HOY ME VI SOLITARIO Y DESNUDO...
Hoy me vi solitario y desnudo
en la cima de un monte cualquiera;
una brisa fugaz y sin brillo
alteraba la paz de mis venas.
Porque sólo buscaba, en silencio,
ese dulce rincón de la aldea,
con sus casas muy bien apiñadas
y balcones de gruesas maderas.
¡Bella estampa que vi y que recuerdo!
y que ahora me llega al poema,
en los versos desnudos de nombres
y nerviosos tal vez en sus letras.
Yo sentí que una cáscara amarga
deslizaba su sombra en la iglesia,
y sonaban campanas a misa
y se abrían ventanas y puertas.
Hoy me vi solitario y desnudo
con el alma buscando una estrella,
un lucero, sin más, en el día,
una luz que me guíe y me atienda.
Porque somos soldados sin rostro,
peregrinos en filas desiertas,
ciudadanos de un mundo que ignora
que el amor está cerca, ¡muy cerca...!
Suspiré por los sueños del niño
y miré las llanuras extensas,
intentaba encontrar la figura
que llevara en su mano un cometa.
Pero nadie rompía el camino
y seguían borradas las huellas,
entre sueños, un tanto olvidados,
con los besos, sonrisas y penas.
"...Hoy me vi solitario y desnudo
como el hombre, infeliz, que recuerda
que fue niño, una vez, sin dudarlo,
y que ahora su otoño comienza..."
Rafael Sánchez Ortega ©
08/06/13
en la cima de un monte cualquiera;
una brisa fugaz y sin brillo
alteraba la paz de mis venas.
Porque sólo buscaba, en silencio,
ese dulce rincón de la aldea,
con sus casas muy bien apiñadas
y balcones de gruesas maderas.
¡Bella estampa que vi y que recuerdo!
y que ahora me llega al poema,
en los versos desnudos de nombres
y nerviosos tal vez en sus letras.
Yo sentí que una cáscara amarga
deslizaba su sombra en la iglesia,
y sonaban campanas a misa
y se abrían ventanas y puertas.
Hoy me vi solitario y desnudo
con el alma buscando una estrella,
un lucero, sin más, en el día,
una luz que me guíe y me atienda.
Porque somos soldados sin rostro,
peregrinos en filas desiertas,
ciudadanos de un mundo que ignora
que el amor está cerca, ¡muy cerca...!
Suspiré por los sueños del niño
y miré las llanuras extensas,
intentaba encontrar la figura
que llevara en su mano un cometa.
Pero nadie rompía el camino
y seguían borradas las huellas,
entre sueños, un tanto olvidados,
con los besos, sonrisas y penas.
"...Hoy me vi solitario y desnudo
como el hombre, infeliz, que recuerda
que fue niño, una vez, sin dudarlo,
y que ahora su otoño comienza..."
Rafael Sánchez Ortega ©
08/06/13
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