CUALQUIER TARDE DE LLUVIA...
Cualquier tarde de lluvia,
si sales de paseo,
es fácil que te mojes
y empapes el cabello.
Es fácil que las gotas
resbalen por tu cuerpo,
desnuden el vestido
y busquen a tus senos.
Es fácil que la prisa
disipe tus recelos
y sientas de la lluvia
los sones soñolientos.
Quizás en esa tarde
te pares con el tiempo,
viviendo los segundos
e instantes del momento.
Cualquier tarde de lluvia,
si ves que no te veo,
es culpa de mis lágrimas,
confusas y con miedo.
Es fácil que confundas
también lo que yo siento
pudiendo que cuestiones
la luna y los luceros.
Es fácil que la rabia
me impida ser sincero
y olvide que me esperan
los labios con tu beso.
Quizás en esa tarde,
de lluvia y de lamentos
no sea quien tú quieres
y el hombre de tus sueños.
Cualquier tarde de lluvia,
sumido en mis recuerdos,
vendrán a la memoria
pasajes que no han muerto.
Es fácil que revivan
pasiones y deseos,
amores olvidados
de otoños y de invierno.
Es fácil que susurren
los labios tan hambrientos,
y surjan nuevamente
latidos en el pecho.
Quizás en esa tarde,
rescoldos cenicientos,
se aviven con la lluvia
y den amor al fuego.
"...Cualquier tarde de lluvia,
despierten, sin saberlo,
las gotas de la vida
latiendo entre tus besos..."
Rafael Sánchez Ortega ©
25/10/12
si sales de paseo,
es fácil que te mojes
y empapes el cabello.
Es fácil que las gotas
resbalen por tu cuerpo,
desnuden el vestido
y busquen a tus senos.
Es fácil que la prisa
disipe tus recelos
y sientas de la lluvia
los sones soñolientos.
Quizás en esa tarde
te pares con el tiempo,
viviendo los segundos
e instantes del momento.
Cualquier tarde de lluvia,
si ves que no te veo,
es culpa de mis lágrimas,
confusas y con miedo.
Es fácil que confundas
también lo que yo siento
pudiendo que cuestiones
la luna y los luceros.
Es fácil que la rabia
me impida ser sincero
y olvide que me esperan
los labios con tu beso.
Quizás en esa tarde,
de lluvia y de lamentos
no sea quien tú quieres
y el hombre de tus sueños.
Cualquier tarde de lluvia,
sumido en mis recuerdos,
vendrán a la memoria
pasajes que no han muerto.
Es fácil que revivan
pasiones y deseos,
amores olvidados
de otoños y de invierno.
Es fácil que susurren
los labios tan hambrientos,
y surjan nuevamente
latidos en el pecho.
Quizás en esa tarde,
rescoldos cenicientos,
se aviven con la lluvia
y den amor al fuego.
"...Cualquier tarde de lluvia,
despierten, sin saberlo,
las gotas de la vida
latiendo entre tus besos..."
Rafael Sánchez Ortega ©
25/10/12
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