa,
entregada de forma tan precisa,
por tu labio del mío enamorado.
(...Y perdí la alegría en un momento
conservando sus trozos y un lamento...)
Rafael Sánchez Ortega ©
28/10/12
VEO, DESDE LA VENTANA...
Veo, desde la ventana,
como pasas y sonríes,
como llegas a la fuente
de camino para el cine.
Y es entonces en que pienso
en que sigo siendo libre,
y en que existen mariposas
que sin duda me persiguen.
Y me lanzo hacia la calle
tras tus pasos invisibles,
persiguiendo una esperanza
que en el pecho ya me oprime.
Más no veo tu silueta,
ni tu pelo tan sublime,
en la cola y la taquilla
de ese cine sin candiles.
Y es entonces, que me digo,
que quizás no has ido al cine,
y que puede que tus pasos
sean ya irreconocibles.
Es posible que hacia el puerto
o tal vez a los jardines,
te encamines lentamente,
a soñar con imposibles.
Y yo sigo caminando,
en un vuelo sin matices,
de ese cuerpo y la figura
con sus aires tan sutiles.
Ahora llego a la ribera,
donde lirios y alhelíes
dan ternura al paseante,
colorido con su timbre.
Bella estampa, aunque incompleta,
no te veo y estoy triste,
a pesar de la marea
y el nordeste siempre firme.
El abrazo de la brisa
es igual que el del salitre,
se agradecen porque dejan
un encanto ineludible.
Pero faltan tus encantos,
esos gestos tan insignes,
que manejas con soltura
y te hacen tan sensible.
Más me falta tu mirada,
tu saludo sin melindres,
y ese beso de tus labios
que en el sueño me persigue.
Y regreso hacia mi casa
musitando mil latines,
con un peso en el costado
por buscar lo imprevisible.
"...Y es, entonces, que te veo,
con mis ojos infantiles,
como vuelves por la fuente
solitaria y tan humilde..."
Rafael Sánchez Ortega ©
27/10/12
como pasas y sonríes,
como llegas a la fuente
de camino para el cine.
Y es entonces en que pienso
en que sigo siendo libre,
y en que existen mariposas
que sin duda me persiguen.
Y me lanzo hacia la calle
tras tus pasos invisibles,
persiguiendo una esperanza
que en el pecho ya me oprime.
Más no veo tu silueta,
ni tu pelo tan sublime,
en la cola y la taquilla
de ese cine sin candiles.
Y es entonces, que me digo,
que quizás no has ido al cine,
y que puede que tus pasos
sean ya irreconocibles.
Es posible que hacia el puerto
o tal vez a los jardines,
te encamines lentamente,
a soñar con imposibles.
Y yo sigo caminando,
en un vuelo sin matices,
de ese cuerpo y la figura
con sus aires tan sutiles.
Ahora llego a la ribera,
donde lirios y alhelíes
dan ternura al paseante,
colorido con su timbre.
Bella estampa, aunque incompleta,
no te veo y estoy triste,
a pesar de la marea
y el nordeste siempre firme.
El abrazo de la brisa
es igual que el del salitre,
se agradecen porque dejan
un encanto ineludible.
Pero faltan tus encantos,
esos gestos tan insignes,
que manejas con soltura
y te hacen tan sensible.
Más me falta tu mirada,
tu saludo sin melindres,
y ese beso de tus labios
que en el sueño me persigue.
Y regreso hacia mi casa
musitando mil latines,
con un peso en el costado
por buscar lo imprevisible.
"...Y es, entonces, que te veo,
con mis ojos infantiles,
como vuelves por la fuente
solitaria y tan humilde..."
Rafael Sánchez Ortega ©
27/10/12
SÉ QUE EL OTOÑO ESTÁ AQUÍ...
Sé que el otoño está aquí,
viene llamando a la puerta,
llega con nubes muy blancas
y el corazón se me altera.
Es un otoño distinto
este que llama y que llega,
aunque sus hojas doradas
besen sin prisa la tierra.
He sorprendido en la tarde
una impaciente tormenta,
rasgan los rayos el cielo,
suenan los truenos con fuerza.
Pero lo más sorprendentes
son esas gotas sinceras,
las que desprenden las almas
al consumir sus reservas.
Todo se premia y castiga,
todo se paga y se pena,
más en cuestión de cariño
sólo el amor da respuestas.
Y cuando llega el otoño
algo se apaga y se cierra,
en unas almas sin nombre
que al recordarlas se tiembla.
Tiemblan los niños sinceros
porque en el patio no juegan,
ya que en virtud de un castigo
les condenó la maestra.
Tiemblan los labios del hombre
cuando otros labios se ausentan,
cuando carecen del beso,
de la mirada y respuesta.
Porque son cortos los días,
y el temporal con su fuerza,
viene agitando las almas
a descargar la galerna.
Hay en el pecho del hombre
una profunda tristeza,
quiere sentir el otoño
para admirar lo que deja.
Para sumirse en los sueños
y contemplar su belleza,
para sentir sus latidos
y contemplar las estrellas.
"...Sé que el otoño está aquí,
y que el invierno está cerca,
sé que mi tiempo se acaba
más abrazarte quisiera..."
Rafael Sánchez Ortega ©
26/10/12
viene llamando a la puerta,
llega con nubes muy blancas
y el corazón se me altera.
Es un otoño distinto
este que llama y que llega,
aunque sus hojas doradas
besen sin prisa la tierra.
He sorprendido en la tarde
una impaciente tormenta,
rasgan los rayos el cielo,
suenan los truenos con fuerza.
Pero lo más sorprendentes
son esas gotas sinceras,
las que desprenden las almas
al consumir sus reservas.
Todo se premia y castiga,
todo se paga y se pena,
más en cuestión de cariño
sólo el amor da respuestas.
Y cuando llega el otoño
algo se apaga y se cierra,
en unas almas sin nombre
que al recordarlas se tiembla.
Tiemblan los niños sinceros
porque en el patio no juegan,
ya que en virtud de un castigo
les condenó la maestra.
Tiemblan los labios del hombre
cuando otros labios se ausentan,
cuando carecen del beso,
de la mirada y respuesta.
Porque son cortos los días,
y el temporal con su fuerza,
viene agitando las almas
a descargar la galerna.
Hay en el pecho del hombre
una profunda tristeza,
quiere sentir el otoño
para admirar lo que deja.
Para sumirse en los sueños
y contemplar su belleza,
para sentir sus latidos
y contemplar las estrellas.
"...Sé que el otoño está aquí,
y que el invierno está cerca,
sé que mi tiempo se acaba
más abrazarte quisiera..."
Rafael Sánchez Ortega ©
26/10/12
CUALQUIER TARDE DE LLUVIA...
Cualquier tarde de lluvia,
si sales de paseo,
es fácil que te mojes
y empapes el cabello.
Es fácil que las gotas
resbalen por tu cuerpo,
desnuden el vestido
y busquen a tus senos.
Es fácil que la prisa
disipe tus recelos
y sientas de la lluvia
los sones soñolientos.
Quizás en esa tarde
te pares con el tiempo,
viviendo los segundos
e instantes del momento.
Cualquier tarde de lluvia,
si ves que no te veo,
es culpa de mis lágrimas,
confusas y con miedo.
Es fácil que confundas
también lo que yo siento
pudiendo que cuestiones
la luna y los luceros.
Es fácil que la rabia
me impida ser sincero
y olvide que me esperan
los labios con tu beso.
Quizás en esa tarde,
de lluvia y de lamentos
no sea quien tú quieres
y el hombre de tus sueños.
Cualquier tarde de lluvia,
sumido en mis recuerdos,
vendrán a la memoria
pasajes que no han muerto.
Es fácil que revivan
pasiones y deseos,
amores olvidados
de otoños y de invierno.
Es fácil que susurren
los labios tan hambrientos,
y surjan nuevamente
latidos en el pecho.
Quizás en esa tarde,
rescoldos cenicientos,
se aviven con la lluvia
y den amor al fuego.
"...Cualquier tarde de lluvia,
despierten, sin saberlo,
las gotas de la vida
latiendo entre tus besos..."
Rafael Sánchez Ortega ©
25/10/12
si sales de paseo,
es fácil que te mojes
y empapes el cabello.
Es fácil que las gotas
resbalen por tu cuerpo,
desnuden el vestido
y busquen a tus senos.
Es fácil que la prisa
disipe tus recelos
y sientas de la lluvia
los sones soñolientos.
Quizás en esa tarde
te pares con el tiempo,
viviendo los segundos
e instantes del momento.
Cualquier tarde de lluvia,
si ves que no te veo,
es culpa de mis lágrimas,
confusas y con miedo.
Es fácil que confundas
también lo que yo siento
pudiendo que cuestiones
la luna y los luceros.
Es fácil que la rabia
me impida ser sincero
y olvide que me esperan
los labios con tu beso.
Quizás en esa tarde,
de lluvia y de lamentos
no sea quien tú quieres
y el hombre de tus sueños.
Cualquier tarde de lluvia,
sumido en mis recuerdos,
vendrán a la memoria
pasajes que no han muerto.
Es fácil que revivan
pasiones y deseos,
amores olvidados
de otoños y de invierno.
Es fácil que susurren
los labios tan hambrientos,
y surjan nuevamente
latidos en el pecho.
Quizás en esa tarde,
rescoldos cenicientos,
se aviven con la lluvia
y den amor al fuego.
"...Cualquier tarde de lluvia,
despierten, sin saberlo,
las gotas de la vida
latiendo entre tus besos..."
Rafael Sánchez Ortega ©
25/10/12
¡QUÉ IMAGEN TAN HERMOSA NOS MOSTRABAS...!
¡Qué imagen tan hermosa nos mostrabas
sentada con los brazos hacia el cielo!,
tratabas de abrazar a tantas hojas
bajando como lluvia hasta tu seno.
Tenías esa estela de princesa
tratando de ofrecernos, sin misterio,
el canto de las hojas muy doradas
rozando por tus manos y tu pelo.
Las luces de la tarde, con su broche,
ponían ese broche sempiterno
del cuadro magistral con la hermosura
surgido de la mano de un maestro.
Al verte se me ahogaron las palabras,
¡tenías un poema tan perfecto!,
que sólo con mirarte ya nacían
las letras y canciones de mis versos.
Tenías la belleza de las hadas
surgidas de los bosques, en los cuentos,
más era tu presencia y tu figura,
la flor que destacaba sobre el suelo.
Un árbol que se hallaba muy cercano
altivo se elevaba con tus sueños,
cubierto por la luz y la belleza
de un aura sacrosanta y sin secretos.
Por ello regalaba con sus ramas
las hojas tan doradas sin recelo,
con versos recogidos de los dioses
queriendo consagrarlos en tu pecho.
Te vi que suspirabas un instante
y vi como tus ojos, muy abiertos,
buscaban esa paz y la dulzura
que tanto precisabas con anhelo.
Y entonces se produjo aquel milagro;
notario fui del mismo y lo celebro,
las hojas te abrazaron y besaron
formando con tu cuerpo un lindo lecho.
Entonces los relojes se pararon,
mis ojos se cerraron un momento;
yo quise retener aquel instante
cual niño ilusionado en su cuaderno.
¡Qué imagen tan hermosa nos mostrabas,
princesa del otoño y del invierno!,
cubriendo tu silueta y tu figura
las hojas más doradas del hayedo.
Rafael Sánchez Ortega ©
24/10/12
sentada con los brazos hacia el cielo!,
tratabas de abrazar a tantas hojas
bajando como lluvia hasta tu seno.
