AMANECE DESPACIO EN LA MAÑANA...

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Amanece despacio en la mañana
y me espera la senda y el camino,
hace fresco y lo noto por mi cuerpo
y también tonifica los sentidos.

No sé bien el destino de mis pasos
y si irán por cañadas ó por ríos,
a pisar otras huellas soñolientas
y praderas cubiertas por espinos.

Pero siento la sangre acelerada
y también en el pecho los latidos,
necesito salir y oxigenarme
y que el alma renueve los suspiros.

Es preciso que avance presuroso
para ver las alondras y los mirlos,
en su canto de eterna primavera
y llevando comidas a sus nidos.

Necesito el saludo de las flores
y ese beso del viento tan amigo,
necesito vivir intensamente
este tiempo de amor junto a los lirios..

Yo no quiero que avancen los relojes
en la marcha febril hacia el destino,
sólo quiero parar este momento
este instante de paz tan infinito.

Pero sé que la vida no se para,
que nacemos pasamos y vivimos,
caminando sin prisa hacia la noche
que recoja los sueños intranquilos.

De momento no importa lo que pase,
sólo sé lo que ahora yo preciso,
lo que pide mi cuerpo y mis entrañas
porque el alma se ahoga en un suspiro.

Y es a ti, viejo bosque con tus cumbres,
el rincón tan dorado del exilio,
donde voy a encontrar a la montaña
y a sentir ese abrazo y ese grito.

Ese abrazo que ofrece tan coqueta
como madre y mujer ante su niño,
y ese beso de amante apasionada
que sus labios ofrecen a los míos.

"...Amanece despacio en la mañana
y ya veo el camino al que sonrío,
hace fresco y no importa, lo soporto,
porque Amor, lo preciso y necesito..."

Rafael Sánchez Ortega ©
31/05/12

TRATO DE DISFRUTAR CADA SEGUNDO...

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Trato de disfrutar cada segundo
de este tiempo de vida que me resta,
es un tiempo precioso que no vuelve
en el duro bogar de la trainera.

Se vive entre las olas de la vida
sujeto a marejadas y galernas,
ajeno a los vaivenes de la lancha
y al viento que te abraza y que te besa.

Se vive entre algaradas y folías
como el mar al que mueven las mareas,
y sigues indolente tu camino
en medio de rosales y azucenas.

Más he visto el mensaje de la vida,
el que escribe la fiel naturaleza,
el que rompe la paz y el equilibrio
y a las almas transmite su cadencia.

Y he sentido ese beso de las hayas,
el susurro apagado de las sendas,
el abrazo furtivo de los ríos
y el suspiro sin par de las estrellas.

He soñado con campos cultivados,
con pastores cuidando las ovejas,
labradores secándose la frente
cuando hacían un alto de la siega.

Y también con senderos mal trazados
que el tiempo condenó hasta la miseria,
y a servir de canales a las aguas
y regatos que bajan de las sierras.

No niego lo que es firme y evidente,
que el tiempo disfrutado en mí se queda,
envuelto entre los pliegues del recuerdo
vivido intensamente en esa resta.

Traté de disfrutar cada minuto,
cada segundo de  manera intensa,
bebiendo y extasiando mis sentidos
hasta dormir el alma tan inquieta.

El alma que tenía anquilosada
herida y tras grilletes y cadenas,
pudo volar, al fín, junto a las águilas
para gozar la paz de quien despierta.

Y así me desperté, tan renovado,
que quiero disfrutar lo que me queda,
el tiempo día a día y el presente
de una resta sin cifras y sin letras.

Rafael Sánchez Ortega ©
31/05/12

NO QUIERO QUE SE ROMPA LA NOSTALGIA DE MIS PASOS...

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No quiero que se rompa la nostalgia de mis pasos 
y mis sueños 
y que vuelvan los fantasmas de un pasado que no quiero 
y resurjan y me agobien.


Sólo quiero adormecerme con el canto de los ríos, 
el sonido susurrante de los robles, 
la presencia tan serena de las hayas, 
los hermosos parpadeos que me envían las estrellas, 
la canción de los piratas que me llega con las olas 
y la eterna borrachera que me invade 
por beber en esta copa de la vida, 
que desborda y que rebasa los sentidos 
cuando llegas hasta ella, 
cuando acercas a tus labios ese vino destilado 
de las cepas más excelsas 
que florecen de la tierra en sus viñedos.


No quisiera que se rompa este marco inmaculado 
donde el tiempo se detuvo 
y una mano de un arcángel fue a mi pecho y lo detuvo, 
le cambió las coordenadas de su rumbo, 
y una vez restablecida la conciencia, 
disfruté del cuadro hermoso de la vida. 
¡Me sentía renovado en un alma conocida! 
Era yo quien caminaba, 
quien buscaba con la vista los rincones más lejanos, 
los detalles más pequeños e imperfectos 
de las sendas y los montes. 
¡...Y encontré tanta belleza, 
que no puedo describirla en unas letras!


Sólo sé que no fue un sueño todo esto 
y que amaba y disfrutaba como siempre había soñado, 
con tu nombre en mi garganta, 
y tu risa en mi recuerdo.


