SÉ QUE EL OTOÑO ESTÁ AQUÍ...
Sé que el otoño está aquí,
viene llamando a la puerta,
llega con nubes muy blancas
y el corazón se me altera.
Es un otoño distinto
este que llama y que llega,
aunque sus hojas doradas
besen sin prisa la tierra.
He sorprendido en la tarde
una impaciente tormenta,
rasgan los rayos el cielo,
suenan los truenos con fuerza.
Pero lo más sorprendentes
son esas gotas sinceras,
las que desprenden las almas
al consumir sus reservas.
Todo se premia y castiga,
todo se paga y se pena,
más en cuestión de cariño
sólo el amor da respuestas.
Y cuando llega el otoño
algo se apaga y se cierra,
en unas almas sin nombre
que al recordarlas se tiembla.
Tiemblan los niños sinceros
porque en el patio no juegan,
ya que en virtud de un castigo
les condenó la maestra.
Tiemblan los labios del hombre
cuando otros labios se ausentan,
cuando carecen del beso,
de la mirada y respuesta.
Porque son cortos los días,
y el temporal con su fuerza,
viene agitando las almas
a descargar la galerna.
Hay en el pecho del hombre
una profunda tristeza,
quiere sentir el otoño
para admirar lo que deja.
Para sumirse en los sueños
y contemplar su belleza,
para sentir sus latidos
y contemplar las estrellas.
"...Sé que el otoño está aquí,
y que el invierno está cerca,
sé que mi tiempo se acaba
más abrazarte quisiera..."
Rafael Sánchez Ortega ©
26/10/12
viene llamando a la puerta,
llega con nubes muy blancas
y el corazón se me altera.
Es un otoño distinto
este que llama y que llega,
aunque sus hojas doradas
besen sin prisa la tierra.
He sorprendido en la tarde
una impaciente tormenta,
rasgan los rayos el cielo,
suenan los truenos con fuerza.
Pero lo más sorprendentes
son esas gotas sinceras,
las que desprenden las almas
al consumir sus reservas.
Todo se premia y castiga,
todo se paga y se pena,
más en cuestión de cariño
sólo el amor da respuestas.
Y cuando llega el otoño
algo se apaga y se cierra,
en unas almas sin nombre
que al recordarlas se tiembla.
Tiemblan los niños sinceros
porque en el patio no juegan,
ya que en virtud de un castigo
les condenó la maestra.
Tiemblan los labios del hombre
cuando otros labios se ausentan,
cuando carecen del beso,
de la mirada y respuesta.
Porque son cortos los días,
y el temporal con su fuerza,
viene agitando las almas
a descargar la galerna.
Hay en el pecho del hombre
una profunda tristeza,
quiere sentir el otoño
para admirar lo que deja.
Para sumirse en los sueños
y contemplar su belleza,
para sentir sus latidos
y contemplar las estrellas.
"...Sé que el otoño está aquí,
y que el invierno está cerca,
sé que mi tiempo se acaba
más abrazarte quisiera..."
Rafael Sánchez Ortega ©
26/10/12
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