POR SER, PRECISAMENTE, COMO ERES...
Por ser, precisamente, como eres
te busco y te venero cada día,
te quiero cual ardiente mariposa
que inflama el corazón con tanta vida.
Te quiero por tu forma tan prudente
que sirve para verte tan sencilla,
tranquila y sugerente en la mirada
y diosa del abrazo y la sonrisa.
Preveo los temblores de la tierra
ansiosos por dejarte sus cenizas,
las lavas de las almas y los cuerpos,
queriendo ya fundirse en tus mejillas.
Quizás en los rincones del Olimpo
existan elegantes margaritas,
y sueñen con la sombra de tus ojos,
que dejan donde miran mil caricias.
Por ser, precisamente, como eres
te ofrezco, con amor, lo que precisas,
la sangre acelerada de mi cuerpo
y un viejo corazón que en él palpita.
Yo quiero disfrutar y enamorarme,
sentir el dulce beso de la brisa,
andar y tropezar por los caminos
y luego proseguir hasta la cima.
Allí nos detendremos simplemente,
un alto perezoso y sin franquicia,
el acto de beber y tomar fuerzas
y luego proseguir en la partida.
Busquemos ese azul de los misterios,
el bosque con la eterna sinfonía,
la magia entre sus ramas encerrada
y el musgo tan sutil de las orillas.
"...Por ser, precisamente, como eres,
te busco, irreverente poesía,
y sigo tras tus pasos silencioso
sabiendo que te escurres y me evitas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
18/12/13
te busco y te venero cada día,
te quiero cual ardiente mariposa
que inflama el corazón con tanta vida.
Te quiero por tu forma tan prudente
que sirve para verte tan sencilla,
tranquila y sugerente en la mirada
y diosa del abrazo y la sonrisa.
Preveo los temblores de la tierra
ansiosos por dejarte sus cenizas,
las lavas de las almas y los cuerpos,
queriendo ya fundirse en tus mejillas.
Quizás en los rincones del Olimpo
existan elegantes margaritas,
y sueñen con la sombra de tus ojos,
que dejan donde miran mil caricias.
Por ser, precisamente, como eres
te ofrezco, con amor, lo que precisas,
la sangre acelerada de mi cuerpo
y un viejo corazón que en él palpita.
Yo quiero disfrutar y enamorarme,
sentir el dulce beso de la brisa,
andar y tropezar por los caminos
y luego proseguir hasta la cima.
Allí nos detendremos simplemente,
un alto perezoso y sin franquicia,
el acto de beber y tomar fuerzas
y luego proseguir en la partida.
Busquemos ese azul de los misterios,
el bosque con la eterna sinfonía,
la magia entre sus ramas encerrada
y el musgo tan sutil de las orillas.
"...Por ser, precisamente, como eres,
te busco, irreverente poesía,
y sigo tras tus pasos silencioso
sabiendo que te escurres y me evitas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
18/12/13
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