ES BONITO Y ES HERMOSO...

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Es bonito soñar con las estrellas
bajo el manto paciente de la luna,
y sentir como llegan las mareas
y nos bañan sus olas de frescura.

Es hermoso mirar al horizonte
y observar a la tarde en el poniente,
rescatar esos rayos que se esconden
y la brisa que besa nuestras sienes.

Es bonito soñar tras los cristales
esperando del cielo la caricia,
y sentir los rumores de la tarde
escuchando su alegre melodía.

Es hermoso el reflejo de los lagos
devolviendo sin prisa la mirada,
y a la vez ese premio de tus labios
con el beso y caricia de tu alma.

Es bonito soñar, por eso sueño,
y me elevo con ellos a las nubes,
para dar con mi vida lo que tengo
y aliviar a tu vida de sus cruces.

Es hermoso nadar con el cariño
rodeado de algas y salitres,
un temblor deja en ti el escalofrío,
y el sabor infinito de que vives.

Es bonito soñar con un tesoro
y sentir el sonido de su arrullo,
es hermoso el mensaje de tus ojos
animando a los míos taciturnos.

Rafael Sánchez Ortega ©
31/08/11

¿CÓMO ESCRIBIR UN POEMA...?

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¿Cómo escribir un poema
sin dedicárselo a nadie?
¿Cómo sentir ese beso
que hasta ti llega, en el aire?

A veces se escribe mucho
porque sin duda te sale,
a veces se escribe poco
porque no encuentras un ángel.

Hay musas que están despiertas
y que te dan lo que valen,
candor, sonrisa, hermosura,
y te dejan sus cantares.

Hay musas que están dormidas
y no adivinan que pases,
y menos que tú las busques
para su gracia robarles.

Pero la duda persiste
y tú no sabes la clave,
la de romper la blancura
de esa cuartilla impecable.

Quisieras tener la suerte
de acariciar esa llave,
la que te abra las puertas
y haga fluir lo que sabes.

Seguro que hay sentimientos,
retenidos y cobardes,
esperando la caricia
y la mano del rescate.

Seguro que hay mil suspiros
en los labios virginales,
esperando que otros labios
con un beso los arranquen.

Seguro que las estrellas
parpadean incesantes,
esperando a otras estrellas
con sus pasos tan fugaces.

Es posible que en la playa
hagan guardia los corales,
esperando a las sirenas
que regresan de los mares.

...Pero el fondo del asunto
es saber cómo te nace,
como surgen esas letras,
esos versos con donaire.

Porque al final el poema
está escrito para alguien,
para ese ser misterioso
que en tu pecho vive y late.

Rafael Sánchez Ortega ©
30/08/11

YO VIVO...

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Yo vivo en mi pequeña burbuja de colores,
allí donde el silencio es más completo,
donde no llegan los ruidos de la calle,
donde los carteros no se asoman nunca,
donde no se cambian los semáforos,
donde los días y las noches son iguales,
donde no existen vigilantes en los muelles,
ni en los ríos, ni en los bosques.


Yo vivo en ese espacio sin fronteras
que separa las naciones y los hombres,
yo vivo allí, donde los trenes han dejado
las maletas,
donde los niños han corrido tras sus sueños,
donde los prados se llenaron de caricias
al llegar la primavera,
donde quiso florecer aquel agosto ya lejano,
donde un labio, suspirando, escuchaba de otro
labio sus palabras,
donde unos ojos de avellana me decían
que me amaban,
donde unas manos recorrieron los senderos
de mi cuerpo,
donde las aguas de aquel lago, en el estanque,
se fundieron en dos besos.


Yo vivo en ese mundo de poemas y de versos,
allí donde la vida continúa y nunca para,
y si acaso es el poeta el que detiene
los relojes,
yo vivo donde existe la escollera que detiene
las mareas,
donde busca el vagabundo un rincón para dormir,
donde cantan las sirenas en la playa a las estrellas,
donde duermen y descansan las ardillas y los ciervos,
donde están aquellas letras moldeadas con tu nombre,
donde el roble fue testigo del abrazo que nos dimos,
donde existe la nostalgia del recuerdo en la ciudad
que ya no nombro.