Tenías esa estela de princesa
tratando de ofrecernos, sin misterio,
el canto de las hojas muy doradas
rozando por tus manos y tu pelo.
Las luces de la tarde, con su broche,
ponían ese broche sempiterno
del cuadro magistral con la hermosura
surgido de la mano de un maestro.
Al verte se me ahogaron las palabras,
¡tenías un poema tan perfecto!,
que sólo con mirarte ya nacían
las letras y canciones de mis versos.
Tenías la belleza de las hadas
surgidas de los bosques, en los cuentos,
más era tu presencia y tu figura,
la flor que destacaba sobre el suelo.
Un árbol que se hallaba muy cercano
altivo se elevaba con tus sueños,
cubierto por la luz y la belleza
de un aura sacrosanta y sin secretos.
Por ello regalaba con sus ramas
las hojas tan doradas sin recelo,
con versos recogidos de los dioses
queriendo consagrarlos en tu pecho.
Te vi que suspirabas un instante
y vi como tus ojos, muy abiertos,
buscaban esa paz y la dulzura
que tanto precisabas con anhelo.
Y entonces se produjo aquel milagro;
notario fui del mismo y lo celebro,
las hojas te abrazaron y besaron
formando con tu cuerpo un lindo lecho.
Entonces los relojes se pararon,
mis ojos se cerraron un momento;
yo quise retener aquel instante
cual niño ilusionado en su cuaderno.
¡Qué imagen tan hermosa nos mostrabas,
princesa del otoño y del invierno!,
cubriendo tu silueta y tu figura
las hojas más doradas del hayedo.
Rafael Sánchez Ortega ©
24/10/12
EXISTEN SITUACIONES...
Existen situaciones que desbordan
y llenan los rincones de las almas;
son dudas, pensamientos, situaciones
y todo lo que esconden las palabras.
Hay algo que se nota en el ambiente
y suple las carencias de la nada,
retales y recuerdos suspendidos
guardados en los pechos cual medallas.
Se esconde el sentimiento fugazmente
y surgen decisiones ensayadas,
la extraña pantomima del payaso
oculta en la careta y en la máscara.
Se busca en el aplauso y la sonrisa
el dulce sentimiento del que gana,
el premio y el laurel de la victoria
logrado con ardor en la batalla.
Más todo se evapora en un segundo
al soplo de la vela que se apaga,
cuando es el corazón el que nos dicta
el tiempo y el fulgor de nuestra llama.
Se nublan ilusiones que soñamos
y quedan en el tiempo relegadas,
igual que los deseos y pasiones
guardados con fiel celo en las entrañas.
Se deja de mirar a las estrellas
que lloran con sus lágrimas amargas,
y entonces aguantamos los suspiros
del tierno corazón que las miraba.
Quedamos silenciosos en el mundo,
envueltos en la bruma más opaca,
cubiertos por los versos de la vida
escritos sin cesar en las espaldas.
Hay veces en que buscas el silencio
y en otras es, él mismo, quien te llama,
en medio de la lucha y del hastío
producto del recuerdo y la nostalgia.
Más hay que continuar hacia adelante,
no importa lo que quede de distancia,
importa lo que sienta todavía
el alma juvenil y enamorada.
Para esto, nada sirven las recetas,
tampoco medicinas a la carta,
tan solo la esperanza y el consuelo
del beso y el abrazo que te aguardan.
"...El beso de unos labios sonrientes
que anhelan a los tuyos sin tardanza,
y el seno y el abrazo prometido
que cure las heridas de tu alma..."
Rafael Sánchez Ortega ©
23/10/12
y llenan los rincones de las almas;
son dudas, pensamientos, situaciones
y todo lo que esconden las palabras.
Hay algo que se nota en el ambiente
y suple las carencias de la nada,
retales y recuerdos suspendidos
guardados en los pechos cual medallas.
Se esconde el sentimiento fugazmente
y surgen decisiones ensayadas,
la extraña pantomima del payaso
oculta en la careta y en la máscara.
Se busca en el aplauso y la sonrisa
el dulce sentimiento del que gana,
el premio y el laurel de la victoria
logrado con ardor en la batalla.
Más todo se evapora en un segundo
al soplo de la vela que se apaga,
cuando es el corazón el que nos dicta
el tiempo y el fulgor de nuestra llama.
Se nublan ilusiones que soñamos
y quedan en el tiempo relegadas,
igual que los deseos y pasiones
guardados con fiel celo en las entrañas.
Se deja de mirar a las estrellas
que lloran con sus lágrimas amargas,
y entonces aguantamos los suspiros
del tierno corazón que las miraba.
Quedamos silenciosos en el mundo,
envueltos en la bruma más opaca,
cubiertos por los versos de la vida
escritos sin cesar en las espaldas.
Hay veces en que buscas el silencio
y en otras es, él mismo, quien te llama,
en medio de la lucha y del hastío
producto del recuerdo y la nostalgia.
Más hay que continuar hacia adelante,
no importa lo que quede de distancia,
importa lo que sienta todavía
el alma juvenil y enamorada.
Para esto, nada sirven las recetas,
tampoco medicinas a la carta,
tan solo la esperanza y el consuelo
del beso y el abrazo que te aguardan.
"...El beso de unos labios sonrientes
que anhelan a los tuyos sin tardanza,
y el seno y el abrazo prometido
que cure las heridas de tu alma..."
Rafael Sánchez Ortega ©
23/10/12
MIRÉ LA VIEJA CARA ENTRISTECIDA...
Miré la vieja cara entristecida
y me volví sabiendo su lamento,
estaba contemplando la distancia
y el viento removía sus cabellos.
No sé lo que pensaba su cabeza,
tan sólo que tenía sufrimientos,
dolores combinados con nostalgia
en cóctel explosivo y nada bueno.
De pronto se produjo la galerna,
sollozos que llegaron del infierno,
las lágrimas brotaron de sus ojos
bajando por la cara hasta su cuello.
Sentí que las carencias de las almas
clamaban y pedían a los cielos,
la paz tan necesaria y el descanso
y el grito desgarrado del silencio.
Miré la vieja cara conocida
y me encontré sumido en los recuerdos,
era la luz que siempre me llegaba
desde el rincón sombrío del espejo.
Era mi propia cara ya arrugada,
producto de los años y del tiempo,
buscando con pasión en el cristal
el beso y el abrazo tan eterno.
De nuevo suspiraron las pupilas
sacando mil sollozos de los sueños,
la rabia tanto tiempo contenida
surgía como lava desde el pecho.
Llegaron las rapaces a mi lado,
en busca del despojo y de los huesos,
y entonces sonreí mientras querían
el débil corazón que estaba enfermo.
"...No llores corazón y nada temas,
tú tienes el abrazo de mi seno,
la lira de mis versos son latidos
y el beso de la brisa tu consuelo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
22/10/12
y me volví sabiendo su lamento,
estaba contemplando la distancia
y el viento removía sus cabellos.
No sé lo que pensaba su cabeza,
tan sólo que tenía sufrimientos,
dolores combinados con nostalgia
en cóctel explosivo y nada bueno.
De pronto se produjo la galerna,
sollozos que llegaron del infierno,
las lágrimas brotaron de sus ojos
bajando por la cara hasta su cuello.
Sentí que las carencias de las almas
clamaban y pedían a los cielos,
la paz tan necesaria y el descanso
y el grito desgarrado del silencio.
Miré la vieja cara conocida
y me encontré sumido en los recuerdos,
era la luz que siempre me llegaba
desde el rincón sombrío del espejo.
Era mi propia cara ya arrugada,
producto de los años y del tiempo,
buscando con pasión en el cristal
el beso y el abrazo tan eterno.
De nuevo suspiraron las pupilas
sacando mil sollozos de los sueños,
la rabia tanto tiempo contenida
surgía como lava desde el pecho.
Llegaron las rapaces a mi lado,
en busca del despojo y de los huesos,
y entonces sonreí mientras querían
el débil corazón que estaba enfermo.
"...No llores corazón y nada temas,
tú tienes el abrazo de mi seno,
la lira de mis versos son latidos
y el beso de la brisa tu consuelo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
22/10/12
HA LLEGADO LA LLUVIA...
Ha llegado la lluvia
y se acerca noviembre,
va pasando el otoño
sin pensar, lentamente.
Y se pasan los días
como pasan los trenes,
con vagones sombríos
de semanas y meses.
He pensado que un día,
cuando llegue la muerte,
temblarás como un niño
al que asusta la nieve.
Y tus ojos castaños
dormirán para siempre,
en el lecho de rosas
y también de claveles.
Ha llegado la lluvia
y no sé lo que tiene,
ya que altera la sangre
y hasta sube la fiebre.
El otoño transcurre
y los días no mienten,
amanece más tarde
y primero anochece.
He pensado en mañana,
en tu voz insolente,
recitando poemas
a llorosos cipreses.
Y una lágrima dulce
con su gota latente,
bajará por tu rostro
a besar a tu vientre.
Ha llegado la lluvia
y ha llenado las fuentes,
con la luz y esperanza
de cercanos belenes.
Van menguando los días
y se acerca diciembre,
con sus barbas tan blancas
que dan vida a las sienes.
Y es que el tiempo discurre
desde ayer y por siempre,
y nos marca la fecha
y el segundo latente.
El tic-tac de la vida
sin cesar palidece,
y se buscan los sueños
para hacernos más fuertes.
"...Ha llegado la lluvia
con sus besos calientes,
y empapar de cordura
a los hombres que duermen..."
Rafael Sánchez Ortega ©
21/10/12
y se acerca noviembre,
va pasando el otoño
sin pensar, lentamente.
Y se pasan los días
como pasan los trenes,
con vagones sombríos
de semanas y meses.
He pensado que un día,
cuando llegue la muerte,
temblarás como un niño
al que asusta la nieve.
Y tus ojos castaños
dormirán para siempre,
en el lecho de rosas
y también de claveles.
Ha llegado la lluvia
y no sé lo que tiene,
ya que altera la sangre
y hasta sube la fiebre.
El otoño transcurre
y los días no mienten,
amanece más tarde
y primero anochece.
He pensado en mañana,
en tu voz insolente,
recitando poemas
a llorosos cipreses.
Y una lágrima dulce
con su gota latente,
bajará por tu rostro
a besar a tu vientre.
Ha llegado la lluvia
y ha llenado las fuentes,
con la luz y esperanza
de cercanos belenes.
Van menguando los días
y se acerca diciembre,
con sus barbas tan blancas
que dan vida a las sienes.
Y es que el tiempo discurre
desde ayer y por siempre,
y nos marca la fecha
y el segundo latente.
El tic-tac de la vida
sin cesar palidece,
y se buscan los sueños
para hacernos más fuertes.
"...Ha llegado la lluvia
con sus besos calientes,
y empapar de cordura
a los hombres que duermen..."
Rafael Sánchez Ortega ©
21/10/12
SI TE CUENTO...
Si te cuento, bella niña,
qué me ocurre y qué me pasa,
lo que duele y lo que asusta
en lo más hondo del alma...
¿Me acunarás con el viento?,
¿me cantarás una nana?
¿me mandarás con la brisa
un abrazo en la distancia?...
"...Si te cuento y tú me escuchas
entenderás mi nostalgia;
y sabre todo el silencio
que se encierra en mis palabras..."
Rafael Sánchez Ortega ©
20/10/12
qué me ocurre y qué me pasa,
lo que duele y lo que asusta
en lo más hondo del alma...
¿Me acunarás con el viento?,
¿me cantarás una nana?
¿me mandarás con la brisa
un abrazo en la distancia?...
