QUISO TOCAR A LAS OLAS...
Quiso tocar a las olas
pero detuvo su brazo,
alzó los ojos al cielo
y se quedó suspirando.
Mientras las olas tranquilas
besan los pies, que descalzos,
junto a la arena quedaban
y con el cuerpo inclinado.
Linda figura se muestra
como postal y regalo,
linda sirena sin nombre
y junto al mar tana preciado.
Llega el adiós y la noche
con el suspiro y abrazo,
mientras las olas susurran
viejas canciones de antaño.
Quiso cantar a las olas
pero detuvo su canto,
cuando sintió a la resaca
que le besaba la mano.
Mientras, el cuerpo sencillo,
se estremeció en un adagio,
bajo el compás de la brisa
con el salitre en sus labios.
Linda sirena inclinada
con su vestido mojado,
es la figura inconcreta
de los poetas de antaño.
Llegan las algas sin patria
para cubrir su regazo,
mientras el pelo revuelto
sigue la cara rozando.
Quiso sentir, de las olas,
su corazón desbocado,
y se quedó en el silencio
como marino en su barco.
Mientras llegaban más olas
y un pleamar agitado,
los pensamientos furiosos
iban al mar en el acto.
Linda silueta y con magia
de remolinos ansiados,
mezcla de amor y pasiones
entre la playa y el faro.
Llegan las nuevas jornadas
con un candil encantado,
mientras se olvida el rocío
entre el azul y el sargazo.
"...Quiso tomar de las olas
su palpitar sin descanso,
para saciar a su pecho
de lo que estaba buscando..."
Rafael Sánchez Ortega ©
01/01/13
pero detuvo su brazo,
alzó los ojos al cielo
y se quedó suspirando.
Mientras las olas tranquilas
besan los pies, que descalzos,
junto a la arena quedaban
y con el cuerpo inclinado.
Linda figura se muestra
como postal y regalo,
linda sirena sin nombre
y junto al mar tana preciado.
Llega el adiós y la noche
con el suspiro y abrazo,
mientras las olas susurran
viejas canciones de antaño.
Quiso cantar a las olas
pero detuvo su canto,
cuando sintió a la resaca
que le besaba la mano.
Mientras, el cuerpo sencillo,
se estremeció en un adagio,
bajo el compás de la brisa
con el salitre en sus labios.
Linda sirena inclinada
con su vestido mojado,
es la figura inconcreta
de los poetas de antaño.
Llegan las algas sin patria
para cubrir su regazo,
mientras el pelo revuelto
sigue la cara rozando.
Quiso sentir, de las olas,
su corazón desbocado,
y se quedó en el silencio
como marino en su barco.
Mientras llegaban más olas
y un pleamar agitado,
los pensamientos furiosos
iban al mar en el acto.
Linda silueta y con magia
de remolinos ansiados,
mezcla de amor y pasiones
entre la playa y el faro.
Llegan las nuevas jornadas
con un candil encantado,
mientras se olvida el rocío
entre el azul y el sargazo.
"...Quiso tomar de las olas
su palpitar sin descanso,
para saciar a su pecho
de lo que estaba buscando..."
Rafael Sánchez Ortega ©
01/01/13
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