Yo vivo entre los muros de mis sueños,
allí donde regresan, cada otoño, las alondras,
donde viene cada día la gaviota a anunciarme
el nuevo día,
donde veo la colilla y el tabaco que fumaste,
donde aspiro ese perfume sugerente del café
de la mañana,
donde siento que te amo y te lo digo en un susurro,
te lo grito en el silencio
y te lo llevo hasta tu oído tan sensible.


Yo vivo ahí y aquí, en ese mundo y estas letras,
y vivo para ti, en mi soledad,
la que fabrico con mis versos y mi pluma,
la que golpea día y noche en mi cerebro,
la que palpita por mi sangre con tu nombre
cual marea embravecida,
la que surge con la lava y la pasión más encendida
y te abraza y te desea, en el silencio.


...Yo vivo para ti, y tú lo sabes.


Rafael Sánchez Ortega ©
29/08/11

MIRABA COMO SIEMPRE UNA CUARTILLA...

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I

Miraba, como siempre, una cuartilla,
vacía y con su blanco contenido,
arriba enmudecía la capilla,
abajo estaba un hombre introvertido.

Un hombre sosteniendo una plumilla
en busca del tintero del olvido,
en él recuperaba la cuchilla
y el tajo con el verso del vencido.

Buscaba los recuerdos del pasado
en medio de la bruma que llegaba,
más nadie contestaba a su recado
y el tiempo lentamente se agotaba.
Sentía la derrota del soldado
al tiempo que sufría y que se ahogaba.

Rafael Sánchez Ortega ©
28/08/11

SABÍA LOS DOLORES DE SU PECHO...

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II

Sabía los dolores de su pecho,
el grito desgarrado de la tierra,
el duro escalofrío del despecho,
la sangre derramada por la guerra.

Dudaba y se sentía insatisfecho,
cual alma pecadora del que yerra,
pensaba en otros días, en el lecho,
en una cabañita de la sierra.

Pensaba que el pasado ya está muerto,
que es tiempo ya vivido tristemente,
Pensaba en aquel joven inexperto
soñando en el amor alegremente.
Sentía soledad en su desierto
andando paso a paso hacia la muerte.

Rafael Sánchez Ortega ©
28/08/11

QUISIERA SER EL FUEGO, QUE EN LA HOGUERA...

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III

Quisiera ser el fuego, que en la hoguera,
al leño consumiese en su aventura.
Quisiera ser la eterna primavera,
la nieve derretida en la espesura.

Quisiera ser la gleba de la albera,
la sangre derramada con ternura.
Quisiera ser la lluvia traicionera,
que baja por la cara en su andadura.

Quisiera ser la nada en este día
en manos del amor, mi contrincante.
Quisiera terminar con la alegría,
del joven soñador y delirante.
Quisiera que acabara mi agonía,
y el cáliz se apurara en un instante.

Rafael Sánchez Ortega ©
28/08/11

DE NUEVO ACUDES A MI, CIUDAD RECUERDO...

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De nuevo acudes a mi, Ciudad Recuerdo,
y vienes con tu carga de nostalgia,
con aquella primavera renacida,
con los sueños y promesas de una noche,
con el beso de unos labios en mis labios,
con el lento recorrido de mis dedos
por tu cuerpo descubriendo sus colinas
y bajando hasta su valle,
tras el dulce escalofrío conseguido
y arrancado de una piel estremecida.


Y vienes nuevamente con el paso vacilante,
con tu cuerpo provocando mis pasiones,
con tus ojos que me miran y remiran,
con tu pelo tan sensual que se desliza
por tu espalda,
con tus manos delicadas e insinuantes
que me ofrecen unas rosas marchitadas,
con tu paso perezoso que me pide
que lo mire.