"...Si te cuento y tú me escuchas
entenderás mi nostalgia;
y sabre todo el silencio
que se encierra en mis palabras..."
Rafael Sánchez Ortega ©
20/10/12
NECESITO UNA SONRISA...
Necesito una sonrisa,
pequeñita y de cristal,
y que sea muy sincera
y con ganas de soñar.
Hoy no sé porqué me siento
angustiado de verdad,
aunque encuentre en las estrellas
esa chispa que me dan.
Ese abrazo rutilante
con un beso sin igual,
y ese soplo tan divino
que me obliga a tiritar.
Es el miedo el gran tirano,
es un duende sin edad,
atenaza nuestros nervios
y nos hace hasta dudar.
Necesito una sonrisa
simplemente con la paz,
de las aguas y gaviotas
que nos llegan de la mar.
Hoy preciso de los mares,
de su yodo y de su sal,
de las aguas cristalinas
que me den la libertad.
Es el vuelo por los aires,
con los pasos de ese vals,
y una música sin nombre
ofreciéndome amistad.
Es la playa con la arena,
son las olas al llegar,
y la dulce caracola
que no tiene capitán.
Necesito una sonrisa,
una sóla y nada más,
ese beso de unos labios
que me dén tranquilidad.
Porque quiero ser tu amante
y llevarte hasta el rosal,
mientras tomo tu cintura
con mis dedos sin temblar.
Ese guiño picaresco
de tus ojos de coral,
son la llave de la puerta
que yo quiero rescatar.
Es tu voz con su dulzura
esa causa de mi mal,
y las sombras en el alma
que yo quiero desterrar.
"...Necesito una sonrisa
muy chiquita y colegial,
y cubrirla con mis besos
tan sedientos por amar...!
Rafael Sánchez Ortega ©
20/10/12
pequeñita y de cristal,
y que sea muy sincera
y con ganas de soñar.
Hoy no sé porqué me siento
angustiado de verdad,
aunque encuentre en las estrellas
esa chispa que me dan.
Ese abrazo rutilante
con un beso sin igual,
y ese soplo tan divino
que me obliga a tiritar.
Es el miedo el gran tirano,
es un duende sin edad,
atenaza nuestros nervios
y nos hace hasta dudar.
Necesito una sonrisa
simplemente con la paz,
de las aguas y gaviotas
que nos llegan de la mar.
Hoy preciso de los mares,
de su yodo y de su sal,
de las aguas cristalinas
que me den la libertad.
Es el vuelo por los aires,
con los pasos de ese vals,
y una música sin nombre
ofreciéndome amistad.
Es la playa con la arena,
son las olas al llegar,
y la dulce caracola
que no tiene capitán.
Necesito una sonrisa,
una sóla y nada más,
ese beso de unos labios
que me dén tranquilidad.
Porque quiero ser tu amante
y llevarte hasta el rosal,
mientras tomo tu cintura
con mis dedos sin temblar.
Ese guiño picaresco
de tus ojos de coral,
son la llave de la puerta
que yo quiero rescatar.
Es tu voz con su dulzura
esa causa de mi mal,
y las sombras en el alma
que yo quiero desterrar.
"...Necesito una sonrisa
muy chiquita y colegial,
y cubrirla con mis besos
tan sedientos por amar...!
Rafael Sánchez Ortega ©
20/10/12
LA LLUVIA SE DESLIZA DESDE EL CIELO...
La lluvia se desliza desde el cielo
y baja hasta la tierra mansamente,
parece que han abierto las compuertas
y el dique de las gotas que contiene.
Son lágrimas mezcladas con nostalgia
sacadas de los ojos tan ausentes,
de soles y de estrellas siderales
que lloran porque pierden los papeles.
La tierra está embarrada sin remedio,
perdiendo el colorido del presente
que marcan los otoños tan dorados
por otros más oscuros y más breves.
Pero es la quintaesencia del otoño,
su eterna melodía, la que pierden,
la bella crematística del cuadro
plasmado por artistas y pinceles.
No sé si cada día nos fijamos
y somos a la vez tan inconscientes,
del paso de la vida y de su marcha
por vías y estación, como los trenes.
La lluvia, con su encanto y con su magia,
produce sensaciones diferentes,
y surgen pensamientos y preguntas,
correctas ó incorrectas muchas veces.
Se piensa en si los ángeles son niños,
que sueñan en las nubes, con la nieve,
y guardan con sus alas a los hombres
que rezan y trabajan duramente.
Y llegan las preguntas deseadas,
aquellas que se invocan en los viernes,
con horas de descanso por delante
y ganas de entregarse a los quereres.
La lluvia silenciosa no responde,
prosigue con su llanto firme y breve,
y besa con candor a los amantes
y al pobre peregrino de las siete.
Empapa corazones y sentidos,
latidos con suspiros muy silentes,
al bosque de las hayas y los robles
y al sitio donde duermen los cipreses.
"...La lluvia se desliza desde el cielo
y besa con sus gotas permanentes,
los cuerpos y las almas de los hombres
que ansían, y desean ser rebeldes..."
Rafael Sánchez Ortega ©
19/10/12
y baja hasta la tierra mansamente,
parece que han abierto las compuertas
y el dique de las gotas que contiene.
Son lágrimas mezcladas con nostalgia
sacadas de los ojos tan ausentes,
de soles y de estrellas siderales
que lloran porque pierden los papeles.
La tierra está embarrada sin remedio,
perdiendo el colorido del presente
que marcan los otoños tan dorados
por otros más oscuros y más breves.
Pero es la quintaesencia del otoño,
su eterna melodía, la que pierden,
la bella crematística del cuadro
plasmado por artistas y pinceles.
No sé si cada día nos fijamos
y somos a la vez tan inconscientes,
del paso de la vida y de su marcha
por vías y estación, como los trenes.
La lluvia, con su encanto y con su magia,
produce sensaciones diferentes,
y surgen pensamientos y preguntas,
correctas ó incorrectas muchas veces.
Se piensa en si los ángeles son niños,
que sueñan en las nubes, con la nieve,
y guardan con sus alas a los hombres
que rezan y trabajan duramente.
Y llegan las preguntas deseadas,
aquellas que se invocan en los viernes,
con horas de descanso por delante
y ganas de entregarse a los quereres.
La lluvia silenciosa no responde,
prosigue con su llanto firme y breve,
y besa con candor a los amantes
y al pobre peregrino de las siete.
Empapa corazones y sentidos,
latidos con suspiros muy silentes,
al bosque de las hayas y los robles
y al sitio donde duermen los cipreses.
"...La lluvia se desliza desde el cielo
y besa con sus gotas permanentes,
los cuerpos y las almas de los hombres
que ansían, y desean ser rebeldes..."
Rafael Sánchez Ortega ©
19/10/12
CONTIGO, PERO SIN TI...
Contigo, pero sin ti,
camino y voy en silencio,
vagan mis pasos dormidos
entre la bruma y el sueño.
Y voy trazando canciones
entre los labios risueños,
mientras se animan mis ojos
cuando de ti me recuerdo.
Contigo, pero sin ti,
marcho de prisa y corriendo,
voy a los montes sin nombre
y a las montañas con hielo.
Y voy sembrando sonrisas
aunque me falte el aliento,
mientras pronuncio en voz alta
lo que te amo y te quiero.
Contigo, pero sin ti,
quiero volar a los cielos,
para enseñarte el camino
que recorrieron mis besos.
Y voy cubriendo de flores
todas las sendas del suelo,
mientras susurra al otoño
el corazón sus secretos.
Contigo, pero sin ti,
voy a escribir al cuaderno,
para dejarte mis letras
entre el temblor de mis dedos.
Voy a robarle a la luna
ese fulgor tan excelso,
para que cubra tu cara
y dé realce a tu pelo.
Contigo, pero sin ti,
yo siento amor que me muero,
porque se escapa la vida
y se me acaba el aliento.
Voy a abrazarte muy fuerte
hasta que crujan los huesos,
para tenerte en mis brazos
y para amarte despierto.
"...Contigo, pero sin ti,
voy por la vida y no atiendo,
marcho sin norte y sin rumbo
porque sin ti nada es cierto..."
Rafael Sánchez Ortega ©
18/10/12
camino y voy en silencio,
vagan mis pasos dormidos
entre la bruma y el sueño.
Y voy trazando canciones
entre los labios risueños,
mientras se animan mis ojos
cuando de ti me recuerdo.
Contigo, pero sin ti,
marcho de prisa y corriendo,
voy a los montes sin nombre
y a las montañas con hielo.
Y voy sembrando sonrisas
aunque me falte el aliento,
mientras pronuncio en voz alta
lo que te amo y te quiero.
Contigo, pero sin ti,
quiero volar a los cielos,
para enseñarte el camino
que recorrieron mis besos.
Y voy cubriendo de flores
todas las sendas del suelo,
mientras susurra al otoño
el corazón sus secretos.
Contigo, pero sin ti,
voy a escribir al cuaderno,
para dejarte mis letras
entre el temblor de mis dedos.
Voy a robarle a la luna
ese fulgor tan excelso,
para que cubra tu cara
y dé realce a tu pelo.
Contigo, pero sin ti,
yo siento amor que me muero,
porque se escapa la vida
y se me acaba el aliento.
Voy a abrazarte muy fuerte
hasta que crujan los huesos,
para tenerte en mis brazos
y para amarte despierto.
"...Contigo, pero sin ti,
voy por la vida y no atiendo,
marcho sin norte y sin rumbo
porque sin ti nada es cierto..."
Rafael Sánchez Ortega ©
18/10/12
AQUELLA TARDE HABÍA CAMINADO...
Aquella tarde había caminado
por los jardines y con hierba fresca,
atrás quedaban días y sudores
mezclados con las huellas y en la tierra.
Mezcladas y cubiertas de rocío
quedaron margaritas y violetas,
después del sueño eterno de la noche
ajenas a los besos y a la fresca.
Y quedaron también las fantasías,
las ilusiones con las notas muertas,
el sonido arrancado a los violines
y la voz recitando aquel poema.
Dejando atrás un mundo sin sentido,
la sin razón oculta tras las puertas,
yo me lancé camino hacia adelante
en busca de la noche y las estrellas.
Y me encontraba al borde de la playa
donde hasta allí llegaban las mareas,
con esas olas dulces, cantarinas,
que animan a las almas y las besan.
Cerré los ojos y pensé en amarte,
¡querido corazón de mi sirena!,
pensé en leyendas tiernas de mis cuentos
escritos para ti sin que supieras.
Pensé en besos enviados a las nubes,
suspiros exclamados a la fuerza,
abrazos a tu imagen mendigando
el cariño y amor que yo quisiera.
Quedó atrás el sendero quebradizo,
la cárcel de cristal de mi conciencia,
y el mundo de nostalgias y recuerdos
donde viven las hadas y princesas.
Me quedo entre las sombras de la noche
velando entre las mismas tanta pena,
con luz parpadeante de una antorcha
que vive consumiendo la tristeza.
Rafael Sánchez Ortega ©
18/10/12
por los jardines y con hierba fresca,
atrás quedaban días y sudores
mezclados con las huellas y en la tierra.
Mezcladas y cubiertas de rocío
quedaron margaritas y violetas,
después del sueño eterno de la noche
ajenas a los besos y a la fresca.
Y quedaron también las fantasías,
las ilusiones con las notas muertas,
el sonido arrancado a los violines
y la voz recitando aquel poema.
Dejando atrás un mundo sin sentido,
la sin razón oculta tras las puertas,
yo me lancé camino hacia adelante
en busca de la noche y las estrellas.
