POR UN CAMINO OSCURO...


Por un camino oscuro,
y en medio de la noche,
la joven caminaba
con paso más bien torpe.

Portaba una linterna
su mano, con temblores,
a fin de asegurarse
su rumbo entre los robles.

Sus pies iban desnudos
sufriendo muchos roces,
de piedras y de espinos
y el polvo de los trotes.

De pronto, entre la niebla,
escucha los clamores
y el llanto del silencio
llegando muy veloces.

Se muestra sorprendida
y siente mil pavores,
no entiende a las cigarras
que cantan y se esconden.

No entiende a las estrellas
que lanzan sus colores,
ni entiende lo que dicen
los astros con su broche.

La luz, que parpadea,
no ofrece concesiones,
le muestra los misterios
ocultos en el bosque.

Allí se ven las hayas,
los olmos seductores,
los pinos tan altivos
y el río con sus voces.

Y en medio del misterio
hay algo que se esconde,
un lindo cervatillo
con ojos soñadores.

Entonces se detiene
la joven hoy sin nombre,
y llama al cervatillo
pidiéndole favores.

Le abraza y le acaricia,
le acerca hasta su escote,
y luego en un susurro,
le ruega la perdone.

Confunde al cervatillo,
de ojitos tan marrones,
con alguien que en su vida
sembró mil sensaciones.

Le dio la confianza
un día, sin reproches,
y el fruto que en su pecho
sentía como amores.

Más mucho de la vida
usándolo se rompe,
y más si un sentimiento
se cambia por pasiones.

Entonces esa entrega
que es una, y no responde
la otra, como debe,
y sí con mil reproches.

Por eso llega un día
que paran los relojes,
resuenan los suspiros
y tiemblan los pezones.

"...Por un camino oscuro
camina nuestra joven,
llevando una linterna
buscando quien la arrope..."

Rafael Sánchez Ortega ©
06/04/13

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