MAÑANA POR LA MAÑANA...
Mañana, por la mañana,
buscaremos los colegios,
con fachadas destempladas
por las fiestas y el invierno.
Buscaremos a los niños
revoltosos y traviesos,
con sus libros a la espalda
sonrientes y contentos.
Miraremos a las puertas
que se abren hacia dentro,
y dan paso hasta las aulas
a los niños y maestros.
Ya no sé si las pizarras,
con su aire verde neutro,
temblarán con alegría
al perder tanto silencio.
El silencio que forzaron
vacaciones y festejos,
de unas fechas singulares
de regalos y de ensueños.
Pero pronto, el día a día,
será el marco de estos tiempos,
con la lengua y con las mates
y la física al encuentro.
No me olvido del idioma
ese inglés tan traicionero,
con los verbos escarpados
entre el ron y los arpegios.
También pienso en el dibujo,
en el trazo y el relleno,
en perfiles sinuosos
que los hacen más complejos.
Y a la historia que nos cuentan,
funcionarios y libreros,
la despacho en dos palabras
por sus faltas y descrédito.
Siento pena de los niños,
que ahora emprenden el trayecto
de volver hasta sus clases
y empezar un nuevo infierno.
El estudio es algo duro
y que cuesta comprenderlo,
por querer que nuestros niños
tengan más por mucho menos.
Sin embargo es la constancia
y las horas del esfuerzo,
las que labran a los hombros
y les dan el justo premio.
Son honores y sonrisas,
son laureles de febrero,
que estimulan a las almas
de los niños sempiternos.
Ya se acercan carnavales,
y otras fiestas a lo lejos,
ya suspiran los muchachos
remolones, en su sueños.
"...Mañana, por la mañana,
estaremos muy atentos,
con los niños que han llegado
a empezar un curso nuevo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
09/01/13
buscaremos los colegios,
con fachadas destempladas
por las fiestas y el invierno.
Buscaremos a los niños
revoltosos y traviesos,
con sus libros a la espalda
sonrientes y contentos.
Miraremos a las puertas
que se abren hacia dentro,
y dan paso hasta las aulas
a los niños y maestros.
Ya no sé si las pizarras,
con su aire verde neutro,
temblarán con alegría
al perder tanto silencio.
El silencio que forzaron
vacaciones y festejos,
de unas fechas singulares
de regalos y de ensueños.
Pero pronto, el día a día,
será el marco de estos tiempos,
con la lengua y con las mates
y la física al encuentro.
No me olvido del idioma
ese inglés tan traicionero,
con los verbos escarpados
entre el ron y los arpegios.
También pienso en el dibujo,
en el trazo y el relleno,
en perfiles sinuosos
que los hacen más complejos.
Y a la historia que nos cuentan,
funcionarios y libreros,
la despacho en dos palabras
por sus faltas y descrédito.
Siento pena de los niños,
que ahora emprenden el trayecto
de volver hasta sus clases
y empezar un nuevo infierno.
El estudio es algo duro
y que cuesta comprenderlo,
por querer que nuestros niños
tengan más por mucho menos.
Sin embargo es la constancia
y las horas del esfuerzo,
las que labran a los hombros
y les dan el justo premio.
Son honores y sonrisas,
son laureles de febrero,
que estimulan a las almas
de los niños sempiternos.
Ya se acercan carnavales,
y otras fiestas a lo lejos,
ya suspiran los muchachos
remolones, en su sueños.
"...Mañana, por la mañana,
estaremos muy atentos,
con los niños que han llegado
a empezar un curso nuevo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
09/01/13
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