Y me encontraba al borde de la playa
donde hasta allí llegaban las mareas,
con esas olas dulces, cantarinas,
que animan a las almas y las besan.
Cerré los ojos y pensé en amarte,
¡querido corazón de mi sirena!,
pensé en leyendas tiernas de mis cuentos
escritos para ti sin que supieras.
Pensé en besos enviados a las nubes,
suspiros exclamados a la fuerza,
abrazos a tu imagen mendigando
el cariño y amor que yo quisiera.
Quedó atrás el sendero quebradizo,
la cárcel de cristal de mi conciencia,
y el mundo de nostalgias y recuerdos
donde viven las hadas y princesas.
Me quedo entre las sombras de la noche
velando entre las mismas tanta pena,
con luz parpadeante de una antorcha
que vive consumiendo la tristeza.
Rafael Sánchez Ortega ©
18/10/12
PREFIERO CAMINAR ENTRE EL SILENCIO...
Prefiero caminar entre el silencio,
buscando por la noche a las estrellas,
que andar entre la copa y el jolgorio
que abundan en los bares y tabernas.
Comprendo que rehuyo la alegría
y cambio la sonrisa por tristeza,
más siento que la noche es tan hermosa
que tiene mil misterios que me deja.
Encuentro entre el silencio los senderos
que llevan hasta el mar por la ribera,
y encuentro entre las sombras compañía
plagados de las formas más diversas.
No siento el alborozo de las tascas
ni veo el tintineo de las fiestas,
más pienso que la vida es otra cosa
y quiero disfrutar de sus leyendas.
Hay una que nos habla de los mares,
de lindos caballitos y sirenas,
nos narra de pegasos y tritones
luchando con las olas y galernas.
Hay otra que nos cuenta de los campos,
de arados y de hombres que despiertan,
de alcores relucientes de colores
y oteros vigilantes con iglesias.
Hay muchas que proclaman las bondades
y algunas las heridas de las guerras,
hay unas en que cantan los juglares
y en otras sólo escriben los poetas.
Yo creo en las leyendas infinitas
surgidas en cocinas y en hogueras,
oyendo y escuchando a los ancestros
con voz que retumbaba en nuestras venas.
Por eso los recuerdos son eternos
dejando en nuestras almas tantas huellas,
igual que el remolino huracanado
que abraza y que acaricia con gran fuerza.
"...Prefiero caminar entre el silencio
y acaso descansar cuando amanezca,
la noche la prefiero con su manto,
desnuda y virginal en su pureza..."
Rafael Sánchez Ortega ©
17/10/12
buscando por la noche a las estrellas,
que andar entre la copa y el jolgorio
que abundan en los bares y tabernas.
Comprendo que rehuyo la alegría
y cambio la sonrisa por tristeza,
más siento que la noche es tan hermosa
que tiene mil misterios que me deja.
Encuentro entre el silencio los senderos
que llevan hasta el mar por la ribera,
y encuentro entre las sombras compañía
plagados de las formas más diversas.
No siento el alborozo de las tascas
ni veo el tintineo de las fiestas,
más pienso que la vida es otra cosa
y quiero disfrutar de sus leyendas.
Hay una que nos habla de los mares,
de lindos caballitos y sirenas,
nos narra de pegasos y tritones
luchando con las olas y galernas.
Hay otra que nos cuenta de los campos,
de arados y de hombres que despiertan,
de alcores relucientes de colores
y oteros vigilantes con iglesias.
Hay muchas que proclaman las bondades
y algunas las heridas de las guerras,
hay unas en que cantan los juglares
y en otras sólo escriben los poetas.
Yo creo en las leyendas infinitas
surgidas en cocinas y en hogueras,
oyendo y escuchando a los ancestros
con voz que retumbaba en nuestras venas.
Por eso los recuerdos son eternos
dejando en nuestras almas tantas huellas,
igual que el remolino huracanado
que abraza y que acaricia con gran fuerza.
"...Prefiero caminar entre el silencio
y acaso descansar cuando amanezca,
la noche la prefiero con su manto,
desnuda y virginal en su pureza..."
Rafael Sánchez Ortega ©
17/10/12
QUEDABA ATRÁS LA CASA ENVEJECIDA...
Quedaba atrás la casa envejecida,
las paredes cubiertas de cemento,
las palmeras un tanto taciturnas,
la verja silenciosa del colegio.
¿Qué decir de esa casa solariega
que fue la forjadora de mis sueños?
¿acaso que la quise más que a nada
porque fue compañera de mis juegos?
¿Qué contar y narrar de sus paredes,
las primeras cuartillas de mis versos?;
¿acaso que mis letras infantiles
trazaron unos signos inconcretos?
¿Qué opinar de las tímidas palmeras
subiendo dulcemente hacia los cielos?;
¿acaso que crecían insensibles
soportando los fríos del invierno?
¿Qué expresar de la verja silenciosa
acuñando susurros y secretos?;
¿acaso que era cauce y confidente
y la caja tan fiel de los recuerdos?
...Yo no sé si los sueños valen algo
si carecen de luces y destellos,
y no sé lo que guarda mi retina
ni sé bien lo que escribo en el cuaderno.
Pero sé que me embarga la locura,
de ese mal traicionero del sediento,
del amante que vive de utopías
y que busca un lugar entre los cuerdos.
Porque amar a la casa en que he nacido,
es bogar con el mar a barlovento,
es cantar con el alma entristecida
en la noche desnuda a los luceros.
Y es soñar con paredes agrisadas
con la hiedra subiendo hasta los techos,
alcanzando ventanas y paredes
y dejando su imagen a los lienzos.
Y es mirar como danzan las palmeras
bajo el flujo y reflujo de los vientos,
y observar el saludo caprichoso
que en sus ramas nos dejan los vencejos.
Y es oír a la verja que chirría
y nos deja sin pausa su lamento,
como nota perdida de las almas
y arrancada de un arpa por los dedos.
"...Pero atrás se quedaba nuestra casa
y en la misma recuerdos y deseos,
mil preguntas nacidas hace años
y que nadie, en la infancia, respondieron..."
Rafael Sánchez Ortega ©
16/10/12
las paredes cubiertas de cemento,
las palmeras un tanto taciturnas,
la verja silenciosa del colegio.
¿Qué decir de esa casa solariega
que fue la forjadora de mis sueños?
¿acaso que la quise más que a nada
porque fue compañera de mis juegos?
¿Qué contar y narrar de sus paredes,
las primeras cuartillas de mis versos?;
¿acaso que mis letras infantiles
trazaron unos signos inconcretos?
¿Qué opinar de las tímidas palmeras
subiendo dulcemente hacia los cielos?;
¿acaso que crecían insensibles
soportando los fríos del invierno?
¿Qué expresar de la verja silenciosa
acuñando susurros y secretos?;
¿acaso que era cauce y confidente
y la caja tan fiel de los recuerdos?
...Yo no sé si los sueños valen algo
si carecen de luces y destellos,
y no sé lo que guarda mi retina
ni sé bien lo que escribo en el cuaderno.
Pero sé que me embarga la locura,
de ese mal traicionero del sediento,
del amante que vive de utopías
y que busca un lugar entre los cuerdos.
Porque amar a la casa en que he nacido,
es bogar con el mar a barlovento,
es cantar con el alma entristecida
en la noche desnuda a los luceros.
Y es soñar con paredes agrisadas
con la hiedra subiendo hasta los techos,
alcanzando ventanas y paredes
y dejando su imagen a los lienzos.
Y es mirar como danzan las palmeras
bajo el flujo y reflujo de los vientos,
y observar el saludo caprichoso
que en sus ramas nos dejan los vencejos.
Y es oír a la verja que chirría
y nos deja sin pausa su lamento,
como nota perdida de las almas
y arrancada de un arpa por los dedos.
"...Pero atrás se quedaba nuestra casa
y en la misma recuerdos y deseos,
mil preguntas nacidas hace años
y que nadie, en la infancia, respondieron..."
Rafael Sánchez Ortega ©
16/10/12
HOY NO QUIERO ESCRIBIRTE CORAZÓN...
Hoy no quiero escribirte corazón
ni llorar con mis lágrimas cautivas,
prefiero suspirar con el silencio
arrancando del pecho las espinas.
Prefiero caminar por los senderos
y observar a las flores amarillas,
entre el verde florido de los campos
y el azul de los cielos más arriba.
Prefiero contener las emociones
y aguantar marejadas y sequías,
de la vida que pasa y no regresa
como estrella fugaz que se disipa.
Prefiero que la tinta se me seque
y aparezca vacía la cuartilla,
porque nadie verá lo que yo siento
ni el dolor de mi alma malherida.
No quiero mendigarte una palabra
ni el saludo casual de tu sonrisa,
prefiero continuar con el silencio
soñando con las cosas más sencillas.
Prefiero disfrutar con las estrellas
soñando con sus besos y caricias,
a pesar de saber que solo es sueño
la respuesta que mandan y que envían.
Prefiero traspasar las mil barreras
que me acerquen temblando hasta la orilla,
y mirar los barrancos de la costa
al compás del nordeste y de la brisa.
Prefiero conversar con las paredes
y escuchar el silencio de las mismas,
en la iglesia que tanto visitamos
a rezar en su pórtico y capilla.
"...Hoy no quiero escribirte corazón,
la palabra que tengo está marchita,
prefiero que se quede en mis entrañas
sin que el llanto me aflore a las mejillas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
15/10/12
ni llorar con mis lágrimas cautivas,
prefiero suspirar con el silencio
arrancando del pecho las espinas.
Prefiero caminar por los senderos
y observar a las flores amarillas,
entre el verde florido de los campos
y el azul de los cielos más arriba.
Prefiero contener las emociones
y aguantar marejadas y sequías,
de la vida que pasa y no regresa
como estrella fugaz que se disipa.
Prefiero que la tinta se me seque
y aparezca vacía la cuartilla,
porque nadie verá lo que yo siento
ni el dolor de mi alma malherida.
No quiero mendigarte una palabra
ni el saludo casual de tu sonrisa,
prefiero continuar con el silencio
soñando con las cosas más sencillas.
Prefiero disfrutar con las estrellas
soñando con sus besos y caricias,
a pesar de saber que solo es sueño
la respuesta que mandan y que envían.
Prefiero traspasar las mil barreras
que me acerquen temblando hasta la orilla,
y mirar los barrancos de la costa
al compás del nordeste y de la brisa.
Prefiero conversar con las paredes
y escuchar el silencio de las mismas,
en la iglesia que tanto visitamos
a rezar en su pórtico y capilla.
"...Hoy no quiero escribirte corazón,
la palabra que tengo está marchita,
prefiero que se quede en mis entrañas
sin que el llanto me aflore a las mejillas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
15/10/12
QUISE SER EL GUARDIÁN DE TU MIRADA...
Quise ser el guardián de tu mirada
y me quedé, de pronto, en el silencio.
Entonces comprendí por qué se sufre
cuando se pierde el mundo de los sueños.
De nada me sirvieron las ayudas,
los brazos que vinieron a mi encuentro,
las trémulas sonrisas cantarinas
forzadas en los labios con el miedo
Estaba musitando quedamente
la prosa y la oración del padrenuestro,
miraba con los ojos encendidos
en busca de tu imagen por los cielos.
Más nada contestaba desde arriba,
tan solo los susurros de muy lejos,
de un aire huracanado que llegaba
formando remolinos muy violentos.
Entonces me detuve sorprendido,
mirando hacia la mar vi su reflejo,
la luna temblorosa y centinela
velaba con su faro marinero.
