GRITABA EL CORAZÓN, EN EL SILENCIO...
Gritaba el corazón, en el silencio,
con ecos de emoción en sus latidos,
no supe distinguir, entre la bruma,
la música tan dulce de los lirios.
Tenían esa pátina dorada,
cual capa del amor con gran sigilo,
cubriendo los desnudos de las almas
y el brusco ronroneo con sus gritos.
Quería contener esa avalancha
bebiendo con fervor el remolino,
las aguas infectadas del deshielo,
corriendo por mi sangre hasta el molino.
Y allí se detenían en la presa
los gritos que vencían al abismo,
los otros se arrojaban, sin pensarlo,
en busca del placer y del suicidio.
Gritaba el corazón tantas palabras
que sólo se escuchaban los sonidos,
aquellos que saliendo de mis labios
buscaban ese arpegio tan divino.
La cuerda enamorada de la luna,
el lazo con ribetes y sencillo,
la suave mariposa del otoño,
y el beso con el bello escalofrío.
Gritaba el corazón a los amantes
ajenos a la vida y los delirios,
tratando de enviarles un mensaje
por medio del silencio y de los grillos.
Cantaban las cigarras en el campo
las nanas que adormecen a los niños,
y mientras se cerraban las ventanas
de labios que dejaban mil suspiros.
"...Gritaba el corazón una plegaria
sabiendo que hoy estaba malherido,
la culpa la tenían unos labios
y un beso de cristal con el destino..."
Rafael Sánchez Ortega ©
12/06/13
con ecos de emoción en sus latidos,
no supe distinguir, entre la bruma,
la música tan dulce de los lirios.
Tenían esa pátina dorada,
cual capa del amor con gran sigilo,
cubriendo los desnudos de las almas
y el brusco ronroneo con sus gritos.
Quería contener esa avalancha
bebiendo con fervor el remolino,
las aguas infectadas del deshielo,
corriendo por mi sangre hasta el molino.
Y allí se detenían en la presa
los gritos que vencían al abismo,
los otros se arrojaban, sin pensarlo,
en busca del placer y del suicidio.
Gritaba el corazón tantas palabras
que sólo se escuchaban los sonidos,
aquellos que saliendo de mis labios
buscaban ese arpegio tan divino.
La cuerda enamorada de la luna,
el lazo con ribetes y sencillo,
la suave mariposa del otoño,
y el beso con el bello escalofrío.
Gritaba el corazón a los amantes
ajenos a la vida y los delirios,
tratando de enviarles un mensaje
por medio del silencio y de los grillos.
Cantaban las cigarras en el campo
las nanas que adormecen a los niños,
y mientras se cerraban las ventanas
de labios que dejaban mil suspiros.
"...Gritaba el corazón una plegaria
sabiendo que hoy estaba malherido,
la culpa la tenían unos labios
y un beso de cristal con el destino..."
Rafael Sánchez Ortega ©
12/06/13
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