TENERTE CERCA Y VERTE...
Tenerte cerca y verte,
acariciar tu cuerpo,
saciar la idolatría
y la sed de mi pecho.
Rozar tu frente hermosa,
enredar con tu pelo,
dibujar en tu espalda
y también en tu cuello.
Desnudar con mis manos
la virtud de tus senos,
que se estiran altivos
hacia el labio reseco.
Recorrer con mis dientes
tus pezones enhiestos,
y aspirar el perfume
del jardín de tu sexo.
Absorber con delicia
ese zumo incompleto,
el que ofrece la fuente
que suspira en silencio.
Una rosa temprana,
tulipán de los ciegos,
es la eterna alquería
de tu cuerpo perfecto.
Yo prosigo, adelante,
tras tu piel con mis dedos,
que se eriza y suspira
y se ahoga rugiendo.
Y te beso la lengua
con mis labios de hielo,
y se alteran los tuyos
por buscar el aliento.
Se deslizan las almas
con la piel de cordero,
tras los cuerpos desnudos
y un orgasmo de fuego.
Ya el sudor nos envuelve
y acelera su cerco,
palpitando la sangre
en los cuerpos posesos.
Hay amores que matan
y cariños eternos,
pero ahora no importan
somos niños pequeños.
Y gozamos y amamos,
y queremos sin miedo,
agotando la copa
del licor y el deseo.
"...Tenerte cerca y verte,
es eso lo que anhelo,
y acariciarte el alma
para sentir tus besos..."
Rafael Sánchez Ortega ©
01/12/13
acariciar tu cuerpo,
saciar la idolatría
y la sed de mi pecho.
Rozar tu frente hermosa,
enredar con tu pelo,
dibujar en tu espalda
y también en tu cuello.
Desnudar con mis manos
la virtud de tus senos,
que se estiran altivos
hacia el labio reseco.
Recorrer con mis dientes
tus pezones enhiestos,
y aspirar el perfume
del jardín de tu sexo.
Absorber con delicia
ese zumo incompleto,
el que ofrece la fuente
que suspira en silencio.
Una rosa temprana,
tulipán de los ciegos,
es la eterna alquería
de tu cuerpo perfecto.
Yo prosigo, adelante,
tras tu piel con mis dedos,
que se eriza y suspira
y se ahoga rugiendo.
Y te beso la lengua
con mis labios de hielo,
y se alteran los tuyos
por buscar el aliento.
Se deslizan las almas
con la piel de cordero,
tras los cuerpos desnudos
y un orgasmo de fuego.
Ya el sudor nos envuelve
y acelera su cerco,
palpitando la sangre
en los cuerpos posesos.
Hay amores que matan
y cariños eternos,
pero ahora no importan
somos niños pequeños.
Y gozamos y amamos,
y queremos sin miedo,
agotando la copa
del licor y el deseo.
"...Tenerte cerca y verte,
es eso lo que anhelo,
y acariciarte el alma
para sentir tus besos..."
Rafael Sánchez Ortega ©
01/12/13
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