Las olas devolvían la silueta
formando mil figuras con su cuerpo;
la luna, como el hada de los bosques,
vivía su capítulo completo.
El vals tan caprichoso de las olas,
el baile de los niños y los ciegos,
la música sin nombre ni testigos
que enerva los sentidos y deseos.
Y entonces me quedé sin tu mirada
borrada con pesar de mi recuerdo,
se fueron con tus ojos los poemas
y el tierno escalofrío de tus senos.
No quise molestarte con palabras
y menos con pesares y lamentos,
te amaba más que a nada en este mundo
y quise ser de ti, tu prisionero.
"...Nostalgia, con pesar, por tu mirada,
y amor mal contenido al mismo tiempo,
la vida se compone de renuncias
y sueños de un vergel en el desierto..."
Rafael Sánchez Ortega ©
14/10/12
y me quedé, de pronto, en el silencio.
Entonces comprendí por qué se sufre
cuando se pierde el mundo de los sueños.
De nada me sirvieron las ayudas,
los brazos que vinieron a mi encuentro,
las trémulas sonrisas cantarinas
forzadas en los labios con el miedo
Estaba musitando quedamente
la prosa y la oración del padrenuestro,
miraba con los ojos encendidos
en busca de tu imagen por los cielos.
Más nada contestaba desde arriba,
tan solo los susurros de muy lejos,
de un aire huracanado que llegaba
formando remolinos muy violentos.
Entonces me detuve sorprendido,
mirando hacia la mar vi su reflejo,
la luna temblorosa y centinela
velaba con su faro marinero.
Las olas devolvían la silueta
formando mil figuras con su cuerpo;
la luna, como el hada de los bosques,
vivía su capítulo completo.
El vals tan caprichoso de las olas,
el baile de los niños y los ciegos,
la música sin nombre ni testigos
que enerva los sentidos y deseos.
Y entonces me quedé sin tu mirada
borrada con pesar de mi recuerdo,
se fueron con tus ojos los poemas
y el tierno escalofrío de tus senos.
No quise molestarte con palabras
y menos con pesares y lamentos,
te amaba más que a nada en este mundo
y quise ser de ti, tu prisionero.
"...Nostalgia, con pesar, por tu mirada,
y amor mal contenido al mismo tiempo,
la vida se compone de renuncias
y sueños de un vergel en el desierto..."
Rafael Sánchez Ortega ©
14/10/12
QUISIERA PLISAR EL TIEMPO...
(A Paty, ya que su escrito inspiró estos versos)
Quisiera plisar el tiempo
y guardarlo en mi almohada
para que fuera el soporte
que necesitan las almas.
Esa fuerza vigorosa
y candente como lava,
ese néctar de energías
que sacuda las entrañas.
Porque el tiempo se detiene
en la piel y en la mirada,
en el vello que se eriza
y en los ojos con sus lágrimas.
Una brisa que acaricia
y un susurro que se lanza,
todo viene con el tiempo
silencioso y sin palabras.
Quisiera plisar el tiempo
y guardarlo entre mis sábanas,
alejado de polillas
y de envidias y batallas.
Porque el tiempo es la bandera
y la rosa perfumada,
que se goza y que se aspira
de las manos que lo escancian.
Y es la bella mariposa,
llamativa con sus alas,
que revuelve nuestras sienes
y realza nuestras canas.
Es, en fin, ese suspiro,
y es la nota fiel del arpa,
la que pide una limosna
y hasta el beso que reclama.
Quisiera plisar el tiempo
y guardarlo por mi casa
para tenerlo muy cerca
y que apenas se notara.
Porque el tiempo en primavera
es delicia floreada,
es placer en el verano
con reflejos escarlatas.
Es alfombra en el otoño
con las hojas tan doradas,
y es blancura en el invierno
con la nieve en las montañas.
Pero el tiempo es más que esto,
más que un cáliz que se acaba,
es el poso y la reserva
de latidos y nostalgias.
"...Quisiera plisar el tiempo
y guardarlo en una nana,
que de noche te daría
con un beso y sin palabras..."
Rafael Sánchez Ortega ©
13/10/12
Quisiera plisar el tiempo
y guardarlo en mi almohada
para que fuera el soporte
que necesitan las almas.
Esa fuerza vigorosa
y candente como lava,
ese néctar de energías
que sacuda las entrañas.
Porque el tiempo se detiene
en la piel y en la mirada,
en el vello que se eriza
y en los ojos con sus lágrimas.
Una brisa que acaricia
y un susurro que se lanza,
todo viene con el tiempo
silencioso y sin palabras.
Quisiera plisar el tiempo
y guardarlo entre mis sábanas,
alejado de polillas
y de envidias y batallas.
Porque el tiempo es la bandera
y la rosa perfumada,
que se goza y que se aspira
de las manos que lo escancian.
Y es la bella mariposa,
llamativa con sus alas,
que revuelve nuestras sienes
y realza nuestras canas.
Es, en fin, ese suspiro,
y es la nota fiel del arpa,
la que pide una limosna
y hasta el beso que reclama.
Quisiera plisar el tiempo
y guardarlo por mi casa
para tenerlo muy cerca
y que apenas se notara.
Porque el tiempo en primavera
es delicia floreada,
es placer en el verano
con reflejos escarlatas.
Es alfombra en el otoño
con las hojas tan doradas,
y es blancura en el invierno
con la nieve en las montañas.
Pero el tiempo es más que esto,
más que un cáliz que se acaba,
es el poso y la reserva
de latidos y nostalgias.
"...Quisiera plisar el tiempo
y guardarlo en una nana,
que de noche te daría
con un beso y sin palabras..."
Rafael Sánchez Ortega ©
13/10/12
EN LA CUARTILLA HERMOSA DE TU PIEL...
En la cuartilla hermosa de tu piel
escribo simplemente unas palabras,
para decirte en ellas lo que siento
como un susurro de la nieve blanca.
Pero la voz y el grito retenido,
el que me ahoga y quema las entrañas,
ese lo dejo y queda entre mis labios
y partirá conmigo hacia la nada.
Quiero soñar con versos y poemas
y conseguir la paz que tú reclamas,
y escribiré el "te quiero" cien mil veces
hasta que tú me envíes tu mirada.
Porque te quiero amor, y tú lo sabes,
no importan los defectos y las marcas,
los hombres que nacemos tan sedientos,
buscamos el amor, igual que el agua.
En la cuartilla hermosa de tu piel
escribo, como escriben los que aman,
escribo con la letra temblorosa
y la tinta corrida por las lágrimas.
Escribo con sudor de peregrino
y el sabor del salitre y de las algas,
tomado por la sierra, en ese Sueve,
plagado de asturcones y de cabras.
No quiero que confundas el mensaje,
tan sólo que despiertes con el alba,
y corras temblorosa hasta el espejo
a ver en él, mis letras reflejadas.
Las letras del amor y del cariño
surgidas con recuerdos de una playa,
mezcladas con la luna y las estrellas
y el canto de sirenas y resacas.
"...En la cuartilla hermosa de tu piel
escribo del amor y la esperanza,
de besos y deseos contenidos
por culpa del silencio y la distancia..."
Rafael Sánchez Ortega ©
12/10/10
escribo simplemente unas palabras,
para decirte en ellas lo que siento
como un susurro de la nieve blanca.
Pero la voz y el grito retenido,
el que me ahoga y quema las entrañas,
ese lo dejo y queda entre mis labios
y partirá conmigo hacia la nada.
Quiero soñar con versos y poemas
y conseguir la paz que tú reclamas,
y escribiré el "te quiero" cien mil veces
hasta que tú me envíes tu mirada.
Porque te quiero amor, y tú lo sabes,
no importan los defectos y las marcas,
los hombres que nacemos tan sedientos,
buscamos el amor, igual que el agua.
En la cuartilla hermosa de tu piel
escribo, como escriben los que aman,
escribo con la letra temblorosa
y la tinta corrida por las lágrimas.
Escribo con sudor de peregrino
y el sabor del salitre y de las algas,
tomado por la sierra, en ese Sueve,
plagado de asturcones y de cabras.
No quiero que confundas el mensaje,
tan sólo que despiertes con el alba,
y corras temblorosa hasta el espejo
a ver en él, mis letras reflejadas.
Las letras del amor y del cariño
surgidas con recuerdos de una playa,
mezcladas con la luna y las estrellas
y el canto de sirenas y resacas.
"...En la cuartilla hermosa de tu piel
escribo del amor y la esperanza,
de besos y deseos contenidos
por culpa del silencio y la distancia..."
Rafael Sánchez Ortega ©
12/10/10
REGÁLAME UN POEMA...
Escríbeme un poema, susurrabas,
en tiempos todavía no lejanos,
y lleva con tus dedos al cuaderno
el verso tembloroso de mis labios.
Escribe sin temor, sobre mi cuerpo,
y deja, por mi vientre ya cansado,
las letras del poema más hermoso
que nunca concibieras con tu mano.
Escribe del amor y del cariño
surgidos con el paso de los años,
de envidias y de celos infantiles
producto de recelos infundados.
Escribe de la luna y las estrellas,
del bello santuario de los astros,
del cielo tan sereno y de la noche,
y todo con rigor de un escribano.
Escríbeme un poema, suspiraban,
tus labios, de por si, ya muy cansados,
queriendo que llenara de ternura
tus ojos anegados por el llanto.
Escríbeme de escenas de la vida,
del canto tan sutil del urogallo,
del sueño de maizales en la tierra
del agua cantarina río abajo.
Escríbeme, sin miedo, de tus penas,
del hombro que has perdido y tan lejano,
del niño que se esconde en tus entrañas
buscando con cariño ese regazo.
Escríbeme del alma que dormita,
del sueño que se vierte en su costado,
del ansia por vivir un nuevo día
y de amar, ese cuerpo tan extraño.
Regálame un poema, musitabas,
no quiero que te quedes tan callado,
ni mires más allá del infinito
cuando estoy a tu lado todo el rato.
Escribe de aventuras infantiles,
de marinos, piratas y corsarios,
de guerreros luchando tras banderas
por el ancho horizonte de los campos.
Escribe de las manos ateridas
enlazadas sin tiempo a los arados,
intentando sembrar entre la tierra
esos frutos y bienes tan escasos.
Escribe para mi, yo te lo pido,
no te importe la letra ni el tamaño,
te daré por tu escrito una mirada
y en la misma unos versos de regalo.
"...Escríbeme un poema, susurrabas,
y toma entre tus dedos a mi mano,
regálame tu voz y fantasía
y el beso tembloroso de tus labios..."
Rafael Sánchez Ortega ©
11/10/12
en tiempos todavía no lejanos,
y lleva con tus dedos al cuaderno
el verso tembloroso de mis labios.
Escribe sin temor, sobre mi cuerpo,
y deja, por mi vientre ya cansado,
las letras del poema más hermoso
que nunca concibieras con tu mano.
Escribe del amor y del cariño
surgidos con el paso de los años,
de envidias y de celos infantiles
producto de recelos infundados.
Escribe de la luna y las estrellas,
del bello santuario de los astros,
del cielo tan sereno y de la noche,
y todo con rigor de un escribano.
Escríbeme un poema, suspiraban,
tus labios, de por si, ya muy cansados,
queriendo que llenara de ternura
tus ojos anegados por el llanto.
Escríbeme de escenas de la vida,
del canto tan sutil del urogallo,
del sueño de maizales en la tierra
del agua cantarina río abajo.