Rafael Sánchez Ortega ©
30/05/12

UN DÍA DECIDÍ QUE MI CAMINO...

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Un día decidí que mi camino,
debía de romper muchas cadenas;
quería descubrir lo que sentía
el alma en libertad y sin fronteras.

Entonces se rompieron los tabúes,
los miedos a miradas indiscretas,
la fría sensación del desaliento
y el ansia de volar pasó muy cerca.

Y yo, como impaciente parvulillo,
surqué con la gaviota las mareas,
oyendo barcarolas por los aires
de remos y marinos en traineras.

También, entremezcladas con las olas,
surgían las canciones tan eternas,
aquellas escuchadas en las tascas
hablando de corales y sirenas.

Y entonces me quedé como extasiado
en medio del amor y la belleza,
tratando de entrever, con miopía,
un poco más allá de tanta niebla.

No sé si conseguí rezar al cielo,
más pude proseguir, con impaciencia,
marchar en libertad por el camino
a un mundo diferente de otras tierras.

Un mundo de belleza y utopía
marcado por la paz y la nobleza,
un mundo con miradas a los ojos
carente de nostalgias y promesas.

Un mundo donde todos nacen libres
y sacan el provecho de la tierra,
la cuidan, la laboran y cultivan
y esperan con fervor a las cosechas.

...Es fácil que a este mundo tan soñado
le falte el ingrediente del poema,
la nota de la alondra con su ritmo
y el río con la fuente y la gacela.

La cuerda del violín del viejo roble,
el haya tan altiva y tan soberbia,
el viejo castañar con sus misterios
y un viejo pastorcillo por la senda...

No importa si carece de lirismo
el mundo y la utopía más suprema;
importa el corazón que allí lo busca
y el labio que suplica a las estrellas.

El hombre que camina por la playa
y busca con su antorcha por la arena,
respuestas que no tienen soluciones
a duras realidades que lo asedian.

"...Un día decidí que mi camino,
debía de emprender nuevas fronteras;
quería descubrir lo que sentía
el alma en libertad y sin cadenas..."

Rafael Sánchez Ortega ©
30/05/12

NO QUIERO QUE ME RECUERDEN...

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No quiero que me recuerden
como esquela callejera,
ese papel que se pone
cuando la muerte nos lleva.

Quiero seguir en la vida,
en la rosa tempranera,
en el roble tan lozano
y en la brisa siempre fresca.
Yo quiero que me recuerden,
y que sientan mi presencia,
las personas tan queridas
cuando llega la marea.

Cuando el cielo se oscurece,
cuando venga la galerna,
estaré con mi recuerdo
y también con mis poemas.

Y estaré aquí, tan cerca,
sin que me aten las cadenas
de una vida y un pasado
con mil sueños y quimeras.

Por eso, antes lo dije,
no quiero papel ni esquelas,
recordatorios ni lágrimas
pues siempre estaré muy cerca.

Yo quiero que me recuerden,
y que lo hagan sin penas,
con alegría y cariño
como deseo y quisiera.

Porque seguiré a su lado
en otoño y primavera,
en verano y en invierno
y en los lirios y azucenas.

Y también, en tantas noches,
en que pasen los cometas,
estaré con los luceros
cortejando a las estrellas.

No quiero, en definitiva,
las esquelas en la iglesia,
ni la lágrima traidora,
ni un suspiro a la ligera.

Yo quiero que me recuerden
cuando sientan lo que lean,
y que digan que estoy vivo
por mis versos y mis letras.

Rafael Sánchez Ortega ©
29/05/12

NO DEJARÉ MORIR TANTOS RECUERDOS...

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No dejaré morir tantos recuerdos
vividos en los campos de Castilla,
aunque cambien los libros de la historia
intereses ajenos a la misma.

Seguirán esos días en el alma
desgranando la eterna melodía,
la del campo y la tierra cultivada
por el hombre paciente y su familia.

Es posible que hoy se les ignore
y que cambien los mapas las envidias,
y renazcan, sin más, los egoísmos
de personas carentes de alegría.

Es la envidia del pobre y el tirano,
de caciques sembrando la semilla,
del escajo cruel y, tan lascivo,
que nos hace sufrir y nos lastima.

Pero quiero que sigan los recuerdos
de esta tierra tan dura y tan sencilla,
de los hombres que duro trabajaron
por lograr del secano revivirla.

Fueron ellos, pacientes artesanos,
los que alzaron iglesias tan bonitas,
tras tallar cada roca con esmero
en labores de artista y cantería.

Yo recuerdo perderme en los trigales
y también navegar sobre las viñas
en un sueño de niño de colores
que juntaba mesetas con colinas.

Pero sigo sintiendo aquel lamento,
el repique llamando a la vigilia,
y sonaban las doce campanadas
en la iglesia del pueblo tan tranquila.

También tengo grabado en el recuerdo,
y me acude, de pronto, a la retina,
las cigüeñas del campo castellano
con su vuelo de gracia y simpatía.

Es por eso que quiero que no mueran
los recuerdos vividos en Castilla,
pues su tierra y su sangre se mezclaron
con mi tierra y yo quiero que pervivan.

Que perduren por siempre en el recuerdo,
aunque el mundo y la historia los supriman,
porque un día seremos responsables
devolviendo a la historia sus cenizas.

