VUELVE EL CIEGO SOBRE SUS PASOS...
Vuelve el ciego sobre sus pasos, sin darse cuenta,
y continúa avanzando en la oscuridad que le rodea,
hacia ese mundo invisible para él,
pero que siente en sus latidos,
que palpa en sus venas,
que le susurra en la distancia que adelante...
Vuelve el hombre sobre sus pasos
y cae nuevamente en la miseria de pedir una limosna
a cambio de un beso y un abrazo que nadie acepta,
porque ven en él al derrotado,
al exprimido por el tiempo y que está ya en el otoño
contemplando la caída de las hojas en el bosque.
Vuelve el niño a recoger sus juguetes
y los usa y utiliza nuevamente,
mientras los mayores le sonríen y le aplauden,
sin preguntarle por qué ha vuelto,
ya que lo importante es que esté ahí,
jugando y sonriendo con aquellas piezas infantiles,
aunque en el fondo sea todo una pérdida del tiempo.
Pero lo que en el niño se sonríe,
en el hombre se mira con indiferencia
y en el ciego se contempla con ironía.
¿Por qué volvemos una y otra vez a los recuerdos,
a revivir un tiempo del pasado,
a tropezar en la misma piedra del camino?
¿Por qué buscamos el amor
si siempre ha sido un espejismo
que se escapaba de nuestras manos
y huía de nuestros corazones,
como un algo inalcanzable?
...Quizás la respuesta está en el niño,
que sigue jugando, ajeno a mis preguntas
y así encuentra la verdadera esencia de la vida,
en ese instante y en ese momento,
que vive intensamente.
Rafael Sánchez Ortega ©
11/04/12
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