TE QUISIERA ROBAR...
Te quisiera robar, desde el silencio,
esos versos que veo tras tus ojos,
saciar la fantasía,
si existiera,
la más mínima luz, en la distancia,
que alumbrara los pliegues de mi alma.
Te quisiera escanciar como la sidra
convertida en fermento de manzana
que se bebe y se apura en cada sorbo
y te embriaga y te causa mil caricias.
Te quisiera dormir con mis canciones
y mis labios de plata,
pero debo escapar del río,
sutil lazo,
que me ata y me enamora febrilmente
al abrazo y el latido de tu pecho.
Quiero ser espectador, no el culpable,
de ese tierno amanecer que, en tus senos,
despierta y se enamora cada día,
de esa luz que se enciende en tu mirada,
de ese nombre que dejan tus suspiros.
Quiero ser lo que anhelas
hoy, y mañana
un sencillo marino,
un grumete corriente, ante tus ojos...
Pero llevo el salitre en las venas,
y la sangre rezuma,
y salpican las olas,
y hasta suenan campanas
anunciando que tú te incorporas
a este mundo real, y sin sueños,
donde todo es verdad y mentira,
según sea el candor o el dolor
que los mire.
Y aquí estoy,
peregrino en un mundo de locos,
intentando robarte unos besos,
un susurro que diga mi nombre
y una flor que me de una esperanza.
Rafael Sánchez Ortega ©
28/11/13
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