ESTÁS TAN DENTRO DE MÍ...
Estás tan dentro de mí,
¡oh Virgen de la Barquera!,
que quiero vengas conmigo
y me proteja tu estela.
Tu estela, azul, de las olas,
con ese blanco flamea,
y son abrazos y besos
que con cariño nos dejas.
Besos y abrazos que ofreces
de ese "Mozucu" que llevas,
junto al timón de la barca
sin tripulantes ni velas.
Barca que tanto añoramos
cual referente y bandera,
porque se ve en la capilla
cuando la Salve se reza.
Salve que sale del pecho
de ese marino de tierra,
que acostumbrado al salitre
es marinero a la fuerza.
Porque empezó desde niño
al terminar en la escuela,
como grumete tan solo
siendo aprendiz de la pesca.
Pesca que abunda en los mares
y que se rema por ella,
pesca que arranca sudores
y hasta se muere en su brega.
Porque la mar es muy dura
cuando se aviene galerna,
sin distinguir en marinos
al extender su tormenta.
Tiemblan los cielos oscuros,
y hasta las almas flaquean,
mientras se rema con ansias
entre las olas que ciegan.
Ciegan los ojos el llanto
con la cercana tragedia,
más una Salve en un pecho
tímidamente se eleva.
Y va surcando los mares
a la lejana Barquera,
donde una Virgen guardiana
escucha el ruego que entrega.
Una plegaria tan sólo,
lleva la Salve sincera,
de proteger a los hombres
de esta temible galerna.
Reman los hombres con nombre,
rezan mujeres que esperan,
y hasta los niños y ancianos
rezan la Salve sincera...
...Y aquí termino el romance
con un final sin tragedia,
tras celebrar La Folía
y despedir a su estrella.
Rosa que estás en el cielo
y que nos miras atenta,
Virgen que todo lo sabes
haz que el "Mozucu" interceda.
Para que el hambre se acabe
y se terminen las guerras,
para que todos los hombres
sueñen y rían de veras.
"...Estás tan dentro de mí,
¡Oh Virgen de la Barquera!,
que te recé siendo niño
y rezaré mientras pueda..."
Rafael Sánchez Ortega ©
15/04/13
¡oh Virgen de la Barquera!,
que quiero vengas conmigo
y me proteja tu estela.
Tu estela, azul, de las olas,
con ese blanco flamea,
y son abrazos y besos
que con cariño nos dejas.
Besos y abrazos que ofreces
de ese "Mozucu" que llevas,
junto al timón de la barca
sin tripulantes ni velas.
Barca que tanto añoramos
cual referente y bandera,
porque se ve en la capilla
cuando la Salve se reza.
Salve que sale del pecho
de ese marino de tierra,
que acostumbrado al salitre
es marinero a la fuerza.
Porque empezó desde niño
al terminar en la escuela,
como grumete tan solo
siendo aprendiz de la pesca.
Pesca que abunda en los mares
y que se rema por ella,
pesca que arranca sudores
y hasta se muere en su brega.
Porque la mar es muy dura
cuando se aviene galerna,
sin distinguir en marinos
al extender su tormenta.
Tiemblan los cielos oscuros,
y hasta las almas flaquean,
mientras se rema con ansias
entre las olas que ciegan.
Ciegan los ojos el llanto
con la cercana tragedia,
más una Salve en un pecho
tímidamente se eleva.
Y va surcando los mares
a la lejana Barquera,
donde una Virgen guardiana
escucha el ruego que entrega.
Una plegaria tan sólo,
lleva la Salve sincera,
de proteger a los hombres
de esta temible galerna.
Reman los hombres con nombre,
rezan mujeres que esperan,
y hasta los niños y ancianos
rezan la Salve sincera...
...Y aquí termino el romance
con un final sin tragedia,
tras celebrar La Folía
y despedir a su estrella.
Rosa que estás en el cielo
y que nos miras atenta,
Virgen que todo lo sabes
haz que el "Mozucu" interceda.
Para que el hambre se acabe
y se terminen las guerras,
para que todos los hombres
sueñen y rían de veras.
"...Estás tan dentro de mí,
¡Oh Virgen de la Barquera!,
que te recé siendo niño
y rezaré mientras pueda..."
Rafael Sánchez Ortega ©
15/04/13
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