CUANDO MIRO LAS PÁGINAS ROSAS...


Cuando miro las páginas rosas del viejo cuaderno
y veo la pasión en ellas, contenida,
siento que el cuerpo se estremece,
que el alma vibra y enloquece,
que galopan los sentidos desbocados
a un suicidio colectivo.


Es una sensación extraña,
como un calor entrando en el costado,
como una marejada que rebasa la machina,
como un furgón descontrolado
que marcha por las vías de la vida
sin futuro y sin destino.


Y sin embargo estás ahí, en mi cuaderno.
Mi mano recogió lo que dejaste entre las sábanas
del lecho.
La dulce melodía de tu cuerpo,
la fragancia exquisita de tus senos,
el pañuelo olvidado que limpió tu sudor inmaculado,
la cinta que llevabas en el pelo
y arranqué con mis labios.


Pero también se quedó el temblor de tu carne,
la inocencia suprema que afrontaste sin miedo,
el sabor del amor y el deseo sublime
de apurar su bebida
y la eterna caricia que buscaba tu cuerpo
tras bajar a la tierra.


Todo esto lo miro y lo siento en la noche,
cuando miro las tapas sagradas
que abren y ocultan las páginas rosas
del viejo cuaderno.


Rafael Sánchez Ortega ©
13/04/12

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