Rafael Sánchez Ortega ©
Haro, 26/05/12

ME HE QUEDADO SIN PALABRAS ESTA NOCHE...

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Me he quedado sin palabras esta noche
en que hubiera deseado relatarte la belleza
que percibo.
No es que brillen las estrellas en la noche,
que sí brillan,
ni que lleguen muchas olas cantarinas a la playa,
que sí llegan.
Es que hubiera deseado describirte la quietud
y hasta el silencio de las calles solitarias
de mi puerto.

Unas luces de farolas iluminan esa calle

y la salpican con el ámbar de colores de la misma.
Una luz imperceptible y añorada que se queda
suspendida de esta escena que contemplo,
unas luces caprichosas y arbitrarias
colocadas sin un orden ni un sentido
en las puertas de bodegas, en los cruces y fachadas
y en la orilla de los muelles alumbrando la ribera.


Pero sigo sin palabras admirando todo esto,
que me llega con la noche,
y no puedo transmitirte lo que siento.
Es un grito de la vida, lo que veo,
una triste melodía que la luz, con su silencio,
me transmite.
Una mezcla de pasión y de lujuria contenida en esa escena,
donde acaso los suspiros se contienen,
donde frenan los latidos el galope de los pechos,
donde solamente el aire, con su brisa, nos abraza
y es el viento solitario del nordeste quien que nos besa,
quien nos dice sin palabras un susurro
que estremece los sentidos,
quien nos habla y a quien digo que te hable y que te bese,
porque yo no puedo hacerlo en esta noche...


Rafael Sánchez Ortega ©
25/05/12

SERÁN LAS GOLONDRINAS LAS QUE LLEGUEN...

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Serán las golondrinas las que lleguen
y digan que está aquí la primavera,
que rompan el silencio de la tarde
e inunden de alegría nuestra tierra.

Que vuelen por balcones y ventanas,
que rocen a la torre de la iglesia,
y luego se retiren con la noche
buscando el tibio nido entre las tejas.

Aleros ancestrales las cobijan,
reguardos de la lluvia y ventoleras,
más ellas no precisan muchas cosas
tan sólo libertad para dar vueltas.

Y parten por caminos y sembrados,
y buscan por el campo y la pradera,
la pieza codiciada de alimento
que llevan al nidal, al dar la vuelta.

También, entre sus vuelos juguetones,
alegran la visión de los poetas,
que escriben y las miran sonriendo
y tachan, sin querer, alguna letra.

Los niños las observan complacidos
cruzar por esos cielos, cual centellas,
en vuelo horizontal, zigzagueante,
dejando sensaciones placenteras.

Llegaron, ¡cómo no!, las golondrinas
y entonces ya se puede abrir las fiestas,
las lindas romerías de los pueblos
la danza y el rabel de las aldeas.

Ya suenan los cohetes anunciando
el baile de la noche y la verbena,
y mientras en el nido, adormecidas,
están las golondrinas tan señeras.

Aquellas que inspiraron tantas rimas
grabada su figura en un poema,
y gracias a su vuelo, tantas gentes,
miraron por la noche a las estrellas.

Serán las golondrinas, sin dudarlo,
anuncio de una nueva primavera,
las mismas que aprendieron de los niños,
los sueños de sus almas tan inquietas.

Rafael Sánchez Ortega ©
25/05/12

POZO ARTESANO...

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Pozo artesano al que alimenta la lluvia
y las corrientes del fondo,
lugar de encuentro donde las lágrimas se juntan
y discurren,
lecho de sueños donde las hojas doradas del otoño
de la vida se relajan en la tarde,
tiempo precioso de recuerdos que desbordan los canales
de las venas aflorando la ternura de las almas.


Pozo artesano labrado con las manos de los hombres
que excavaron las entrañas de la tierra
hasta encontrar el agua tan preciada.
Hoy te alimentas no sólo de la lluvia,
también de los rocíos de la noche,
de la nieve en los inviernos
para aliviar las bocas palpitantes que se acercan a tu lado
y te buscan con sus labios tan sedientos.


Pozo artesano que fuiste un día
lugar de los deseos de los niños
y ahora estás vacío de los mismos.
Rescata su recuerdo y rescata las caricias que dejaron,
los suspiros que mandaron a tu fondo,
los susurros tan velados que te hicieron,
los secretos confiados y guardados en tus piedras
y rescata tantos besos que te dieron
y mandaron deseando ver la vida y ver el labio tan amado.


Pozo artesano que en la noche permaneces indolente y apagado.
No me niegues lo que pido.
No le niegues a los hombres sus caricias y recuerdos
que en tus bordes te dejaron hace tiempo.
No les nigues ese abrazo que reclaman
ni ese eco que ahora esperan que les llegue
como un líquido sagrado
y que calme tanta sed acumulada,
tantas ganas de abrazar y ser amados,
tanto Amor como tú llevas en tus aguas
y en tu alma.


Rafael Sánchez Ortega ©
24/05/12

DE TI APRENDÍ, LOS TRUCOS DE LA VIDA...

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De ti aprendí los trucos de la vida
para poder amar a la carrera,
para sentir también escalofríos
y para huir buscando a las estrellas.