Pero vienes con tu carga en las espaldas,
con la dura interrogante que pregunta
"dónde estoy",
con el eco de un pasado ya vivido y
que es pasado simplemente,
aunque acudas y me muestres esas lágrimas vertidas,
esos cientos de poemas compartidos
y escuchados de mis labios,
esa dulce melodía que embriagaba los sentidos,
ese néctar pegajoso que elevaba nuestros sueños
hasta hacerlos realidad en un instante.


Yo te miro y te contemplo y recojo de aquel tiempo
todo aquello tan valioso que palpita
y que perdura,
lo que hizo que siguiera mi camino,
la florida madreselva con tu nombre entrelazada...


Más no quiero detenerme ni ofrecerte unos minutos.
No es posible que lo haga
porque debo continuar en mi camino,
porque debo proseguir en esta marcha que me aleja
de tu lado,
que me lleva hacia otros mundos,
que me entrega en otros brazos
y me acoge en otros puertos...


Aunque tenga que olvidarte poco a poco,
aunque tenga que llorarte como un niño,
aunque tenga que sufrir por ti, Ciudad Recuerdo,
en esta lucha.


Rafael Sánchez Ortega ©
27/08/11

CON LA GAVIOTA EN EL PUERTO...

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Con la gaviota en el puerto
y la barca en altamar,
pescando estaba el marino
gozando su libertad.

Soñaba mientras pescaba
en las tierras de ultramar,
con una cara preciosa
llena de amor y de paz.

Era el marino un poeta
de escritura singular,
con su letra entrecortada
llena de yodo y de sal.

A la mar fue de pequeño
por pura necesidad,
tras acabar en la escuela
el estudio elemental.

Aprendió lo imprescindible,
lo preciso nada más,
pues quería ser marino
y ese era su ideal.

Empezó pues de grumete
por las noches a llamar,
puerta a puerta y nombre a nombre
aquel ¡Ale!, muy especial.

Con el tiempo le ascendieron
a la boga y al remar,
y contaba las estrellas
de la azul inmensidad.

Fue su casa la trainera,
distinguiendo el vendabal
de las lluvias y chubascos,
por ganar mejor el pan.

La taberna fue su amiga
y la pipa su amistad
y entre el vino y las canciones
escribía sin cesar.

Y lo hacía de codastes,
de fragatas de verdad,
de pantoques y de quillas
y de proas al orzar.

Era un sueño simplemente
del marino, ya chaval,
que aspiraba como tantos
a ser pronto capitán.

Pero el tiempo fue pasando
y con él tanta ansiedad,
ahora el niño ya es un hombre
y en el mar tiene su hogar.

Aquí está toda su vida,
su pasión e intensidad,
aquí el libro de los sueños
blanca estela deja atrás.

"...Blanca estela de los mares
yo te pido como tal,
por marinos y poetas
que no cesan de rezar..."

¡Boga, boga, marinero!,
por salvar la bajamar,
la resaca y la corriente
que te empuja al peñascal.

¡Boga, boga, marinero,
Nunca dejes de soñar!,
pues tus sueños son poemas
y los versos el coral.

Rafael Sánchez Ortega ©
26/08/11

TE SEGUÍ TRAS TUS PASOS COMO UN CIEGO...

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I

Te seguí tras tus pasos, como un ciego,
intentando tocarte con mi mano,
pero tú no me diste aquel sosiego
y mi mano en el aire quedó en vano.

Continué tras tus huellas, no lo niego,
esperando ese gesto tan cristiano,
de la luz y el cariño, sin un ruego,
que Jesús nos donó por ser humano.

Pero tú, con tu paso indiferente,
te alejabas sin más por la vereda.
Un sudor me bajaba por la frente,
y manchaba mi faz la polvareda.
Al final te mezclaste con la gente
y quedé solitario en la alameda.

Rafael Sánchez Ortega ©
25/08/11

YO SABÍA QUE EL ALMA NO SE VA...

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II

Yo sabía que el alma no se va,
que se queda aquí sola, en el costado,
y que espera del cielo ese maná
esa luz y ese rayo tan ansiado.

