LA INMENSIDAD DEL MAR, QUE NOS RODEA...


La inmensidad del mar, que nos rodea,
me lleva con sus olas al silencio,
transforma la quietud en poesía
y cambia los colores de los cielos.

Los viste con las nubes tan oscuras
del gris negro plomizo tan eterno,
salidas de la mano de un artista
que vuelven, sin dudar, desde el invierno.

Más tiene vestimenta nuestras aguas
guardada en el baúl de los recuerdos,
las tiene de colores verde azules
que mezclan en sus gotas mil secretos.

Los mares son la eterna poesía,
que rozan sin descanso nuestros sueños,
las olas caprichosas los abrazan
y dejan el salitre con sus besos.

Algunos nos quedamos extasiados
mirando al horizonte tan sereno,
buscando más allá de sus fronteras
la música sagrada de los vientos.

Más sólo nos devuelven las espumas,
las olas que han rizado sus cabellos,
la brisa con el beso inconfundible
callando en un susurro sus lamentos.

Nos queda contemplar como caminan
y pasan muy lejanos los veleros,
nos queda recibir la fantasía
del mar que satisfaga los deseos.

Suspiran unos labios apretados
y tiemblan los ojitos cual luceros,
ya llueve en las pupilas de los niños
que sienten ese mar de los ancestros.

Hay besos que se dan con la mirada
y hay otros que se entregan sin saberlo,
los hombres los precisan en los labios
los niños en el alma y en el pecho.

Por eso yo me quedo ensimismado
y pienso, junto al mar, en todo esto,
las aguas no me atienden y me olvidan
y siguen su llegada y ronroneo.

Me olvido del silencio y de la tarde
y busco entre las aguas el reflejo,
el canto de corales y  sirenas,
y el tierno claroscuro de sus versos.

La voz y la palabra que me diga
el rumbo y el destino de mi puerto,
la senda y el camino que me lleve
al dulce malecón de los anhelos.

"...La inmensidad del mar, que nos rodea,
me lleva a plantearme que el silencio,
es ese compañero inseparable
que amarra mis suspiros a este suelo..."

Rafael Sánchez Ortega ©
27/03/13

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