Te conocí llegando de un vacío
envuelta en los jirones de la niebla,
venías con el alma destrozada
cubriendo tus pupilas la tristeza.

Nada te pregunté, solo el silencio
buscó entre tu mirada la respuesta,
la clave de llegar como llegabas,
cansada, malherida y hasta hambrienta.

Más poco a poco fuiste reponiéndote
con la brisa del viento y las mareas,
tus ojos recobraron la esperanza,
los labios la sonrisa tan sincera.

Llegaste a caminar tus propios pasos,
a cavar con tus manos en la tierra,
a sudar bajo el sol del medio día
y a sentir su caricia por tus piernas.

Entonces te volviste hacia mi lado
para tomar mi mano tan inquieta,
y nada me dijeron tus palabras
tan sólo tu mirada y tu presencia.

Recuerdo aquel momento y  no lo olvido,
recuerdo tu caricia tan extensa,
y siento los latidos de tu pecho
correr junto a la sangre de mis venas.

Fue un tiempo de emoción y de bonanza,
el tierno amanecer de dos gacelas,
estaban temblorosos, como niños,
los pétalos sembrados en las eras.

Vivimos los momentos más hermosos
uniendo nuestros labios sin cadenas,
callando nuestros besos los suspiros,
las lágrimas de amor y las promesas.

Vivimos lentamente aquel instante
que tú me confiaste sin reserva,
entonces le perdí temor al cuerpo
desnudo, que entregabas como ofrenda.

Amarte corazón, fue mi pecado
y me acuso de amarte tan de cerca,
amarte sin preguntas ni palabras
y recoger el fruto de la siembra.

"...De ti aprendí los trucos de la vida
para sentir Amor toda la fuerza,
el dulce escalofrío del amante,
que busca por la noche a las estrellas..."

Rafael Sánchez Ortega ©
24/05/12

YA VA LLEGANDO LA NOCHE...

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Ya va llegando la noche y el frío
se acrecienta en la rosada y el rocío.


Es fácil que ahora tiemblen las estrellas
y se acunen en los brazos de la luna los luceros.
Es fácil que los barcos de la ría ya se duerman
con el suave balanceo de las olas
que nos deja la resaca.
Es posible que las sombras de la noche
se diluyan con la niebla y se junten
con la bruma que penetra por la barra.
Es posible que te escriba en el silencio de este cuarto
mientras siento los latidos de mi pecho
cabalgar tan desbocados porque pienso en tu figura.


Yo no sé lo que ahora piensan los luceros
y los ángeles del cielo
y tampoco sé si existen,
aunque creo, como un niño, que me escoltan
y caminan tras mis huellas.
Yo no sé si tu dormitas en el lecho ó si vagas
en penumbras soñolienta tras el humo del cigarro.
Yo no sé si las lechuzas hacen guardia
en la ventana de la iglesia
y si duermen las palomas de los parques,
ni tampoco si las arpas y violines están listos
y esperando, en la tribuna, a tantos dedos
que les saquen los sonidos.


Sólo sé lo que yo siento,
lo que piensa mi locura soñolienta,
lo que habita entre los pliegues de mi pecho,
el suspiro contenido de mis labios
que te llaman por tu nombre y el susurro que me llega
con el eco, de tu voz y tu recuerdo...


Rafael Sánchez Ortega ©
23/05/12

VINISTE UNA NOCHE HASTA MI LADO...

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Tú viniste una noche hasta mi lado
y me entregaste un vaso de cerveza,
yo te miré un tanto sorprendido
balbuceando un "gracias" por respuesta.

Aquello fue el principio de un romance
en nueva juventud y primavera,
debía de olvidarme del pasado
para vivir contigo, en esa entrega.

Debía comprender que mis latidos
rompían nuevamente los esquemas,
llevándome a tu lado, sin palabras,
como el amante fiel que a ti te espera.

Quedamos en ser claros y sinceros,
en prescindir de frases y poemas
que a nada llevarían, sino al miedo
y hasta sembrar de dudas la cabeza.

Queríamos amar y ser amados,
dijimos con voz clara y muy sincera,
pero también queríamos respeto
y libertad en nuestras vidas plena.

Aceptamos sin más las condiciones
y embarcados, partimos por la senda,
buscando en esos días nuestros labios
el néctar del amor y la paciencia.

Pasaron unos días solamente
y sacudio mi alma la tristeza,
sentía que te amaba y no me amabas,
y que tú no cumplías las promesas.

Te pregunté, mirándote a los ojos,
si tenías, acaso, una protesta,
pero tú no miraste mis pupilas
y sí, miraste arriba, a las estrellas.

Entonces se rompieron los cristales
del vaso que bebía con paciencia,
hiriéndome en los labios sus esquirlas
y regando mi sangre por la tierra.

Sobraban las palabras de reproche,
sobraban las preguntas y respuestas,
tan sólo me quedé con tu mirada
y en ellas comprendí toda tu ausencia.

"...Tú viniste una noche hasta mi lado
y te fuiste otra noche de mi vera,
llegaste con un vaso delicioso
que apenas si probé con tanta niebla..."

Rafael Sánchez Ortega ©
23/05/12

ES LA HORA DE DORMIR...