Porque el alma del hombre duerme acá,
en el pecho que late enamorado,
y lo hace siguiendo el chachachá,
del tranvía que pasa por su lado.

Puede ser que despierte una mañana
y que sienta ese pulso de la vida.
Puede ser que se abra su ventana
y se cierre por fin, también su herida.
Puede ser que hasta sienta la campana
con la voz tan ansiada y tan querida.

Rafael Sánchez Ortega ©
25/08/11

AL FINAL BUSCARÁS EL PENTAGRAMA...

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III

Al final buscarás el pentagrama
y la nota del cielo que desciende;
sentirás ese encanto de la rama
y la chispa y el fuego que se enciende.

Buscarás ese beso con la llama,
ese cuerpo que quiere y que no entiende,
esa bruma que dulce se derrama
a la vida, que abraza y la trasciende.

Sentirás el encanto de los ríos
al bañar a la orilla delicada.
Buscarás en la senda los desvíos
y la mano que está en la encrucijada.
Sentirás en tu cuerpo escalofríos.
al besar en los labios a tu amada.

Rafael Sánchez Ortega ©
25/08/11

DOS PASOS ADELANTE...

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COM

Dos pasos adelante,
dos pasos para atrás,
caminas vacilante
buscando la verdad.

Intentas que la herida
no vuelva ya a sangrar,
sin puntos ni sutura
ni brizna en el ojal.

Quizás en otro tiempo
pudiste desear,
volar sobre las nubes
igual que un alcatraz.

O puede que quisieras
mecerte sobre el mar,
igual que la gaviota
tan linda y tan leal.

Dos pasos adelante,
dos pasos nada más,
dos pasos que separan
de ayer tu libertad.

Entonces fuiste libre,
andabas sin cesar,
por playas y senderos
de noche y sin fanal.

Entonces tú soñabas
buscando a quien amar,
entonces, solo entonces,
tú fuiste muy locuaz.

Más todo ya es recuerdo,
silencio nada más,
tus ojos tan hermosos
no cesan de llorar.

Dos pasos adelante
dijiste en el local,
dos pasos solamente
que vamos a bailar.

Y yo que no sabía,
contigo bailé un vals,
mis ojos se cerraron
y fue espectacular.

Recuerdo aquel momento
y siento aquel tic-tac,
mi sangre se alteraba
mi pecho era un volcán.

La magia de tu boca
tenía algo especial,
por eso, sin pensarlo
tus labios fui a besar.

"...Dos pasos adelante,
dos pasos tras tu chal,
dos pasos y un pasado
que no puedo olvidar..."

Rafael Sánchez Ortega ©
24/08/11

A VECES LOS MENDIGOS...

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A veces los mendigos
entienden la locura,
las penas y pasiones
que nacen en la cuna.

Por eso yo les miro
sus caras con arrugas,
sus dedos temblorosos
que piden una ayuda.

Yo soy como el borracho,
carente de cordura,
que marcha vacilante
de noche, con la luna.

A veces los borrachos
rebuscan la basura,
mirando si han llegado
migajas con la bruma.

Más todo está en silencio,
las sombras se acentúan,
la noche va pasando
y en ella mi censura.

YO soy ese mendigo,
borracho de la pluma,
que escribe de sus sueños
y apura la cicuta.

Ya queda poco tiempo,
las horas se clausuran,
y todo va al cuaderno
y allí queda mi culpa.

Las letras tan sangrantes
describen desventuras,
que nadie las entiende
ni quieren ir desnudas.

Por eso yo las cambio,
maquillo su extructura,
consigo que sonrían
las letras diminutas.

No sé por cuanto tiempo,
mi vida tendrá escusa,
pues busco ya el descanso
del lecho en la espesura...

"...A veces los mendigos
te miran y se asustan,
a veces los borrachos
te entregan su fortuna..."

Rafael Sánchez Ortega ©
23/08/11

EL SEÑOR DE LAS LETRAS...

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El Señor de las Letras
le pusieron por nombre,
aunque solo escribía
unos tristes palotes.

