AUN, NO SÉ...
Aun no sé, si debajo la escalera,
puede haber un regalo o las cenizas,
como premio y castigo por el año
de estos días, tan cortos, que terminan.
Me tendré que vestir con la paciencia
y esperar esa fecha tan bonita,
donde llegan los Reyes en la noche
y nos dejan la caja merecida.
Puede ser el carbón tan detestado
o quizás una simple poesía,
puede ser que las sombras, y el silencio,
den lugar a preciosas margaritas.
Porque todos queremos mil regalos,
mil deseos de cosas de la vida,
pero pocos cambiamos esos premios
por un beso de amor y una sonrisa.
Ya se acercan los Reyes, paso a paso,
van detrás de la estrella que les guía,
a un Portal diferente y más bien pobre,
pero lleno de Amor y de alegría.
En la noche resuenan las zambombas
de zagales que marchan muy deprisa,
hay guitarras que rasgan a lo lejos
y una voz que desgrana letanías.
Villancicos se escapan de la tierra
a ese Dios que ha nacido de María,
las cigarras se unen a este canto
con el Niño durmiendo en su cunita.
Se estremecen las almas de los hombres
al sentir en sus venas tanta dicha,
y hasta piden que cesen las batallas
y florezcan los campos cada día.
"...Aun no sé, si debajo la escalera
puede estar la corona o la polilla,
pero sé, que en Belén, quedó el mensaje,
la respuesta de Amor, que yo pedía..."
Rafael Sánchez Ortega ©
30/12/13
puede haber un regalo o las cenizas,
como premio y castigo por el año
de estos días, tan cortos, que terminan.
Me tendré que vestir con la paciencia
y esperar esa fecha tan bonita,
donde llegan los Reyes en la noche
y nos dejan la caja merecida.
Puede ser el carbón tan detestado
o quizás una simple poesía,
puede ser que las sombras, y el silencio,
den lugar a preciosas margaritas.
Porque todos queremos mil regalos,
mil deseos de cosas de la vida,
pero pocos cambiamos esos premios
por un beso de amor y una sonrisa.
Ya se acercan los Reyes, paso a paso,
van detrás de la estrella que les guía,
a un Portal diferente y más bien pobre,
pero lleno de Amor y de alegría.
En la noche resuenan las zambombas
de zagales que marchan muy deprisa,
hay guitarras que rasgan a lo lejos
y una voz que desgrana letanías.
Villancicos se escapan de la tierra
a ese Dios que ha nacido de María,
las cigarras se unen a este canto
con el Niño durmiendo en su cunita.
Se estremecen las almas de los hombres
al sentir en sus venas tanta dicha,
y hasta piden que cesen las batallas
y florezcan los campos cada día.
"...Aun no sé, si debajo la escalera
puede estar la corona o la polilla,
pero sé, que en Belén, quedó el mensaje,
la respuesta de Amor, que yo pedía..."
Rafael Sánchez Ortega ©
30/12/13
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