"ROETEJAS"
(Fotografía de Manuel María Gutiérrez García, alias "Roetejas" - Foto de la colección familiar tomada por Cipriano Riancho)
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(Manuel Gutiérrez García, más conocido como "Roetejas", fue un marinero que nació en Boria y vivió su infancia y primeros años de la juventud en San Vicente de la Barquera, trasladándose a la Argentina, en un intento de encontrar trabajo y mejorar las condiciones de vida de su familia. Volvió al cabo de los años con unos pequeños ahorros que le permitieron dedicarse a las dos pasiones de su vida: La pesca en la ría y la poesía.
Mis versos hoy son para él en un reconocimiento breve a su vida y obra poética y teatral, que gracias a mi padre, pudo ser rescatada, tras su fallecimiento, cuando iba a ser tirada a la basura.
Quizás, algún día, esa obra vea la luz y nosotros también podamos disfrutar y reír, como así lo hicieron nuestros mayores y quienes tuvieron la suerte de convivir con este autor tan peculiar)
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En un rincón olvidado
de una costa marinera
vino al mundo una figura
con ambición de poeta.
Eran pobres sus ancestros,
de familia muy modesta,
con la madre en la cocina
y su padre en la trainera.
No había luces en las calles
que alumbraran las veredas,
ni caminos transitables
para carros y carretas.
Era un mundo ceniciento
y unos años de posguerra,
de aquel siglo diecinueve
con sus tintes de tragedia.
Y creció nuestro muchacho
entre el humo y la veleta,
de los sueños infantiles
compartidos en la escuela.
Avanzado el siglo veinte
se embarcó hacia las américas,
recalando en Argentina
con colchón y ropa vieja.
Allí estuvo varios años,
no sé cuantos, y no es treta,
regresando hasta su villa
con fortuna y unas perras.
Con el fruto del trabajo
compró casa y una huerta,
dedicando el tiempo libre
a pescar y hacer poemas.
Era fácil verle siempre
por el puente y la ribera,
con la caña y un caldero
y su lápiz y libreta.
Apodado por las gentes
con el mote de "Roetejas",
yo le vi mirando al cielo
y buscando a las estrellas.
Era un hombre afortunado,
un bohemio y un asceta,
que escribía sin descanso
sobre aquello que quisiera.
Y una tarde, por mi casa,
se pasó con esas letras,
peculiares, en recibos
y en entradas de cinemas.
Y así fue, como a mis manos,
me llegaron sus comedias,
que escribí con mucha prisa
pues corrían gran urgencia.
Folio a folio fui pasando,
y pulsando bien las teclas,
el encargo apetecido
del "Lamento de la almeja"
Porque ignoro el argumento
relatado en la novela,
más me quedo con los sueños
y el extracto de su esencia.
Yo sé bien que se rieron
muchas gentes de "Roetejas",
aunque fuera por envidia
de su labia y su paciencia.
Porque a niños y mayores
les contaba mil leyendas,
sus poemas y sus versos
de la playa y las mareas.
"...En un rincón olvidado
de un garaje y su trastera,
he encontrado unos papeles
con la herencia de "Roetejas".
Y allí están sus poesías
con perfumes de aceiteras,
y el gasoil que tanto amaba
conservando sus poemas.
Hoy te rindo un homenaje
con mi pluma que no tiembla,
por lo mucho que me diste
sin saberlo tú siquiera.
Fuiste tío de mi padre,
un poeta con chaqueta,
con chaleco y con tus gafas
respondiendo por "Roetejas"
Te recuerdo con agrado
dulce pluma tan señera,
paladín y principiante
de una prosa tan amena..."
Rafael Sánchez Ortega ©
10/12/13
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