Unas letras cualquiera
que llegaban de golpe,
azotando las ramas
de aquel cuerpo de roble.

Y por eso escribía
al compás de las voces,
que salían del alma
en completo desorden.

Unas veces los versos
recordaban las flores,
las camelias, las rosas,
de colores dulzones.

Otras veces las nubes
eran simples islotes,
eran faunos y elfos
que surgían del bosque.

El Señor de las Letras
escribía renglones,
y lo hacía sin prisa
escuchando las voces.

Esa voz de los mares
con color de tritones,
que las damas del agua
musitaban salobres.

Eran lindas sirenas
que buscaban favores,
a la luz de la luna
y de estrellas veloces.

Pero nada impedía
el sumar los renglones,
y los bellos poemas
rezumaban canciones.

Y así día tras día,
y así noche tras noche,
escribía sus versos
el poeta del norte.

"...El Señor de las Letras
ha perdido ese broche,
ya no escribe sus versos
porque llora y se esconde..."

Rafael Sánchez Ortega ©
23/08/11

ES MALO DETENERSE EN EL CAMINO...

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Es malo detenerse en el camino
y malo detenerse en los recuerdos;
a veces los designios del destino
nos muestran a los locos y los cuerdos.

Más debes continuar, cual peregrino,
los pasos de los sabios y los lerdos,
las huellas de su andar tan sibilino,
en busca de perdones y de acuerdos.

No pares tu camino, caminante,
la vida es un rosario día a día.
Se vive entre la duda del instante

y el alba que nos deja su alegría.
La vida es esa lucha del amante
tratando de lograr tu compañía.

Rafael Sánchez Ortega ©
22/08/11

RECORRERÁN MIS DEDOS TU VESTIDO...

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(Unos versos de Angeles Conde
inspiraron este poema.)

Recorrerán mis dedos tu vestido
y buscarán tu seno irreverente,
yo sentiré mi cuerpo estremecido
y una locura ardiendo por mi frente.

Compartiré contigo mi alegría
en el placer que nace y me estremece,
esa pasión que surge día a día
y que a tu lado aflora y adormece.

Porque al final seremos prisioneros
de ese volcán ardiente que dormita,
uniendo nuestros sueños tan viajeros
en el sexo y en la lava de la ermita.

Rafael Sánchez Ortega ©
21/08/11

EN TU CENTRO DE NIEVE...

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(Unos versos de Angi inspiraron este poema.)

En tu centro de nieve
hay un sol insertado,
un capullo florido
con ardor de verano.

Un amante travieso
que te besa despacio,
te acaricia y disfruta,
te susurra, "te amo".

Y te mira y remira,
se acurruca a tu lado,
él te arranca un suspiro
que se escapa a tus labios.

Es estrella en tu noche,
en tus muslos verano,
en tu vientre la lava
que recibes despacio.

Tú le esperas desnuda
con la flor en tu mano,
y el temblor de las hojas
del rosal de tu ramo.

Y dormida te encuentra
y te toma en sus brazos
y acaricia tus senos
y tu sexo dorado...

"...En tu centro de nieve
hoy el sol es más claro
porque duerme contigo
ese amor tan soñado..."

Rafael Sánchez Ortega ©
21/08/11

HAY UNA BARCA VIEJA...

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Hay una barca vieja
que descansa en el fango;
una barca sin remos
repintada de blanco.

Hoy la barca no piensa
en el duro trabajo,
ni en llevar a marinos
por los mares lejanos.

Hoy se duerme tranquila
sin los gritos de antaño,
con la suave caricia
de este sol del verano.

Sin embargo las olas
no la dejan de lado,
y una dulce resaca
llega presta a sus párpados.

Hay una barca vieja
que "achicar" del chubasco,
pues se llena de lluvia
esperando tu mano.

Y la mano de nieve
sacará sin descanso,
esas aguas que anegan
sus cuadernas y años.

Hace ya mucho tiempo
que los remos callaron,
los toletes y estrobos
se quedaron helados.

