EN MEDIO DEL DELIRIO TE DESPIERTAS...
En medio del delirio te despiertas
hablando del pasado y de fantasmas,,
quizás con esa mente confundida
producto del alcohol y la resaca.
Te encuentras con un cuarto en la penumbra,
corridas y cerradas las ventanas,
la farra y el placer te supo a poco
y sigues empeñado en tu batalla.
Quisieras caminar más adelante,
tal vez, hasta correr alguna página,
del libro denigrante de tu vida
que ocultas muy celoso en las entrañas.
Más debes comprender que los valientes
no exhiben en el pecho las medallas,
las llevan día a día en su persona
y van inseparables con las almas.
En medio del delirio te despiertas
y sientes la emoción en tu garganta,
los labios pegajosos no se mueven
y un algo te atenaza las palabras.
Tú tienes un destino definido,
la senda de tu vida está marcada,
resuena, en la estación, la campanilla,
que anuncia la partida con tu marcha.
Te vas a los rincones más remotos
a un sitio donde habita la templanza,
el mundo de las hadas y el misterio
formado por poetas con su magia.
Y dejas a tu espalda los mendigos
buscando en las esquinas las migajas,
las sobras de tus versos, simplemente,
y el halo protector que tú les dabas.
"...En medio del delirio te despiertas
y acaso suspirando por quien amas,
la pluma y el cuaderno de tu vida,
y el verso en el poema que te falta..."
Rafael Sánchez Ortega ©
19/12/13
hablando del pasado y de fantasmas,,
quizás con esa mente confundida
producto del alcohol y la resaca.
Te encuentras con un cuarto en la penumbra,
corridas y cerradas las ventanas,
la farra y el placer te supo a poco
y sigues empeñado en tu batalla.
Quisieras caminar más adelante,
tal vez, hasta correr alguna página,
del libro denigrante de tu vida
que ocultas muy celoso en las entrañas.
Más debes comprender que los valientes
no exhiben en el pecho las medallas,
las llevan día a día en su persona
y van inseparables con las almas.
En medio del delirio te despiertas
y sientes la emoción en tu garganta,
los labios pegajosos no se mueven
y un algo te atenaza las palabras.
Tú tienes un destino definido,
la senda de tu vida está marcada,
resuena, en la estación, la campanilla,
que anuncia la partida con tu marcha.
Te vas a los rincones más remotos
a un sitio donde habita la templanza,
el mundo de las hadas y el misterio
formado por poetas con su magia.
Y dejas a tu espalda los mendigos
buscando en las esquinas las migajas,
las sobras de tus versos, simplemente,
y el halo protector que tú les dabas.
"...En medio del delirio te despiertas
y acaso suspirando por quien amas,
la pluma y el cuaderno de tu vida,
y el verso en el poema que te falta..."
Rafael Sánchez Ortega ©
19/12/13
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