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Es la hora de dormir
y dejar descansar los libros.
Se apagan las luces,
se cierran las ventanas
y los tomos se dejan indolentes
en la mesa.


La pluma reposa tranquila en su escritorio,
muy cerca del cuaderno abierto,
donde unos versos aparecen aparcados
y esperando la rima y el sonido.


Cerca hay una cajetilla de tabaco acabada,
un vaso con un poso de ginebra,
unas colillas apiladas en un cenicero
y una papelera donde duermen algunos borradores
inacabados.


"Es la hora de dormir", me digo, y debo hacerlo.
Ya sé que el cuerpo me pide que prosiga,
que continúe escribiendo,
que siga buscando la palabra precisa,
el verso ágil y sensual,
la rima alegre que llene tu oído
y la música sincera que llegue a tu alma...
Pero no es posible.
¡Hoy ya no.!


Debo retirarme a dormir y lo hago no sabiendo
si mañana podré continuar lo que he empezado.
Por eso quizás me rebelo contra el reloj
que marca la hora y contra el destino
que me condiciona.
No sé si mañana abriré los ojos,
ni sé si estaré vivo para continuar escribiendo,
y lo peor de todo
"no sé si estos versos te llegarán algún día,
para que en ellos recibas el mensaje de mi amor"


Rafael Sánchez Ortega ©
22/05/12

IGNORO SI A ESTA HORA ESTÁS DORMRIDA...

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Ignoro si a esta hora estás dormida
o buscas en el cielo las estrellas,
es fácil que no hagas nada de esto
y estés con tu cigarro y la cerveza.

No quiero que me digas lo que haces
prefiero conservarte tal cual eras,
la chica decidida y con futuro
la joven liberal y siempre abierta.

Tenías tantos sueños en el alma
y había tal locura en tu cabeza,
que entonces no entendí lo que querías
por culpa de la edad y la ceguera.

Tú fuiste divertida y cariñosa,
amiga del amigo sin reservas,
eterna enamorada de utopías
con alma ensoñadora de poeta.

Tú fuiste referencia en mi camino
y siempre me animaste con tus letras,
hablabas del futuro y de la vida
trazando mil proyectos a una meta.

Querías que escribiera de las gentes
de forma descriptiva y muy sincera,
que viera los esfuerzos del trabajo
y el vaso con el vino en la taberna.

Querías que narrara de sus dudas,
la gran interrogante sin respuestas,
aquella que camina y que mendiga
cual sombra puntual por las callejas.

Decías que la vida es una lucha
que en todos los hogares deja huella,
que luchan los obreros y burgueses
rompiendo en la pelea toda regla.

Pensabas que existía una esperanza
en todos los rincones de la tierra,
tan sólo precisaban para ello
los duros corazones de una esencia.

La esencia de saber que son mortales,
que viven cada día en una resta,
y entonces ese tiempo tan precioso
no debe malgastarse por sus venas.

"¡Que vivan!, -les decías dulcemente-,
que sientan a la sangre que bombea
que escuchen en los duros corazones
el poso de la infancia que les queda.

Que amen, como amamos los humanos
y lloren y sonrían cuanto puedan,
que busquen las miradas de los niños
ajenos a las dudas y a las nieblas..."

"...Ignoro si a esta hora estás dormida
o buscas por el cielo los cometas,
es fácil que sonrías mientras fumas
y acabas tu colilla y el poema..."

Rafael Sánchez Ortega ©
22/05/12

HOY TE VI Y NOS ENCONTRAMOS...

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Hoy te vi, y nos encontramos,
y no pude resistir la tentación
de acudir a mis recuerdos.


He buscado entre las páginas gastadas de mi vida
tu presencia y allí estabas,
con tus hojas ya doradas del otoño,
con la cara sonriente que recuerdo,
con tu voz y tu figura inconfundibles,
con la gracia y la ternura que eran tuyas
y que dabas y entregabas con afecto y con cariño.


He escuchado grabaciones de poemas
que escribiste hace tiempo
y que guardo fervoroso en la caja de alabastro de mi pecho.


He sentido que tú estabas ahí de nuevo,
con tu risa y la palabra entrecortada,
con el sello que te hacía tan distinta ante mis ojos,
con el aura juguetona de princesa y de gitana,
al mismo tiempo.


...Y he sentido escalofríos al venir a mis oídos
esa voz que me llenaba plenamente,
esas líneas que tus labios daban vida en la lectura,
y que tú, cuando escribías esas letras,
ni siquiera lo pensabas.


¡Era el tiempo del amor y las sonrisas!,
¡era el tiempo de los sueños infantiles
al que no me resignaba en el otoño de la vida!,
¡era el tiempo de vivir intensamente el día a día...


...Hoy te vi, y nos encontramos,
y no he podido resistir que, tras leerte y escucharte,
los recuerdos y nostalgias se apoderen de mi alma.

Rafael Sánchez Ortega ©
21/05/12

SI ALGUNA VEZ ME DIERAS...

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Si alguna vez me dieras
un beso de tus labios
sería el más dichoso
mortal de los humanos.

Sería como un niño
con pelo alborotado,
gozando entre los sueños
las mieles del verano.

