QUE LAS SOMBRAS DE LA NOCHE...


Que las sombras de la noche
te devuelvan la sonrisa
y que sigan a tus labios
sonriendo día a día.

Porque deben ser amantes,
como lirios en la orilla,
de los ojos soñadores
y su eterna fantasía.

Es por eso, que las sombras,
nos envuelven con su brisa,
y nos dejan mil regalos
en suspiros y caricias.

He pensado, que en los mares,
nuevas sombras nos vigilan,
son aquellas tan opacas
de recuerdos y vigilias.

Son las sombras, que con nombre,
aún retienen las pupilas,
y las guardan nuestros pechos
y los labios las musitan.

Hay escenas entrañables
entre muchas aburridas,
y momentos de pasiones
que pasaron enseguida.

Pero el Mar del que yo hablo
es la sombra de otra orilla,
es la playa con su arena
y es la ola blanquecina.

Sombras lleva entre sus aguas,
verde azules y distintas,
y con sombras tan opacas
que estremecen a la vista.

Más el mar grita su nombre
y lo llena de alegría,
y es así, de esta manera,
que la noche es más sencilla.

Que las sombras misteriosas
te protejan y den vida,
y aceleren tus latidos
cuando sientas mi visita.

Cuando notes a mis dedos
recorrerte la barbilla,
y soltarte los botones
que sujetan tu camisa.

Luego, libre de esa ropa,
buscaré la poesía,
en el roce de tus senos
con mis besos y sin tinta.

"...Que las sombras de la noche
te hagan siempre compañía,
¡oh mi mar, de mis amores,
Mar que besas mis mejillas..."

Rafael Sánchez Ortega ©
18/03/13

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