Escríbeme, sin miedo, de tus penas,
del hombro que has perdido y tan lejano,
del niño que se esconde en tus entrañas
buscando con cariño ese regazo.
Escríbeme del alma que dormita,
del sueño que se vierte en su costado,
del ansia por vivir un nuevo día
y de amar, ese cuerpo tan extraño.
Regálame un poema, musitabas,
no quiero que te quedes tan callado,
ni mires más allá del infinito
cuando estoy a tu lado todo el rato.
Escribe de aventuras infantiles,
de marinos, piratas y corsarios,
de guerreros luchando tras banderas
por el ancho horizonte de los campos.
Escribe de las manos ateridas
enlazadas sin tiempo a los arados,
intentando sembrar entre la tierra
esos frutos y bienes tan escasos.
Escribe para mi, yo te lo pido,
no te importe la letra ni el tamaño,
te daré por tu escrito una mirada
y en la misma unos versos de regalo.
"...Escríbeme un poema, susurrabas,
y toma entre tus dedos a mi mano,
regálame tu voz y fantasía
y el beso tembloroso de tus labios..."
Rafael Sánchez Ortega ©
11/10/12
ES TIEMPO DEL ESTÍO...
Es tiempo del estío,
sin lluvia y con sequía,
la tierra se reseca,
y mueren margaritas.
Hay flores en el campo,
diademas desprendidas,
con pétalos de fuego
en hojas amarillas.
Hay lindas mariposas
que vuelan muy tranquilas,
traspasan los jardines
con hojas ya marchitas.
Hay versos en el alma,
suspiros en la vida,
pasiones que se ocultan,
deseos que se evitan.
Es tiempo del estío,
de rosas y de prisas
de besos presurosos
y eternas poesías.
Hay jóvenes amantes
que van por las esquinas,
y ancianos en la plaza
buscando una caricia.
Hay nubes en el cielo
carentes de la brisa,
y el viento del nordeste
ausente de esta cita.
Hay sangre por las venas
licuada con arcilla,
nutriendo corazones
que mueren muy deprisa
Es tiempo del estío,
del trigo y de las viñas,
silencio en los alcores,
los hombres ya dormitan.
Hay sombras en la noche
envueltas en neblina,
y cantos de los búhos
con dulces melodías.
Hay lindas lentejuelas,
estrellas sostenidas,
que penden en la noche
del cielo que suspira.
Hay gritos sosegados,
verdades y mentiras,
pasiones encerradas
y pechos que se excitan.
"...Es tiempo del estío,
me digo todavía,
y tiempo de los sueños
de eternas campanillas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
10/10/12
sin lluvia y con sequía,
la tierra se reseca,
y mueren margaritas.
Hay flores en el campo,
diademas desprendidas,
con pétalos de fuego
en hojas amarillas.
Hay lindas mariposas
que vuelan muy tranquilas,
traspasan los jardines
con hojas ya marchitas.
Hay versos en el alma,
suspiros en la vida,
pasiones que se ocultan,
deseos que se evitan.
Es tiempo del estío,
de rosas y de prisas
de besos presurosos
y eternas poesías.
Hay jóvenes amantes
que van por las esquinas,
y ancianos en la plaza
buscando una caricia.
Hay nubes en el cielo
carentes de la brisa,
y el viento del nordeste
ausente de esta cita.
Hay sangre por las venas
licuada con arcilla,
nutriendo corazones
que mueren muy deprisa
Es tiempo del estío,
del trigo y de las viñas,
silencio en los alcores,
los hombres ya dormitan.
Hay sombras en la noche
envueltas en neblina,
y cantos de los búhos
con dulces melodías.
Hay lindas lentejuelas,
estrellas sostenidas,
que penden en la noche
del cielo que suspira.
Hay gritos sosegados,
verdades y mentiras,
pasiones encerradas
y pechos que se excitan.
"...Es tiempo del estío,
me digo todavía,
y tiempo de los sueños
de eternas campanillas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
10/10/12
AYER TE VI POR LA PLAYA...
(A Vero C, ya que su poema inspiró estos versos)
Ayer te vi por la playa
caminando por la arena,
ibas desnuda y llorando
paseando tu tristeza.
Te miré solo un instante
admirando tu silueta,
y los pasos enmarcados
que dejabas en las huellas.
Pasos tristes, malheridos,
vacilantes de gacela,
escapada de las sombras
y portales de una iglesia.
Yo te vi con la nostalgia,
dura carga y dura pena,
y una lágrima cautiva
marchitando tus ojeras.
Más no quise despertarte
y busqué entre las mareas,
esa eterna melodía
con la sal y las respuestas.
Yo quería contentarte
con mis versos y poemas,
y quería, con mis dedos,
escribir en tus caderas.
Escribir de cualquier cosa,
bien de amores o de guerras,
y ofrecerte una sonrisa
como flor de primavera.
Y escribiendo apresurado,
del salitre y las sirenas,
te conté lo que se dice
de juglares y leyendas.
De los niños que no mienten,
de los hombres que ahora sueñan,
y escribí sobre tus senos
las palabras que tu anhelas.
Esas frases que te digan
simplemente que te quieran,
y lo hagan con cariño
sin mentiras ni caretas.
Porque tú, como las rosas,
con sus pétalos de seda,
eres flor apetecida
y fragancia siempre eterna.
Eres dulce mariposa,
delicada y tan sincera,
y eres beso de los labios
que te quieren y desean.
"...Ayer te vi por la playa
bella niña, con tu pena,
y ahora marchas de mi lado
sin que nadie te detenga..."
Rafael Sánchez Ortega ©
09/10/12
caminando por la arena,
ibas desnuda y llorando
paseando tu tristeza.
Te miré solo un instante
admirando tu silueta,
y los pasos enmarcados
que dejabas en las huellas.
Pasos tristes, malheridos,
vacilantes de gacela,
escapada de las sombras
y portales de una iglesia.
Yo te vi con la nostalgia,
dura carga y dura pena,
y una lágrima cautiva
marchitando tus ojeras.
Más no quise despertarte
y busqué entre las mareas,
esa eterna melodía
con la sal y las respuestas.
Yo quería contentarte
con mis versos y poemas,
y quería, con mis dedos,
escribir en tus caderas.
Escribir de cualquier cosa,
bien de amores o de guerras,
y ofrecerte una sonrisa
como flor de primavera.
Y escribiendo apresurado,
del salitre y las sirenas,
te conté lo que se dice
de juglares y leyendas.
De los niños que no mienten,
de los hombres que ahora sueñan,
y escribí sobre tus senos
las palabras que tu anhelas.
Esas frases que te digan
simplemente que te quieran,
y lo hagan con cariño
sin mentiras ni caretas.
Porque tú, como las rosas,
con sus pétalos de seda,
eres flor apetecida
y fragancia siempre eterna.
Eres dulce mariposa,
delicada y tan sincera,
y eres beso de los labios
que te quieren y desean.
"...Ayer te vi por la playa
bella niña, con tu pena,
y ahora marchas de mi lado
sin que nadie te detenga..."
Rafael Sánchez Ortega ©
09/10/12
MI COPA ESTÁ VACÍA, LO CONFIESO...
Mi copa está vacía, lo confieso,
y puede que contenga telarañas,
después de los excesos del pasado
brindando en las orgías y las farras.
Es fácil que abusara de la copa
en esa juventud desaforada,
y es fácil que buscara los laureles
por medio del champagne y de los cavas.
¡Ay dulce juventud de la inocencia,
el tiempo más hermoso de las almas!,
¿por qué nos embriagamos como locos
del vino venenoso que nos mata?
¿Por qué saboreamos con los labios
el néctar con la fruta más preciada,
y luego degustamos lentamente
el vino de las uvas y las parras?
Mi copa está vacía, lo confieso,
carente del espíritu y la llama,
y en ella se instalaron las cenizas
del fuego que me ardía en las entrañas.
Ahora que quisiera dar un trago
no encuentro la bebida tan sagrada,
aquella que anhelaron mis sentidos
pecando por hacerse con su gracia.
Quizás se diluyó por los estanques
negando su presencia en las fontanas,
y entonces se quedaran tan sedientos
los labios agrietados que soñaban.
Los labios que buscaban las respuestas,
los ojos que ofrecían su mirada,
las manos dibujando una figura
trazando tu silueta por el agua.
Mi copa está vacía, lo confieso,
con restos de sustancia envenenada,
yo pienso en la cicuta y la leyenda
formando las tragedias y los dramas.
Quizás nunca valore los silencios
y en ellos las sorpresas que me aguardan,
las notas tan sublimes de la luna
coqueta y con su cara plateada.
Las horas que se pasan lentamente
y el tiempo puntual que las detalla,
las notas musicales y silencios
que brindan por la vida y por la nada.
Tu nombre que conserva, en su costado,
el roble de los bosques de las hayas,
la copa solitaria que bebías
y ansiosa con tus labios apurabas.
¡Qué fácil es bridar en el vacío
con copas de cristal sin una mancha,
y fácil contemplar en los alberos
colores con los tintes escarlatas!
Rafael Sánchez Ortega ©
08/10/12
y puede que contenga telarañas,
después de los excesos del pasado
brindando en las orgías y las farras.
Es fácil que abusara de la copa
en esa juventud desaforada,
y es fácil que buscara los laureles
por medio del champagne y de los cavas.
¡Ay dulce juventud de la inocencia,
el tiempo más hermoso de las almas!,
¿por qué nos embriagamos como locos
del vino venenoso que nos mata?
¿Por qué saboreamos con los labios
el néctar con la fruta más preciada,
y luego degustamos lentamente
el vino de las uvas y las parras?
Mi copa está vacía, lo confieso,
carente del espíritu y la llama,
y en ella se instalaron las cenizas
del fuego que me ardía en las entrañas.
Ahora que quisiera dar un trago
no encuentro la bebida tan sagrada,
aquella que anhelaron mis sentidos
pecando por hacerse con su gracia.
Quizás se diluyó por los estanques
negando su presencia en las fontanas,
y entonces se quedaran tan sedientos
los labios agrietados que soñaban.
Los labios que buscaban las respuestas,
los ojos que ofrecían su mirada,
las manos dibujando una figura
trazando tu silueta por el agua.
Mi copa está vacía, lo confieso,
con restos de sustancia envenenada,
yo pienso en la cicuta y la leyenda
formando las tragedias y los dramas.
Quizás nunca valore los silencios
y en ellos las sorpresas que me aguardan,
las notas tan sublimes de la luna
coqueta y con su cara plateada.
Las horas que se pasan lentamente
y el tiempo puntual que las detalla,
las notas musicales y silencios
que brindan por la vida y por la nada.
Tu nombre que conserva, en su costado,
el roble de los bosques de las hayas,
la copa solitaria que bebías
y ansiosa con tus labios apurabas.
¡Qué fácil es bridar en el vacío
con copas de cristal sin una mancha,
y fácil contemplar en los alberos
colores con los tintes escarlatas!
Rafael Sánchez Ortega ©
08/10/12
SEDÚCEME...
Sedúceme, decían tus pupilas
y el brillo sin igual de tu mirada,
tus manos se ofrecían dulcemente
en busca de las mías que temblaban.
Entonces se rompieron los hechizos,
de diques y pasiones desbordadas,
cubriendo nuestros cuerpos desnudados
en forma de caricias hasta el alba.
No sé lo que pasó, no lo recuerdo,
tan sólo he retenido tus palabras,
la voz tan deliciosa que no olvido
pidiendo que con fuerza te abrazara.
Quizás la poesía dé respuestas
y puede que en sus versos y metáforas,
esté la melodía de esa noche
perdida entre la niebla y la distancia.
