LA LLUVIA SE DESLIZA DESDE EL CIELO...
La lluvia se desliza desde el cielo
y baja hasta la tierra mansamente,
parece que han abierto las compuertas
y el dique de las gotas que contiene.
Son lágrimas mezcladas con nostalgia
sacadas de los ojos tan ausentes,
de soles y de estrellas siderales
que lloran porque pierden los papeles.
La tierra está embarrada sin remedio,
perdiendo el colorido del presente
que marcan los otoños tan dorados
por otros más oscuros y más breves.
Pero es la quintaesencia del otoño,
su eterna melodía, la que pierden,
la bella crematística del cuadro
plasmado por artistas y pinceles.
No sé si cada día nos fijamos
y somos a la vez tan inconscientes,
del paso de la vida y de su marcha
por vías y estación, como los trenes.
La lluvia, con su encanto y con su magia,
produce sensaciones diferentes,
y surgen pensamientos y preguntas,
correctas ó incorrectas muchas veces.
Se piensa en si los ángeles son niños,
que sueñan en las nubes, con la nieve,
y guardan con sus alas a los hombres
que rezan y trabajan duramente.
Y llegan las preguntas deseadas,
aquellas que se invocan en los viernes,
con horas de descanso por delante
y ganas de entregarse a los quereres.
La lluvia silenciosa no responde,
prosigue con su llanto firme y breve,
y besa con candor a los amantes
y al pobre peregrino de las siete.
Empapa corazones y sentidos,
latidos con suspiros muy silentes,
al bosque de las hayas y los robles
y al sitio donde duermen los cipreses.
"...La lluvia se desliza desde el cielo
y besa con sus gotas permanentes,
los cuerpos y las almas de los hombres
que ansían, y desean ser rebeldes..."
Rafael Sánchez Ortega ©
19/10/12
y baja hasta la tierra mansamente,
parece que han abierto las compuertas
y el dique de las gotas que contiene.
Son lágrimas mezcladas con nostalgia
sacadas de los ojos tan ausentes,
de soles y de estrellas siderales
que lloran porque pierden los papeles.
La tierra está embarrada sin remedio,
perdiendo el colorido del presente
que marcan los otoños tan dorados
por otros más oscuros y más breves.
Pero es la quintaesencia del otoño,
su eterna melodía, la que pierden,
la bella crematística del cuadro
plasmado por artistas y pinceles.
No sé si cada día nos fijamos
y somos a la vez tan inconscientes,
del paso de la vida y de su marcha
por vías y estación, como los trenes.
La lluvia, con su encanto y con su magia,
produce sensaciones diferentes,
y surgen pensamientos y preguntas,
correctas ó incorrectas muchas veces.
Se piensa en si los ángeles son niños,
que sueñan en las nubes, con la nieve,
y guardan con sus alas a los hombres
que rezan y trabajan duramente.
Y llegan las preguntas deseadas,
aquellas que se invocan en los viernes,
con horas de descanso por delante
y ganas de entregarse a los quereres.
La lluvia silenciosa no responde,
prosigue con su llanto firme y breve,
y besa con candor a los amantes
y al pobre peregrino de las siete.
Empapa corazones y sentidos,
latidos con suspiros muy silentes,
al bosque de las hayas y los robles
y al sitio donde duermen los cipreses.
"...La lluvia se desliza desde el cielo
y besa con sus gotas permanentes,
los cuerpos y las almas de los hombres
que ansían, y desean ser rebeldes..."
Rafael Sánchez Ortega ©
19/10/12
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