LA NIEBLA...



La niebla se acercaba con la noche
dejando sensaciones muy diversas,
de pronto parecía que los cuerpos
notaban el cansancio de las piernas,
los pechos suspiraban sin sentido
buscando en esas frases la manera
de ser los salvadores de las almas
y un poco los ladrones del poema,
brotaban pensamientos inocentes,
surgían los fantasmas de la tierra,
y arriba, las gaviotas se alejaban,
volaban a la costa con presteza,
abajo se quedaban los ausentes,
eternos buscadores de la esencia,
tratando que la niebla los regale
el fruto y la bebida con su néctar...

Sonaban los redobles a lo lejos
y puede que lloraran las estrellas,
la luna, perezosa, no salía,
quizás por el jaleo y la pereza,
un hombre caminaba por la playa,
llevaba en una mano la linterna,
la luz de la atalaya del andante,
que sigue por la vida tras las huellas,
y marcha por la senda del trabajo
con carga y con mochila que le pesa,
la casa y la familia van adentro
y ahogan las sonrisas y las penas,
pero esta sensación, en un instante,
es fruto del ahogo y de la niebla,
que aprieta con sus brazos invisibles
y apaga los rescoldos y las fuerzas...

"...La niebla se acercaba con su abrazo
haciendo que la sangre se escurriera,
dejando al corazón sin la sonrisa
y el alma desnudada y sin careta..." 

Rafael Sánchez Ortega ©
22/09/19

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