Sedúceme, gemiste nuevamente,
y el grito te salió de las entrañas,
tenías todo el cuerpo sudoroso
y el pelo te caía por la espalda.
Tenías la dulzura de una estrella,
la gracia tan sutil de una esmeralda,
el dulce contoneo de una ardilla
a punto de perderse entre las hayas.
...Y yo te contemplé tras escucharte,
rozando con mis dedos tus pestañas,
llevando hasta tus labios la caricia
y el beso y la emoción que me embargaba.
Tu pecho respondió con un suspiro
al beso que en tus labios yo dejara,
y luego me guiaste con tus dedos
al templo del placer y de las hadas.
Sedúceme, de nuevo repetías,
y casi no entendía de que hablabas,
estabas retenida entre mis brazos
gozando con pasión entre las sábanas.
Gozamos como gozan los amantes,
sin tiempo y sin relojes en la cama,
gozamos y subimos hasta el cielo
cerrando tras nosotros mil ventanas.
Corrimos los postigos al recuerdo
a hiedras y también a telarañas,
tapiamos los balcones y las puertas
dejando en la penumbra las estancias.
Así nos dedicamos a nosotros,
sin miedos a que nadie nos juzgara,
desnudos en la edad de la inocencia
y libres para amarse nuestras almas.
"...Sedúceme, decían debilmente,
el seno y el pezón que me invitaban,
y allí se dirigieron temblorosos
mis dedos a rozar la rosa amada..."
Rafael Sánchez Ortega ©
07/10/12
y el brillo sin igual de tu mirada,
tus manos se ofrecían dulcemente
en busca de las mías que temblaban.
Entonces se rompieron los hechizos,
de diques y pasiones desbordadas,
cubriendo nuestros cuerpos desnudados
en forma de caricias hasta el alba.
No sé lo que pasó, no lo recuerdo,
tan sólo he retenido tus palabras,
la voz tan deliciosa que no olvido
pidiendo que con fuerza te abrazara.
Quizás la poesía dé respuestas
y puede que en sus versos y metáforas,
esté la melodía de esa noche
perdida entre la niebla y la distancia.
Sedúceme, gemiste nuevamente,
y el grito te salió de las entrañas,
tenías todo el cuerpo sudoroso
y el pelo te caía por la espalda.
Tenías la dulzura de una estrella,
la gracia tan sutil de una esmeralda,
el dulce contoneo de una ardilla
a punto de perderse entre las hayas.
...Y yo te contemplé tras escucharte,
rozando con mis dedos tus pestañas,
llevando hasta tus labios la caricia
y el beso y la emoción que me embargaba.
Tu pecho respondió con un suspiro
al beso que en tus labios yo dejara,
y luego me guiaste con tus dedos
al templo del placer y de las hadas.
Sedúceme, de nuevo repetías,
y casi no entendía de que hablabas,
estabas retenida entre mis brazos
gozando con pasión entre las sábanas.
Gozamos como gozan los amantes,
sin tiempo y sin relojes en la cama,
gozamos y subimos hasta el cielo
cerrando tras nosotros mil ventanas.
Corrimos los postigos al recuerdo
a hiedras y también a telarañas,
tapiamos los balcones y las puertas
dejando en la penumbra las estancias.
Así nos dedicamos a nosotros,
sin miedos a que nadie nos juzgara,
desnudos en la edad de la inocencia
y libres para amarse nuestras almas.
"...Sedúceme, decían debilmente,
el seno y el pezón que me invitaban,
y allí se dirigieron temblorosos
mis dedos a rozar la rosa amada..."
Rafael Sánchez Ortega ©
07/10/12
YA SÉ QUE TE INCOMODA LA TRISTEZA...
Ya sé que te incomoda la tristeza
y el llanto desbordado de mis ojos,
y sé que tú quisieras ser el brazo
y el pecho en que apoyarme silencioso.
Más quiero ser tan sólo el peregrino,
eterno buscador de los arroyos,
el niño que miraba las estrellas
en noches temblorosas del otoño.
Y quiero ser el hombre con su antorcha,
de noche, por la playa tan ansioso
buscando las preguntas de la vida
en medio de un sendero sin cerrojos.
El joven que portaba su locura
sin miedo, a las raposas y los lobos,
llevando entre sus dedos el latido
y el grito desgarrado de los tontos.
Ya sé que te incomoda la tristeza
y el llanto en que culminan mis sollozos,
y sé que tú quisieras remediarlo
limpiando en mis pupilas sus abrojos.
Más quiero que me dejes simplemente,
seguir tras ese reino de los Gnomos,
allí, donde las Hadas y los Elfos,
se juntan en el bosque misterioso.
Y quiero perseguir las mariposas
siguiendo las hileras de los chopos,
y luego, transformado en sus colores
subir hasta los cielos en un globo.
El niño que juntaba margaritas
haciendo con un ramo su tesoro,
que luego le ofrecía a su princesa
sacada de los cuentos tan hermosos.
Ya sé que te incomoda la tristeza
y el llanto irreverente y sin despojos,
que mana desde el fondo de mi alma
cruzando por mis labios con asombro.
Más quiero proseguir con mi camino,
andar, aunque esté casi medio roto,
volar con las gaviotas y el nordeste
huyendo de este mundo de los sordos.
Y quiero consumir toda la copa,
el néctar de cicuta tan goloso,
y luego navegar con las mareas
buscando en la restinga sus despojos.
El hombre solitario así pervive,
haciendo de los sueños ese trono,
el mundo inigualable de la vida
y el reino inalcanzable de los gozos.
Ya sé que te incomoda la tristeza
y el llanto y el dolor que te provoco,
más debes entender que son mis lágrimas
el fondo y el poema de este enojo.
Rafael Sánchez Ortega ©
06/10/12
y el llanto desbordado de mis ojos,
y sé que tú quisieras ser el brazo
y el pecho en que apoyarme silencioso.
Más quiero ser tan sólo el peregrino,
eterno buscador de los arroyos,
el niño que miraba las estrellas
en noches temblorosas del otoño.
Y quiero ser el hombre con su antorcha,
de noche, por la playa tan ansioso
buscando las preguntas de la vida
en medio de un sendero sin cerrojos.
El joven que portaba su locura
sin miedo, a las raposas y los lobos,
llevando entre sus dedos el latido
y el grito desgarrado de los tontos.
Ya sé que te incomoda la tristeza
y el llanto en que culminan mis sollozos,
y sé que tú quisieras remediarlo
limpiando en mis pupilas sus abrojos.
Más quiero que me dejes simplemente,
seguir tras ese reino de los Gnomos,
allí, donde las Hadas y los Elfos,
se juntan en el bosque misterioso.
Y quiero perseguir las mariposas
siguiendo las hileras de los chopos,
y luego, transformado en sus colores
subir hasta los cielos en un globo.
El niño que juntaba margaritas
haciendo con un ramo su tesoro,
que luego le ofrecía a su princesa
sacada de los cuentos tan hermosos.
Ya sé que te incomoda la tristeza
y el llanto irreverente y sin despojos,
que mana desde el fondo de mi alma
cruzando por mis labios con asombro.
Más quiero proseguir con mi camino,
andar, aunque esté casi medio roto,
volar con las gaviotas y el nordeste
huyendo de este mundo de los sordos.
Y quiero consumir toda la copa,
el néctar de cicuta tan goloso,
y luego navegar con las mareas
buscando en la restinga sus despojos.
El hombre solitario así pervive,
haciendo de los sueños ese trono,
el mundo inigualable de la vida
y el reino inalcanzable de los gozos.
Ya sé que te incomoda la tristeza
y el llanto y el dolor que te provoco,
más debes entender que son mis lágrimas
el fondo y el poema de este enojo.
Rafael Sánchez Ortega ©
06/10/12
CUANDO SIENTAS UNA PENA QUE TE EMBARGUE...
Cuando sientas una pena que te embargue
y no puedas soportar mas la tristeza,
es la hora de emprender nuevos caminos
y calmar las inquietudes que te acechan.
Es el tiempo de parar los corazones,
contener a los latidos que aletean,
respirar profundamente del salitre
y nadar entre las algas y mareas.
Es posible que quisieras mil caricias
que llegaran de la noche y las estrellas,
es posible que quisieras mil abrazos
que no tienes y que sabes no te llegan.
Pero tienes esa música sin nombre,
la que suena cada día por la tierra,
la que baja con el río palpitante,
sin batuta y director en esa orquesta.
Cuando sientas una pena que te embargue
y no puedas aguantar por la ceguera,
has de comprender al mundo de las sombras
y caminar por senderos y entre nieblas.
Al final encontrarás los carruseles,
los hermosos coloridos de las ferias,
las luces parpadeantes de las norias
y a los trenes y pegasos dando vueltas.
Es entonces, que quisieras ser un ángel,
y volar como gaviota por la fiesta,
planear sobre las nubes en la tarde
y sentir mil sensaciones y bellezas.
Pero tienes el billete caducado,
el tren, de la estación, marcha y no regresa,
la voz no te responde y ya se apaga
y quedas entre cenizas y traviesas.
"...Cuando sientas una pena que te embargue
y no puedas aguantar más la tormenta,
es la hora de arrancar viejas espinas
del herido corazón que le atraviesan..."
Rafael Sánchez Ortega ©
05/10/12
y no puedas soportar mas la tristeza,
es la hora de emprender nuevos caminos
y calmar las inquietudes que te acechan.
Es el tiempo de parar los corazones,
contener a los latidos que aletean,
respirar profundamente del salitre
y nadar entre las algas y mareas.
Es posible que quisieras mil caricias
que llegaran de la noche y las estrellas,
es posible que quisieras mil abrazos
que no tienes y que sabes no te llegan.
Pero tienes esa música sin nombre,
la que suena cada día por la tierra,
la que baja con el río palpitante,
sin batuta y director en esa orquesta.
Cuando sientas una pena que te embargue
y no puedas aguantar por la ceguera,
has de comprender al mundo de las sombras
y caminar por senderos y entre nieblas.
Al final encontrarás los carruseles,
los hermosos coloridos de las ferias,
las luces parpadeantes de las norias
y a los trenes y pegasos dando vueltas.
Es entonces, que quisieras ser un ángel,
y volar como gaviota por la fiesta,
planear sobre las nubes en la tarde
y sentir mil sensaciones y bellezas.
Pero tienes el billete caducado,
el tren, de la estación, marcha y no regresa,
la voz no te responde y ya se apaga
y quedas entre cenizas y traviesas.
"...Cuando sientas una pena que te embargue
y no puedas aguantar más la tormenta,
es la hora de arrancar viejas espinas
del herido corazón que le atraviesan..."
Rafael Sánchez Ortega ©
05/10/12
MIENTRAS TÚ ESCUCHAS LA MÚSICA...
Mientras tú escuchas la música
yo te acaricio con mis dedos
y recorro tu piel muy suavemente.
Me embriago de este instante de ternura,
y lo hago en los segundos sin pausa
en que la música desgrana sus latidos,
los mismos en que tu corazón se paraliza y sueña
y lo hago llevándote mis besos y mis sueños...
¡Cuánto quisiera poder abrazarte,
sin límite de tiempo,
sin tener que abrir los ojos a la vida
y responder ante mi alma,
y solamente, ante tus ojos,
a esa pregunta que ronda tu cabeza...!
Porque el amor es algo inexplicable,
algo que nace y se lleva en el alma,
que crece en un momento y cristaliza
fuertemente,
haciendo que los lazos invisibles
se hagan nudos
y marquen a las almas y los cuerpos
y las aten con sus alas de colores.
