AÚN ESCUCHO TU VOZ Y ME ESTREMEZCO...
Aún escucho tu voz y me estremezco
y no puedo olvidar que me querías.
Escribiste esa frases tantas veces
que al final se mojaron mis mejillas.
Y lloré como un niño entusiasmado
contemplando las ocas tan erguidas,
en el lago del parque muy cercano
rodeados de lirios y abubillas.
No sé bien qué pensaron los gorriones
al oír las palabras que decías,
eran versos tomados solamente
de salones ventanas y buhardillas.
Y seguían hablando de las arpas,
de balcones y oscuras golondrinas. ,
y también de saetas voladoras
que grababan los nombres con arcilla.
Es por eso que sigo alucinado
en un mundo de amor y fantasía,
y recuerde tu voz en la distancia
a la vez que la misma se marchita.
Porque fuiste la voz, que indiferente,
cautivó mis sentidos con su risa,
y a la vez las pasiones de mi alma
que te di de la forma más sencilla.
Rafael Sánchez Ortega ©
03/04/12
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