YA SÉ QUE NO CREÍSTE MIS PALABRAS...
Ya sé que no creíste en mis palabras
cuando te dije que serías mi amor
por siempre y para siempre,
¡mi verdadero amor aunque te fueras!,
aunque no respondieras al susurro de mis labios
y aunque riendo despreciaras mi mensaje.
No trato de juzgarte por tus actos
y tampoco me recreo en la derrota.
Sólo miro aquel pasado y sé que amé
cada segundo de ese tiempo,
que temblé buscando tu palabra y tu mirada,
que calmé mi sed con unos besos tan fugaces que me diste,
que escuché tus versos muchas veces
intentando retenerte en mi utopía.
Ya sé que no creíste mis palabras
ni tampoco que cumpliera la promesa
de acudir con mis caricias a tu lado
cada vez que me llamaras.
Sin embargo sí lo hice y acudía cada día
y cada noche con mi pluma y mi cuaderno
a dejarte esas letras incipientes
que intentaban ver la vida.
Porque en ellas iban todos los "te quieros"
retenidos en el alma
y también iban los besos y suspiros,
los abrazos congelados,
las sonrisas destempladas,
las caricias suplicantes de mis dedos
escribiendo por tu cuerpo.
...Ha pasado mucho tiempo desde entonces.
No te juzgo por tus actos
aunque sé que no creíste en mis palabras.
Sin embargo, cuando miro ante el espejo de mi alma,
yo te veo en mi mirada.
Estás ahí,
en ese fondo impenetrable del recuerdo y el latido
y es mi sangre quien se altera ante tu nombre
y es mi alma la que grita y la que pide tus caricias;
y ante esto nada puedo y nada alcanzo.
Sólo enjuago una lágrima traidora
que resbala por mi cara.
Sólo eso es lo que llevo con mis sueños.
Rafael Sánchez Ortega ©
05/04/12
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