Y es entonces cuando surge el fuego intenso
del amor que nos rebosa,
ese fuego que está dentro de nosotros,
en el alma y las entrañas,
y el el fuego que quisiera ser un poco más
el otro fuego de ese cuerpo a quien amamos
y miramos
y que escucha, en este instante,
una música sublime
con sus ojos muy cerrados...
Mientras tú escuchas la música
yo contemplo los serbales y los robles
en mis sueños,
y me nutro del paisaje de tu cuerpo
que palpita y que suspira dulcemente,
bajo el tacto tembloroso de mis dedos,
que recorren sus colinas y sus valles,
en la eterna desnudez de tus sentidos.
Es bonita la quimera del amor, en el que ama,
con la música de fondo que confunde la pasión
con su locura,
en la nota desgranada por los senos sugerentes,
en la brisa que resbala por el cuello,
en la lluvia y el rocío que resbala por el vientre
y se pierde entre los muslos.
Un suspiro de placer y de nostalgia
se desgrana por el aire,
es un grito de alegría,
un gemido simplemente de ternura,
una voz con un "te quiero" susurrante
y un amor que se eterniza, para siempre,
en el recuerdo...
"...Mientras tú escuchas la música
yo recuerdo los rincones de tu cara
y de tu cuerpo,
tan ausente y tan lejano,
y maldigo la nostalgia de mis sueños..."
Rafael Sánchez Ortega ©
04/10/12
ERA TU VOZ TAN DULCE, EL FIEL RECLAMO...
Era tu voz tan dulce, el fiel reclamo,
la mejor y excelente melodía;
la nota que, escapada de tu pecho,
vibraba con pasión mal contenida.
Pero tu voz tenía la dulzura
del verso rescatado en la cuartilla,
de aromas de los sauces y los pinos
e historias de juglares muy bonitas.
¿Por qué me enamoré tan locamente
buscando en esa voz la poesía?,
¿Acaso fue ceguera con locura
o puede que pasión mal contenida?
No tengo la respuesta para darme,
quizás nunca la tenga en esta vida,
a veces hay preguntas sin respuestas
que nacen, que se piensan y marchitan.
Pero tu voz llegó cual primavera
envuelta entre rocío y margaritas,
con flecos de la espuma de las olas
y el vuelo de gaviotas por la orilla.
Tenías la ternura de las hadas
sacada de los cuentos de las niñas,
la gracia de la infancia, generosa,
que ofrece en cada gesto su sonrisa.
Llevabas en tu rostro de gitana
las huellas de la tierra de castilla,
los trazos de una historia inalterable
marcados por tu voz y tus caricias.
Es triste caminar entre serbales
sabiendo que tu voz está perdida,
ausente entre los robles y los bosques
y puede que en los brazos de otra cita.
"...Era tu voz tan dulce y mi esperanza,
la resaca de amor con la restinga,
la isla rescatada de los sueños
y el mundo tal feliz de una utopía..."
Rafael Sánchez Ortega ©
04/10/12
la mejor y excelente melodía;
la nota que, escapada de tu pecho,
vibraba con pasión mal contenida.
Pero tu voz tenía la dulzura
del verso rescatado en la cuartilla,
de aromas de los sauces y los pinos
e historias de juglares muy bonitas.
¿Por qué me enamoré tan locamente
buscando en esa voz la poesía?,
¿Acaso fue ceguera con locura
o puede que pasión mal contenida?
No tengo la respuesta para darme,
quizás nunca la tenga en esta vida,
a veces hay preguntas sin respuestas
que nacen, que se piensan y marchitan.
Pero tu voz llegó cual primavera
envuelta entre rocío y margaritas,
con flecos de la espuma de las olas
y el vuelo de gaviotas por la orilla.
Tenías la ternura de las hadas
sacada de los cuentos de las niñas,
la gracia de la infancia, generosa,
que ofrece en cada gesto su sonrisa.
Llevabas en tu rostro de gitana
las huellas de la tierra de castilla,
los trazos de una historia inalterable
marcados por tu voz y tus caricias.
Es triste caminar entre serbales
sabiendo que tu voz está perdida,
ausente entre los robles y los bosques
y puede que en los brazos de otra cita.
"...Era tu voz tan dulce y mi esperanza,
la resaca de amor con la restinga,
la isla rescatada de los sueños
y el mundo tal feliz de una utopía..."
Rafael Sánchez Ortega ©
04/10/12
BAJO TUS PÁRPADOS LINDOS...
Bajo tus párpados lindos
duermen quietos dos luceros,
cargaditos de dulzura
e impacientes por mis besos.
Eso pienso mientras miro
el descanso de tu cuerpo,
que se agita y que suspira
y se estira por el lecho.
Al mirarte yo sonrío
y retorno a los recuerdos:
una tarde en una plaza
y aquel baile más bien lento.
Unos pasos vacilantes
y una mano entre mis dedos,
con la música de fondo
embobados y en silencio...
Dos pasitos adelante
y otros dos para el izquierdo,
con un giro y mediavuelta
completaron aquel sueño.
Y ya estabas en mis brazos
con tu pelo tan revuelto,
y tus ojos cantarines,
tan castaños y coquetos.
Y me hablaron sin reservas.
me contaron mil secretos,
de la niña que en ti había
en tu alma y en tu cuerpo.
Y me hablaste con tus manos.
con el celo del gaviero,
con la música y ternura
escapada de un libreto.
Fue un momento delicioso,
un instante en que vi el cielo,
y el momento de partida
para amarte y ser sincero.
Y lo hice desde entonces
procurando ser honesto,
trasladando a tus mejillas
lo que llevo muy adentro.
El candor de mi sonrisa,
la locura de mis besos,
y el abrazo apasionado
a tu cuerpo soñoliento.
Y emprendimos una marcha,
cual gaviotas en su vuelo,
tomaditos de la mano
por un cielo tercipelo.
¡Cuánta envidia desgranaron!,
¡cuántas dudas reprimieron!,
los amantes de rumores,
de peleas y de entuertos.
No entendían nuestra vida,
tan sencilla y sin misterios,
quizás llena de locuras,
en poemas y en los versos.
"Porque todo es poesía",
susurrábamos al viento,
con las rimas malsonantes
y los ecos del "te quiero".
Y es amor lo que sentimos,
y es pasión este deseo,
y es delicia reprimida
nuestros labios tan resecos.
"...Bajo tus párpados lindos
hoy descansan dos luceros,
dos estrellas temblorosas
que dan vida a lo que siento...
Rafael Sánchez Ortega ©
03/10/12
duermen quietos dos luceros,
cargaditos de dulzura
e impacientes por mis besos.
Eso pienso mientras miro
el descanso de tu cuerpo,
que se agita y que suspira
y se estira por el lecho.
Al mirarte yo sonrío
y retorno a los recuerdos:
una tarde en una plaza
y aquel baile más bien lento.
Unos pasos vacilantes
y una mano entre mis dedos,
con la música de fondo
embobados y en silencio...
Dos pasitos adelante
y otros dos para el izquierdo,
con un giro y mediavuelta
completaron aquel sueño.
Y ya estabas en mis brazos
con tu pelo tan revuelto,
y tus ojos cantarines,
tan castaños y coquetos.
Y me hablaron sin reservas.
me contaron mil secretos,
de la niña que en ti había
en tu alma y en tu cuerpo.
Y me hablaste con tus manos.
con el celo del gaviero,
con la música y ternura
escapada de un libreto.
Fue un momento delicioso,
un instante en que vi el cielo,
y el momento de partida
para amarte y ser sincero.
Y lo hice desde entonces
procurando ser honesto,
trasladando a tus mejillas
lo que llevo muy adentro.
El candor de mi sonrisa,
la locura de mis besos,
y el abrazo apasionado
a tu cuerpo soñoliento.
Y emprendimos una marcha,
cual gaviotas en su vuelo,
tomaditos de la mano
por un cielo tercipelo.
¡Cuánta envidia desgranaron!,
¡cuántas dudas reprimieron!,
los amantes de rumores,
de peleas y de entuertos.
No entendían nuestra vida,
tan sencilla y sin misterios,
quizás llena de locuras,
en poemas y en los versos.
"Porque todo es poesía",
susurrábamos al viento,
con las rimas malsonantes
y los ecos del "te quiero".
Y es amor lo que sentimos,
y es pasión este deseo,
y es delicia reprimida
nuestros labios tan resecos.
"...Bajo tus párpados lindos
hoy descansan dos luceros,
dos estrellas temblorosas
que dan vida a lo que siento...
Rafael Sánchez Ortega ©
03/10/12
HAY VECES QUE TE VEO...
Hay veces que te veo
y ratos que te escondes,
igual que las mareas
que llegan en desorden.
Ya sé que son las olas
que alteran con sus golpes,
también las marejadas,
galernas y ciclones.
Más hablo de ti niña
que pasas a las doce,
cruzando la alameda
con pasos uniformes.
Por eso, cuando en días,
no veo tus rubores,
me siento confundido
mirando a los gorriones.
Sus sombras diminutas
me miran protectores,
y dejan en el aire
silbidos y canciones.
Quizás es una rima
que surge de los robles,
quizás una leyenda
surgida de algún porche.
Y pienso en dónde has ido,
princesa de los bosques,
madrina de las hadas,
los elfos y tritones.
Quizás estés hoy triste,
llorando y no te importe,
bajar por la alameda
dejándome tu pose.
Quizás estés malita,
con fiebre e infusiones,
o puede que durmiendo
cubierta de albornoces.
No sé por qué me apenan
la ausencia de colores,
tu blusa tan ceñida
marcando los pezones.
La falda bien plisada
mostrando tus pudores,
al ritmo de tus piernas
moviendo sus tendones.
"...Hay veces que te veo
y ratos con temblores,
en unos son de día
y en otros son de noche..."
Rafael Sánchez Ortega ©
02/10/12
ME VOY POR EL SENDERO HASTA PERDERME...
(A Elisa, ya que su poema inspiró estos versos...)
Me voy por el sendero hasta perderme
cerrando las pestañas mientras tanto,
no quiero saber nada de la vida
y quiero contentarme con tu abrazo.
Se acercan los momentos del otoño,
los cromos de las hojas tan dorados,
la magia y el encanto de los bosques
y el canto de las aguas río abajo.
Se alejan los momentos ya vividos,
los cientos de gorriones que avistamos,
la voz de las mareas que llegaban
que absortos, en la playa, contemplamos.
Me voy por el sendero hasta olvidarte,
camino malherido y paso a paso,
no sé donde me encuentro todavía
y extraño la caricia del verano.
Se acercan los instantes de la marcha,
el viaje al infinito que soñamos,
las dulces caracolas de la playa
y el roce de la brisa susurrando.
Se alejan los instantes transcurridos,
las notas tan alegres del piano,
el juego de los niños en las plazas
ajenos al deseo de los campos.
Me voy por el sendero, vida mía,
dejando tras mis huellas muchos años,
un tiempo recorrido en la distancia
en busca de tus besos y tus labios.
Se acercan otros labios que no busco,
mil sueños en poemas solitarios,
y siento la pasión adolescente
del niño que precisa ser amado.
Se alejan unos labios que conozco,
los labios que miraba suspirando,
los besos que los mismos emitían
llegando al infinito tan romántico.
"...Me voy por el sendero hasta perderme,
no quiero retornar tras mi fracaso,
renuncio a proseguir tras tus pisadas
y al beso de tus labios rutinario..."
Rafael Sánchez Ortega ©
01/10/12
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