BAJO TUS PÁRPADOS LINDOS...
Bajo tus párpados lindos
duermen quietos dos luceros,
cargaditos de dulzura
e impacientes por mis besos.
Eso pienso mientras miro
el descanso de tu cuerpo,
que se agita y que suspira
y se estira por el lecho.
Al mirarte yo sonrío
y retorno a los recuerdos:
una tarde en una plaza
y aquel baile más bien lento.
Unos pasos vacilantes
y una mano entre mis dedos,
con la música de fondo
embobados y en silencio...
Dos pasitos adelante
y otros dos para el izquierdo,
con un giro y mediavuelta
completaron aquel sueño.
Y ya estabas en mis brazos
con tu pelo tan revuelto,
y tus ojos cantarines,
tan castaños y coquetos.
Y me hablaron sin reservas.
me contaron mil secretos,
de la niña que en ti había
en tu alma y en tu cuerpo.
Y me hablaste con tus manos.
con el celo del gaviero,
con la música y ternura
escapada de un libreto.
Fue un momento delicioso,
un instante en que vi el cielo,
y el momento de partida
para amarte y ser sincero.
Y lo hice desde entonces
procurando ser honesto,
trasladando a tus mejillas
lo que llevo muy adentro.
El candor de mi sonrisa,
la locura de mis besos,
y el abrazo apasionado
a tu cuerpo soñoliento.
Y emprendimos una marcha,
cual gaviotas en su vuelo,
tomaditos de la mano
por un cielo tercipelo.
¡Cuánta envidia desgranaron!,
¡cuántas dudas reprimieron!,
los amantes de rumores,
de peleas y de entuertos.
No entendían nuestra vida,
tan sencilla y sin misterios,
quizás llena de locuras,
en poemas y en los versos.
"Porque todo es poesía",
susurrábamos al viento,
con las rimas malsonantes
y los ecos del "te quiero".
Y es amor lo que sentimos,
y es pasión este deseo,
y es delicia reprimida
nuestros labios tan resecos.
"...Bajo tus párpados lindos
hoy descansan dos luceros,
dos estrellas temblorosas
que dan vida a lo que siento...
Rafael Sánchez Ortega ©
03/10/12
duermen quietos dos luceros,
cargaditos de dulzura
e impacientes por mis besos.
Eso pienso mientras miro
el descanso de tu cuerpo,
que se agita y que suspira
y se estira por el lecho.
Al mirarte yo sonrío
y retorno a los recuerdos:
una tarde en una plaza
y aquel baile más bien lento.
Unos pasos vacilantes
y una mano entre mis dedos,
con la música de fondo
embobados y en silencio...
Dos pasitos adelante
y otros dos para el izquierdo,
con un giro y mediavuelta
completaron aquel sueño.
Y ya estabas en mis brazos
con tu pelo tan revuelto,
y tus ojos cantarines,
tan castaños y coquetos.
Y me hablaron sin reservas.
me contaron mil secretos,
de la niña que en ti había
en tu alma y en tu cuerpo.
Y me hablaste con tus manos.
con el celo del gaviero,
con la música y ternura
escapada de un libreto.
Fue un momento delicioso,
un instante en que vi el cielo,
y el momento de partida
para amarte y ser sincero.
Y lo hice desde entonces
procurando ser honesto,
trasladando a tus mejillas
lo que llevo muy adentro.
El candor de mi sonrisa,
la locura de mis besos,
y el abrazo apasionado
a tu cuerpo soñoliento.
Y emprendimos una marcha,
cual gaviotas en su vuelo,
tomaditos de la mano
por un cielo tercipelo.
¡Cuánta envidia desgranaron!,
¡cuántas dudas reprimieron!,
los amantes de rumores,
de peleas y de entuertos.
No entendían nuestra vida,
tan sencilla y sin misterios,
quizás llena de locuras,
en poemas y en los versos.
"Porque todo es poesía",
susurrábamos al viento,
con las rimas malsonantes
y los ecos del "te quiero".
Y es amor lo que sentimos,
y es pasión este deseo,
y es delicia reprimida
nuestros labios tan resecos.
"...Bajo tus párpados lindos
hoy descansan dos luceros,
dos estrellas temblorosas
que dan vida a lo que siento...
Rafael Sánchez Ortega ©
03/10/12
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