Me duele cuando el amigo
se confunde en mis palabras,
y trastoca situaciones
que me hieren en el alma.
Es por eso la tristeza
que me llega cual resaca,
con espinas y salitres
de la herida que ya sangra.
Hay personas que te juzgan
a través de la distancia,
sin saber si estás hoy serio
o si llueve por tu cara.
Más lo malo no es el juicio,
es la duda planteada,
es la siembra de la ortiga
para herir y causar llaga.
Yo no juzgo a las personas
ni les falto en la distancia,
ni permito que las dudas
dejen nieblas y cizañas.
La amistad es más que eso,
algo eterno que se alcanza,
con suspiros y susurros
y entregando confianza.
Pero hay muchos que lo olvidan
y son ellos quien se engañan,
al creer que entre sus celos
hay verdades que se apartan.
Yo creí que un buen amigo
era aquel que me escuchaba,
y el que daba, en el silencio,
todo aquello que hace falta.
...El saludo, la caricia,
y también esa mirada,
tan precisa y seductora
con sonrisa limpia y sana.
Yo creí que los amigos
eran versos que se escapan,
y latidos que en el pecho
revoltosos musitaban.
...Más me siento derrotado
y me faltan las palabras,
al saber que ya he perdido,
sin querer, su confianza.
"...Me duele cuando un amigo
me desnuda y me desarma,
en un acto de soberbia
por despecho y para nada..."
Rafael Sánchez Ortega ©
06/06/13
se confunde en mis palabras,
y trastoca situaciones
que me hieren en el alma.
Es por eso la tristeza
que me llega cual resaca,
con espinas y salitres
de la herida que ya sangra.
Hay personas que te juzgan
a través de la distancia,
sin saber si estás hoy serio
o si llueve por tu cara.
Más lo malo no es el juicio,
es la duda planteada,
es la siembra de la ortiga
para herir y causar llaga.
Yo no juzgo a las personas
ni les falto en la distancia,
ni permito que las dudas
dejen nieblas y cizañas.
La amistad es más que eso,
algo eterno que se alcanza,
con suspiros y susurros
y entregando confianza.
Pero hay muchos que lo olvidan
y son ellos quien se engañan,
al creer que entre sus celos
hay verdades que se apartan.
Yo creí que un buen amigo
era aquel que me escuchaba,
y el que daba, en el silencio,
todo aquello que hace falta.
...El saludo, la caricia,
y también esa mirada,
tan precisa y seductora
con sonrisa limpia y sana.
Yo creí que los amigos
eran versos que se escapan,
y latidos que en el pecho
revoltosos musitaban.
...Más me siento derrotado
y me faltan las palabras,
al saber que ya he perdido,
sin querer, su confianza.
"...Me duele cuando un amigo
me desnuda y me desarma,
en un acto de soberbia
por despecho y para nada..."
Rafael Sánchez Ortega ©
06/06/13
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