5.401 - LLAMÉ A TU PUERTA...



Llamé a tu puerta

y vi tus labios, tristes,

estremecerse.


Nada te dije

y nada me dijiste,

no hacía falta.


Porque el amor

estaba entre nosotros

y "sin palabras".


En nuestros ojos

cambiamos la tristeza

por dos sonrisas.


Luego, sin prisas,

nos dimos un abrazo

desde el silencio.


Unos gorriones

miraban esta escena

de primavera.


Y es que tu cuerpo

temblaba entre mis brazos

con mil suspiros.


Allí se unían

los sueños y proyectos

tan hilvanados.


Y allí empezaba

un mundo diferente

lleno de espinas.


Pero miraron

al cielo, nuestros ojos

y sonrieron.


Rafael Sánchez Ortega ©

04/03/23

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