Sería golondrina
de vuelta en los tejados,
sería la veleta
que está en el campanario.

Sería los luceros
que brillan en lo alto,
reflejo de ilusiones
que salen con los cantos.

Si alguna vez me dieras
así, sin más, tu abrazo,
vería mil visiones
con sones de arrebato.

Vería las mesanas
altivas de los barcos,
su quilla proa al viento
que rompe el mar silbando.

Vería los cipreses
envueltos en su llanto,
un tanto estremecidos
de luto y relicarios.

Vería a las personas
marchar pasito a paso,
buscando su destino
quizás en el trabajo.

Si alguna vez me dieras
la miel que te reclamo,
daría lo que tengo,
la vida por lograrlo.

Daría mi fortuna,
mis versos más preciados,
mi casa y mi dinero,
mis trajes y mi auto.

Daría todo aquello
que es mío y conquistado,
la risa y la alegría
a cambio de tu mano.

Daría simplemente
un paso atrás a cambio,
y así me marcharía
contigo y tu regalo.

"...Si alguna vez me dieras
un beso y un abrazo,
quizás no dudaría
en decirte que te amo..."

Rafael Sánchez Ortega ©
21/05/12

HUBO UN TIEMPO EN QUE LOS ÁRBOLES AMARON...

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Hubo un tiempo en que los árboles amaron
y lo hicieron de verdad,
sin medias tintas de por medio.


Yo era un niño aún y así me lo contaron.


Recuerdo aquella tarde y al viejo guardabosques
que contaba todo esto.


"Los árboles amaron en un mundo diferente.
Un mundo sin fronteras y sin guerras,
un mundo de alegría y de pureza
donde las aves se posaban en las ramas
y llegaban a sus nidos sin temores y sin miedos.
Era el alba de los tiempos con su carga de inocencia.
Por el bosque circulaban los ganados y los niños,
los venados y los hombres,
las alondras y mujeres que vivían y que amaban
y miraban a los ojos, sin pudor y sin vergüenza,
a pesar de estar desnudos.


"Todo era natural en ese tiempo
y hasta el musgo, con sus notas peculiares,
parecía detenerse junto al río y el arroyo.
Parecía que una mano misteriosa acunara
aquel espacio de la vida;
y los árboles se amaban y se hablaban
con suspiros y con voces transmitiendo poesía
con mil notas musicales de ternura
que llegaba hasta las almas de los hombres.


"Más un día, la avaricia y la codicia despertaron
provocando un cataclismo,
un incierto vendabal entre los árboles del bosque
y el amor se vio truncado por el odio,
la alegría de la luz se vio teñida de tinieblas
y de brumas,
empezaron a crecer los escajales y malezas
y los árboles lloraron axfisiados
en un mundo destrozado en mil pedazos.


"¡Todo era diferente y tan cambiado!
Hasta el hombre que vivía no entendía tanto cambio,
tanto odio acumulado,
tanta envidia y tanta guerra...


"Y los árboles lloraron y perdieron su belleza"


Yo era un niño todavía y recuerdo al guardabosques
enjuagándose una lágrima.
Aún no sé si fue su voz ó fue su mano
la que hizo que guardara todo esto en mis recuerdos.


"...Hubo un tiempo en que los árboles amaron
y lo hicieron de verdad, no como ahora..."


Rafael Sánchez Ortega ©
20/05/12

QUIERO ACUNAR A LA LUNA...

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Quiero acunar a la luna
en esta noche tan bella,
porque la luna se duerme
mientras la escribo un poema.

Es una noche estrellada,
como otra noche cualquiera,
hay gran silencio en el puerto
y una humedad que nos llega.

Trato de hablar al silencio
pero no quiere mi lengua,
presa del frío, tirita,
y hasta mis piernas flaquean.

Trato de ver adelante
en esta noche tan negra,
trato de ver el reflejo
de nuestra luna lunera.

Pero la luna se esconde
de mi mirada traviesa,
lanza suspiros y luces
entre las nubes viajeras.

Yo la persigo incesante
mientras la acuno y se deja,
y voy trazando mis versos
pasito a paso en la arena.

...Ya va pasando la noche,
la luna sigue coqueta,
con su reflejo plisado
que en la bahía refleja.

Nada comento y sonrío,
sólo me fijo en las letras,
esos susurros alados
que en la cuartilla se quedan.

Son como signos sin nombre,
como hormiguitas pequeñas,
esas que sueñan los niños
entre el jolgorio y la fiesta.

Pero las letras prosiguen
y continúa el poema,
mientras la luna en mis brazos
duerme hasta el alba contenta.

Rafael Sánchez Ortega ©
20/05/12

ESPERABA PODER LLEGAR HASTA TU LADO...

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Esperaba poder llegar hasta tu lado
y depejar las dudas que acosaban mis sentidos.
¡Llevaba tanto tiempo programando aquel instante...!


Y tú estabas allí, tras esa puerta,
esperando que llegara,
para hacer realidad todos tus sueños
y dejar volar tu fantasía.


Durante unos segundos pesé qué encontraría
y cómo me recibirías.


Pensé en un abrazo cálido,
en tu mirada profunda y directa,
en los labios tan sensuales que invitaban a besarlos,
en el escote de tu vestido que invitaba a seguir la piel
que suspiraba tras el mismo.


Pensé en tus manos y en tus dedos,
en tus brazos desnudos
y en los tirantes que colgaban de tus hombros,
como si fueran una frontera invisible
que tuviera que romper con mis labios
para seguir hasta tu cuello.


Pensé en tu espalda
y en la foto que un día me enseñaste,
y la vi de nuevo hermosa y atractiva
como un campo de seda donde posar los dedos
para proseguir el camino hacia adelante.


Pensé en tus nalgas y en tu vientre
y me estremecí al hacerlo,
quizás porque tú también te estremecías
y animabas a mis manos
a seguir en esa búsqueda incesante.


Pero volví a pensar en esa parte oculta de tus senos,
en ese pezón cubierto por la tela
que tan bien se adivinaba tras la misma.


Pensé en él y en su tamaño,
en el color oscuro que lo acosa y que lo incita,
en la respuesta posible ante mis besos
y en el gemido ahogado de tus muslos.

Pensé en...

Pero se abrió la puerta de tu cuarto
y me cegó la luz de tu mirada.


Rafael Sánchez Ortega ©
19/05/12

NO ROMPAS LA ALEGRÍA DE LOS NIÑOS...

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No rompas la alegría de los niños
y déjalos que jueguen a su aire,
precisan de vivir cada minuto
cubiertos con sus mágicos instantes.

los niños nos reclaman el cariño
y toda la atención en esta tarde,
dejémosles que sigan con sus juegos,
sus risas infantiles y donaires.

Seamos como niños en el fondo
viviendo los segundos inmortales,
juguemos con las nubes de los cielos
y hablemos a los coches en la calle.

Busquemos esa pizca de cordura
y hagamos caso omiso a las maldades,
los niños no precisan de estas cosas
si acaso la atención, que no les falte.

Dejemos aparcado tanto miedo
que solo beneficia a los cobardes,
la infancia es esa eterna primavera
que siempre recordamos agradable.

Es cierto que no todo es alegría,
que existen los momentos puntuales,
aquellos donde el llanto y la miseria
nos deja su reverso más notable.

Por eso yo reclamo la alegría
del niño que precisa con su sangre,
la piden los suspiros infantiles,
la quiere el corazón, por eso late.

"...No rompas la alegría de los niños,
que sigan en un mundo que renace,
que vivan cada día y cada instante
y sueñen en su reino con los ángeles..."

Rafael Sánchez Ortega ©
19/05/12

RECUERDO QUE BUSQUÉ TUS MUSLOS...

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Recuerdo que busqué tus muslos
y que bebí ansioso de tu fuente.
¡Tenía tanta sed acumulada!...


Sed de ti y de tu cuerpo,
sed retenida y alimentada al saberte cerca,
al sentir tu voz, tu aliento,
tu cuerpo enfebrecido que llamaba
con tu sangre desbocada,
tu pecho martilleando sin cesar bajo la blusa
y yo mirando aquella prenda tan sutil
que no dejaba ver su fondo.


...¡Y bebí, bebí!, me emborraché 
para librarme al fin de tantos miedos,
para sentir la libertad de ir a ti con mis sentidos,
con el deseo ardiente de mis dedos
queriendo recorrer tu cuerpo desnudado,
con mis labios temblando y mi lengua queriendo sentir
el roce de tu piel contra la misma,
y también, queriendo ir más allá.
Lamer tus muslos y tu vientre,
saciar la sed de su locura,
llegar al límite posible y dejar a cero
el contador del tiempo y de la vida,
para al final, embriagado de tu cuerpo y tu deseo,
poder dormir entre tus brazos.


Recuerdo que busqué tus muslos
y que tras rozarlos suavemente con mis dedos,
escribí en ellos un poema,
¡el más hermoso de mi vida!,
y luego mis labios se fundieron con tus labios
en un beso donde unimos nuestra sangre
y nuestra carne.


Rafael Sánchez Ortega ©
18/05/12

OLÍA A MIEL TU PELO EN PRIMAVERA...

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Olía a miel tu pelo en primavera,
a enredadera fresca en la mañana,
tenías la hermosura de lo eterno
y un sello inconfundible de elegancia.

Llegaste como llega el nuevo día
dejando claridad entre las almas,
luciendo tu figura silenciosa
y el talle y la silueta deseada.

No pude contestar a tu pregunta,
absorto entre tu voz y tu palabra,
no sé que contesté, ni lo recuerdo,
y tú me sonreíste con tu gracia.

Tu mano me ofreciste sin pedirla,
tan suave, tan sutil y delicada,
que yo me estremecí, cuando la mía,
rozaron a tus dedos en la playa.

La arena, rebosante de caricias,
el yodo de las algas nos dejaba,
aroma muy sensual y sugerente
surgido de mareas y resacas.

Entonces recordé que las sirenas
cantaban sus canciones desnudadas,
dejando sus cabellos sobre el pecho
y el resto de su cuerpo con escamas.

¡Qué cuadro tan bonito el de esa imagen!,
¡qué escena tan perfecta e inmaculada!,
yo quiero revivirla nuevamente
y ser protagonista en la distancia.