Y la barca tan blanca,
la trainera del canto,
ha colgado sus velas
y sus ojos cerrado.

Hay una barca vieja
que al mirarla me paro,
pues su estampa tan fina
deja en mi tanto encanto.

Tanto grato recuerdo,
de momentos sagrados,
de minutos vividos,
con bonanza y engaños.

Con leyendas lejanas
y con vientos cercanos,
con la brisa marina
en los rostros ajados.

Al mirar esa barca
me extremezco y extraño,
a ese tiempo querido
y a los años pasados.

"...Hay una barca vieja,
como yo, que ya marcho,
a ese mundo sin nombre
sin color, en el barro..."

Rafael Sánchez Ortega ©
21/08/11

NO QUIERO ESTA NOCHE...

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No quiero esta noche
que salgan mis versos,
con cierta nostalgia
ni que hablen del cielo.

Tampoco de soles
ni estrellas que lejos,
me manden sus luces
y en ellas sus ecos.

No quiero la luna,
tampoco sus besos,
ni quiero la brisa
con sus ojos bellos,

Yo quiero los pasos
que van al silencio,
la voz de los grillos
que cantan sin miedo.

Yo quiero ser niño
tan solo un momento,
y quiero ser joven
y amarte en secreto.

Quizás no lo sepas
y dudes al verlo,
mis letras son tuyas,
también mis recuerdos.

Me queda tu gracia,
también tu salero,
se cierran mis ojos,
contigo me duermo.

Prometo callarme,
guardar lo que siento,
ahogar mis palabras,
también los te quiero.

Un día lejano
vendrás a mi encuentro,
y entonces mi niña
sabré que no he muerto.

Tu mano en mi mano,
mi boca en tu seno,
serán arco iris
que lancen destellos.

Serán primaveras,
momentos eternos,
y entonces unidos
los dos soñaremos.

Rafael Sánchez Ortega ©
20/08/11

HE SENTIDO LA MANO DE NIEVE...

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He sentido la mano de nieve
extenderse de pronto en la playa,
era el sol con sus rayos dorados
que besaba sin tregua mi cara.

Yo quería sentir su caricia,
ese beso sutil sin tardanza,
y quería ese suave murmullo
de las olas llegando a la playa.

Más el sol se marchó en un instante
y las sombras mandaron sus garras,
una extraña cadena me aprieta,
una celda me impide la marcha.

Pero debo luchar contra el frío
y buscar a la estrella de plata,
la que marca ese norte perpetuo
con la luz que en el cielo se alza.

Yo sé bien que las sombras acechan
y no dejan mirar la distancia,
más no importa, yo tengo una antorcha
para ir a la costa a buscarla.

Sentiré como sopla el nordeste
y en el bosque se agitan las hayas,
y veré a los robles inquietos
sacudir muy despacio a sus ramas.

Es la mano de nieve del diablo,
en el viento quizás transformada,
la que ahoga susurros y risas
por lamentos con llantos y lágrimas.

No quisiera beber de ese cáliz
ni tampoco saciar mi garganta,
aunque sufra la sed angustiosa,
y mis labios lo pidan con ansia.

Volverán a volar las alondras
y veremos sus alas y danza,
en un vuelo difuso y sin rumbo
hacia el nido que está en la muralla.

Mientras tanto la mano de nieve
ha bajado deprisa a mi espalda,
son recuerdos del sol que ha partido
es el beso de amor que me manda.

Rafael Sánchez Ortega ©
19/08/11

¿POR QUÉ DUERME LA LAGUNA...?

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¿Por qué duerme la laguna
mientras las sombras avanzan?,
¿Por qué no atiende mis ruegos
mientras contemplo sus aguas...?

Una noche y otra noche
estas preguntas lanzaba,
a las aguas que dormían
entre reflejos de plata.

Y lo hacía aquel poeta,
el de cara fatigada,
paseando por la orilla
de las aguas que soñaban.

La laguna soñolienta
respondía sin palabras,
y dejaba mil recuerdos
en su pecho y en su alma.

