A LO LARGO DE LOS AÑOS...
A lo largo de los años
he escuchado mil secretos,
he leído muchos libros
de relatos y de cuentos.
He seguido a los susurros
de los árboles y el viento,
y he plasmado los suspiros
de sus labios en mis versos.
Pero ahora que el camino
se oscurece con los truenos,
me detengo en un instante
y me abrazo en el silencio.
Yo sé bien que la distancia
es mayor de la que veo,
y que faltan pocas horas
de encontrarme con tus besos.
Me lo dice el corazón
que está vivo y no está muerto,
y también las mariposas
que saludan en su vuelo.
Me lo dicen las mareas
al compás de los veleros,
que navegan por las aguas
con la brisa a sotavento.
Es por eso que confío
en ser libre y muy ligero,
para ir hasta tu lado
y llevarte mi pañuelo.
Y secarte las mejillas
de unas lágrimas sin dueño,
y curarte el corazón
tan herido y con remiendos.
Porque quiero ser tu amigo,
ser tu amante y ser tu dueño,
ser el hombre que te cuide
y el que atienda tus deseos.
Yo prefiero que me mires,
y me cuentes tus desvelos,
que me hablen, sin palabras,
tus pupilas y luceros.
Para así, saber de fijo,
que esa fiebre es por el fuego
que han forjado las pasiones
de tus venas y en el cuerpo.
Yo te quiero, vida mía,
y por eso a ti te entrego
este cáliz de unos labios
donde van mis sentimientos.
Es el néctar que deseas,
el que sacie tus anhelos,
con candor y fantasía
del cariño que te entrego.
"...A lo largo de los años
he corrido mil senderos,
he buscado muchos labios
y en los tuyos me detengo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
25/06/13
he escuchado mil secretos,
he leído muchos libros
de relatos y de cuentos.
He seguido a los susurros
de los árboles y el viento,
y he plasmado los suspiros
de sus labios en mis versos.
Pero ahora que el camino
se oscurece con los truenos,
me detengo en un instante
y me abrazo en el silencio.
Yo sé bien que la distancia
es mayor de la que veo,
y que faltan pocas horas
de encontrarme con tus besos.
Me lo dice el corazón
que está vivo y no está muerto,
y también las mariposas
que saludan en su vuelo.
Me lo dicen las mareas
al compás de los veleros,
que navegan por las aguas
con la brisa a sotavento.
Es por eso que confío
en ser libre y muy ligero,
para ir hasta tu lado
y llevarte mi pañuelo.
Y secarte las mejillas
de unas lágrimas sin dueño,
y curarte el corazón
tan herido y con remiendos.
Porque quiero ser tu amigo,
ser tu amante y ser tu dueño,
ser el hombre que te cuide
y el que atienda tus deseos.
Yo prefiero que me mires,
y me cuentes tus desvelos,
que me hablen, sin palabras,
tus pupilas y luceros.
Para así, saber de fijo,
que esa fiebre es por el fuego
que han forjado las pasiones
de tus venas y en el cuerpo.
Yo te quiero, vida mía,
y por eso a ti te entrego
este cáliz de unos labios
donde van mis sentimientos.
Es el néctar que deseas,
el que sacie tus anhelos,
con candor y fantasía
del cariño que te entrego.
"...A lo largo de los años
he corrido mil senderos,
he buscado muchos labios
y en los tuyos me detengo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
25/06/13
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario