FUE MUY FACIL ARRANCARME LA SONRISA...


Fue muy fácil arrancarme la sonrisa
y volar con esa mueca entre tus labios
por el cielo sin fronteras y sin nubes
de tus sueños.

Y volaste con tus alas desplegadas,
sin siquiera despedirte,
como un ave traicionera que desgarra,
con su pico,
la figura ilusionada
que crearon mis poemas.

Yo esperaba que volvieras tras tus pasos
confesando tus pecados,
yo creí,
como los niños en sus sueños,
que una tecla sonaría en el piano
de tu alma,
y volvieras a la vida simplemente.

Más volaste con mi pluma y mi sonrisa,
con la letra vacilante del poema,
que inconcluso,
proclamaba mi cariño
a tu figura.

Y volviste,
con el tiempo,
a refugiarte entre los bosques
y también en la espesura,
en un mundo atormentado y de penurias,
donde el sol no brilla nunca
y la lluvia es la constante
con el frío y la garúa.

Y fue entonces,
nuevamente,
con tus alas tan mojadas,
que rozaste con las mismas la corteza
de los robles y las hayas,
te impregnaste de la esencia
de las hadas y los elfos
y quisiste reposar entre sus brazos.

Pero el libro de la vida y de la muerte
te marcó con una cruz de despedida.
Y partiste en el crepúsculo y el alba
hacia un campo desterrado,
a unas tierras sin comida,
a unos pueblos sin poemas
y a una vida que moría lentamente
y a un silencio entre las zarzas.

Y lloraste como nunca habías llorado
y sacaste de tu pecho
tanta lágrima traidora
que la niebla se hizo espesa
en tu presencia, y no quiso saber nada
de tu llanto.

Fue muy fácil arrancarme
la promesa y los suspiros
y volar con la sonrisa del cobarde,
que abandona a quien le quiere,
para ir a reunirse con un mundo
de amapolas y ficción,
en su delirio.

Rafael Sánchez Ortega ©
18/08/13

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