La laguna con su embrujo
daba sombras encantadas,
que la luna y las estrellas
se encargaban de ampliarlas.

Sombra negra, sombra oscura,
sombra que estás embrujada,
no me dejes ni te duermas
porque quiero ver tu cara.

Porque quiero en esta noche
la caricia de sus aguas,
con el beso apasionado
de la sangre apasionada.

Es la sangre ese silencio,
es un grito en las entrañas,
es el agua de la vida
que los labios ya reclaman.

Y por eso las preguntas
una noche más que pasa,
y por eso los silencios
sin respuestas y sin nada.

Una estrella cruza el cielo
con su estela y su esperanza,
y las aguas se estremecen
porque sienten su mirada.

Tiene vida la laguna,
piensa el poeta que calla,
tiene vida y tiene sueño
aunque esté quieta y sin habla.

Rafael Sánchez Ortega ©
18/08/11

UN BESO Y UN ABRAZO...

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Un beso y un abrazo eterno, me enviaste,
y yo cerré los ojos lentamente.


Pensaba en los abrazos y los besos
de otros días
con aquellas pinceladas de colores
y el susurro de tus labios, que llegaba
en la distancia,
diciendo que estabas cerca y a mi lado.


También recordaba los abrazos y los besos
de caramelo de tantos días,
con sus tardes encantadas.


...¡Sí, cerré los ojos y estaba allí,
en el monte!,
en aquel lugar precioso y escondido,
pensando en ti
y enviándote un soplo de la vida
que llegaba hasta mis venas.


Pensaba en los abrazos interminables
de tantas noches compartidos en silencio.
Pensaba en tu mirada y en tus labios
temblorosos,
pensaba en aquellos dedos que buscaban
el cigarro y lo llevaban a tu boca,
pensaba en el café de aquella taza
que bebías muy despacio.
Pensaba en las palabras y en la calma
que tu voz me transmitía,
y pensaba, ¡cómo no, hasta en mis sueños!,
los que tuve, sin decirte nunca nada,
mientras yo te recitaba mis poemas,
que escuchabas en silencio,
en aquella comunión bien compartida.


Yo quería más que nunca pronunciar
aquella frase,
una frase que la lluvia empapaba con sus gotas
y dejaba en tus pupilas simplemente,
una frase con un nombre y un destino,
una frase para ti, querida mía.


Yo quería ser de pronto una gaviota,
(¿la recuerdas?),
aquella que venía con la aurora a despertarme
de mi sueño,
y quería volar en la distancia y acercarme
hasta tu lado, hasta tu costa, hasta tu casa.
Quería con mis alas rozar en tus cristales
y ventanas,
quería que me vieras y sintieras,
quería que escucharas mis palabras
y silencios,
quería que supieras que te amaba,
quería...


...Pero la soledad me despertaba y volvía
a la dura realidad de cada día.
Mi camino proseguía en solitario.
No había sombra que aliviara mi delirio,
no había fuentes que mitigaran la sed
que me embargaba.


Y yo quería y deseaba la sombra de tu cuerpo,
la fuente de tus labios,
los dedos de tu mano que calmaran a la fiebre
de mi sangre.


...Pero debía continuar, y así me lo indicabas
con un gesto,
con tu rostro que veía en la distancia,
con las letras tan preciosas que escribías
en mi pecho,
con las lágrimas sin nombre y sin destino
que salían de tus ojos.


Yo sabía que estarías siempre cerca y a mi lado,
y sabía de tu abrazo y de tus besos infinitos,
con sabor a caramelo,
pero te quería a ti, querida mía,
quería solamente tu presencia y tu mirada,
quería tu cariño y tus caricias,
quería que tú fueras la persona receptora
de mis besos y palabras,
quería que supieras que escribía aquellos versos
para ti, pero...


...¡Sí, pero yo solo cerré los ojos lentamente,
allí en el monte,
y recibí el abrazo con tus besos infinitos!,
mientras pensaba que los míos se perdían
en el tiempo y la distancia...


Rafael Sánchez Ortega ©
17/08/11