MIRÉ LA VIEJA CARA ENTRISTECIDA...


Miré la vieja cara entristecida
y me volví sabiendo su lamento,
estaba contemplando la distancia
y el viento removía sus cabellos.

No sé lo que pensaba su cabeza,
tan sólo que tenía sufrimientos,
dolores combinados con nostalgia
en cóctel explosivo y nada bueno.

De pronto se produjo la galerna,
sollozos que llegaron del infierno,
las lágrimas brotaron de sus ojos
bajando por la cara hasta su cuello.

Sentí que las carencias de las almas
clamaban y pedían a los cielos,
la paz tan necesaria y el descanso
y el grito desgarrado del silencio.

Miré la vieja cara conocida
y me encontré sumido en los recuerdos,
era la luz que siempre me llegaba
desde el rincón sombrío del espejo.

Era mi propia cara ya arrugada,
producto de los años y del tiempo,
buscando con pasión en el cristal
el beso y el abrazo tan eterno.

De nuevo suspiraron las pupilas
sacando mil sollozos de los sueños,
la rabia tanto tiempo contenida
surgía como lava desde el pecho.

Llegaron las rapaces a mi lado,
en busca del despojo y de los huesos,
y entonces sonreí mientras querían
el débil corazón que estaba enfermo.

"...No llores corazón y nada temas,
tú tienes el abrazo de mi seno,
la lira de mis versos son latidos
y el beso de la brisa tu consuelo..."

Rafael Sánchez Ortega ©
22/10/12

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