¡QUÉ FÁCIL ENCONTRAR, ENTRE LA NADA...


¡Qué fácil encontrar, entre la nada,
el miedo y el espanto tan temidos,
igual que el ver con saña incomprendidos
los sueños por la boca deseada!

Déjate subyugar por la mirada
y espera que se alteren tus latidos,
sabrás lo que le piden tus sentidos
al alma que renace enamorada.

Desnuda el corazón sobre la arena
y deja que le besen lentamente,
los labios con aromas de azucena.

Y entonces, desnudado enteramente,
no dudes de romper esa cadena,
y cúbrete de amor eternamente.

Rafael Sánchez Ortega ©
11/09/13

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