Quizás la primavera nos alivie
y rompa las cadenas con su magia,
libere nuestro mundo de pasiones
por sendas y rincones de esperanza.

...Y todo por oler a miel tu pelo,
a dulce enredadera liberada,
al seno palpitante que susurra,
que incita, que suspira y que nos llama.

A piel estremecida que amanece,
a rosa de pezón que vibra y clama,
a sauce virginal que gime y llora
pidiendo la caricia deseada.

No sé si en el momento tan sublime
el seno sienta el beso que derrama
la fuerza y melodía de la sangre,
y sienta su pasión acelerada...

"...Olía a miel tu pelo en primavera,
a enredadera fresca que clamaba,
tenías la hermosura de lo nuevo
y el alma con tu cuerpo apasionada..."

Rafael Sánchez Ortega ©
18/05/12

QUIZÁS DEBÍ DECIRTE QUE TE AMABA...

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Quizás debí decirte que te amaba
para evitar en el futuro estas cadenas,
pero entonces no pensé como ahora pienso,
convencido de un amor idolatrado.


Amaba porque sí y amaba tu figura.
Me contentaba con verte y adorarte en la distancia.
Con sentir tu voz fluída y joven,
esa voz inigualable, que aún hoy, al escucharla,
estremece mis sentidos.


Te amaba a pesar de tus mentiras
y a pesar de ese mundo que formabas
y me dabas a entender del que eras parte irreverente
por motivos del destino.


Yo sabía más de ti que lo que tú me confiabas.
Sin embargo me callaba y me decía
que era propio de la edad esa manera
de enfrentarte ante la vida.
Que acabarías renegando de ese mundo
para ver en el espejo de tu alma
todo aquello que tenía su importancia
y que el hoy y el día a día te ocultaba.


Tú me hablabas, por entonces,
de tus seres más queridos.
Unos seres inventados y reales, ¡ya no importa!,
pero fueron los que tú me confiaste,
y lo hacías proclamando la inocencia de tu causa.


Eras libre y no eras libre, al mismo tiempo.
Reconozco que atrapaste mi inocencia
y a la vez, encadenaste mi destino
a la figura vacilante de tus pasos por el mundo.


...Quizás debí decirte que te amaba,
aunque creo te lo dije muchas veces sin palabras,
mientras tú, sólo jugabas al amor
con un pelele entre tus manos.


Y es curioso todo esto,
porque en el fondo no te odio.


"...No se puede odiar a quien se ama..."

Rafael Sánchez Ortega ©
17/05/12

ERA UN BARQUITO DE VELA...

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Era un barquito de vela
en un lago de cristal,
con su palo de mesana
y su vela sin bordar.

Era un barquito pequeño
que le dieron de rapaz,
y en el mismo transportaba
a sus sueños por el mar.
Sueños rosas y esperanzas
de una infancia angelical,
donde todo era posible
con esfuerzo y con afán.

Hoy el barco envejecido
ha ocupado otro lugar,
rescatado por sus manos
del hollín y del desván.

Hoy le tiene en la salita
en un alto pedestal,
y le mira y le remira
con su estampa peculiar.

Él le habla y le contesta,
él le anuncia el vendabal,
y los días de bonanza
y las lluvias que vendrán.

Es el barco un gran tesoro,
un juguete de verdad,
olvidado por el tiempo
que precisa repostar.

Reparar el viejo casco
con profunda habilidad,
rellenar bien las bodegas
y estar pronto a costear.

A cruzar el mar profundo,
a vencer la tempestad,
soportando las galernas
y seguir en altamar.

El barquito sigue vivo
con su mástil sin igual,
con su proa incitadora
de sirena a quien amar.

"...Era un barquito de vela
en el alma del zagal,
que marchaba proa al viento
sin timón ni capitán..."

Rafael Sánchez Ortega ©
17/05/12

DE AUSENCIA ERA LA NOCHE...

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De ausencia era la noche,
de ausencia y negro el gran vacío;
quizás la soledad de aquel momento
hacía más profundos los recuerdos.


No me olvides, recordabas,
del escrito recibido en la mañana.
No me olvides, por favor,
que voy contigo tras tus pasos.


Eran letras que llegaron a tu lado,
era un grito desgarrado que pedía tu clemencia,
era el fruto de unos ojos que, llorosos,
imploraban tu mirada,
era el tierno corazón que conocías
y que amabas locamente.


Recordabas tantas tiernas madrugadas
con los ratos compartidos y charlando
de mil cosas diferentes,
escuchando los poemas recitados
leyendo los escritos aún calientes
que brotaron de tu mano.


...Pero el tiempo del pasado nunca vuelve
y no se vive de recuerdos...


Es hermoso retener en el recuerdo todo eso,
el abrazo imaginario de ese cuerpo tan amado,
la mirada temblorosa que te mira
y te contesta sin palabras,
el suspiro que se escapa de unos labios
que reclaman a tus labios con un beso,
el café que se comparte y que se toma
apurando la calada del cigarro entre los dedos
en un rato de silencio...


Hay escenas tan sublimes del pasado
que te abrazas a las mismas
y revives su recuerdo.


"No me olvides", te decía en la mañana,
"No te olvido", le contestas en silencio.


Rafael Sánchez Ortega ©
16/05/12